Capítulo 48

37.4K 1.7K 45
                                    


Leah

Tristan me mira desde el salón observando cada paso y movimiento que hago. Me siento demasiado nerviosa para poder hablar y demasiado observada.
Se ha enterado que llevo más de dos semanas saliendo con Hayes, y sé, que hoy viene a echarme la bronca por ello.

Sirvo agua en un vaso y doy un trago. Tomo aire y lo expulso lentamente.

Bien, no puedo hacer más tiempo... tengo que hablar con él de esto.

No le tengo miedo a él porque sé que no me va hacer nada y nunca lo ha hecho, pero temo que se meta en una pelea con Hayes puesto que él no ganaría y terminarían los dos golpeados en el hospital y eso no quiero que pase. Ambos tienen bastante temperamento y juntarlos sería un error demasiado grande.

Está sentado en el sofá con la cabeza girada en mi dirección y sus manos entrelazadas. Su mirada es seria, intimidante pero no más que la de Hayes.
Sus ojos azules están puestos en mi y sé que ahora mismo me va a echar un sermón enorme por salir con un chico y más siendo como lo es Hayes.
Él siempre ha querido un buen chico, con un buen trabajo.. y no un chico malo lleno de tatuajes hasta el cuello. Pero las cosas a veces no suceden como uno espera.

—¿De qué quieres hablar, Tristan?
–pregunto susurrante, sentándome en el otro sofá.

Aparta la mirada y la lleva hacia sus manos, frotandoselas y volviendo a dejarlas entrelazadas.
Y vuelve a mirarme, con semblante serio y frío.

—No voy a echarte la bronca, ¿de acuerdo? Solo quiero hablar sobre tu novio. Me enteré el otro día, por parte de Adi, que estabas con... Hayes.
Sabes lo que te dije acerca de él y no me creo que ese tipo esté con alguien en serio. Va a jugar contigo, Leah.

Vale, ya está hablando mucho.
Suspiro, necesito estar relajada y tranquila.

Sabía que Adi no iba a guardar el secreto, aunque algún día se tenía que enterar de que estaba saliendo con él. Al menos no se lo dijo a los pocos días de habérselo dicho yo a él.

—¿Desde cuándo llevas saliendo con él o lo que estéis haciendo?

Trago en seco.

Tristan está esperando que le conteste, alza el rostro y menea la cabeza para que le de una contestación.

—Desde hace más de dos semanas –murmuro y hablo antes de que empiece a hacerlo él– no te lo dije porque sabía que te ibas a enfadar e ibas a ir a hablar con él y no quiero que entre tú y él hayan problemas. Es mi vida, tengo diecinueve años, no eres papá y ya soy lo suficiente mayor para saber qué y que no hacer en mi vida. Puedo equivocarme o no.

—Respóndeme a una cosa –dice serio y muevo la cabeza para que hable– ¿Te hace feliz?

Agacho la cabeza y sonrojada, asiento.
Puedo dar por hecho que mis mejillas están rojas.

Claro que me hace feliz, mucho de hecho. A pesar de algunos momentos de enfados, como tienen todas las parejas.

—Sí, mucho.
–respondo sonriendo.

—Sólo espero que te haga feliz y no te haga daño, más daño del que ya te hizó hace un tiempo. Porque entonces, tendré que ir hablar con él. Y no me importa, créeme que no, acabar en el hospital sin un brazo o un ojo. ¿De acuerdo?

Rio y sigue mis risas.
Asiento con la cabeza y me levanto caminando hacia él y le abrazo.

Sé que se preocupa y lo dice por mi bien. Y se lo agradezo, aunque ha sido demasiado brusco decir eso.

Destruyeme Donde viven las historias. Descúbrelo ahora