Capítulo 63

29K 1.6K 141
                                    


Sus manos sostienen mi cintura y sus ojos están penetrando los míos con una mirada demasiado intensa. Y él sabe perfectamente lo que está haciendo, por eso sonríe con suficiencia.

Raffael no es un chico malo, es un chico muy divertido y dulce. Además, quitando que es bastante guapo. Eso nadie puede negarlo. Pero aunque quiera pensar y hacerme la idea de que conocer a chicos va a ser mejor para mi, sólamente hay uno que invade mi cabeza y mis pensamientos a cada minuto y Segundo  del día.. tiene nombre y apellidos y una sonrisa que puede enamorar a cualquiera en cuestión de segundos.

—Me gustan tus ojos.
–murmura y sonríe de nuevo.

Sonrío tímidamente y le miro a los ojos, los cuáles bajan hasta mis labios y suben nuevamente hacia mis ojos. Y así, como cinco veces seguidas.

En una indicación de que quiere besarme, o al menos.. eso estoy entendiendo yo por ahora.
Pero no voy a hacer nada, no voy a besarle ni pienso hacer nada. Además de que no me gustaría hacerlo después de haber cortado hace una semana mi relación con Hayes. Yo no soy así.

—Gracias.. los tuyos también son bonitos.

Raffael me sonríe, una sonrisa ladeada.
Eleva una ceja y sube la mano hacia mi rostro tomándome por la barbilla y acercando su rostro peligrosamente hacia el mío.

Me retiro hacia atrás disimuladamente y él parece que lo nota y ríe agachando la cabeza. Algo cortado.

—Lo siento, pero acabo de salir de una relación y no quiero.
–susurro.

—Lo entiendo, ha sido precipitado por mi parte.. no tenía que haberlo hecho. Es normal, hace poco has roto con tu novio.. mierda, lo siento yo...

Se rasca la nuca incómodo y hace una mueca.
Suelto unas pequeñas risitas y niego con la cabeza, tampoco quiero que se incomode y se sienta mal por haberlo hecho. En el fondo, no tiene nada de malo.

Pero no quería ni quiero hacer eso. No me siento preparada para besar a otro hombre en menos de una semana después de haber roto con mi pareja.
No lo veo justo, aunque ahora esté soltera, da igual.

—No te preocupes.. podemos seguir bailando. Claro, si quieres.
–sonrío nerviosa.

Raffael ríe y asiente con la cabeza. Se encoje de hombros y seguimos moviéndonos y bailando al ritmo de la canción.

Al rato, volvemos hacia donde se encuentran los demás después de haber estado un gran rato bailando juntos.
Un nudo se forma en mi estómago con fuerza y otro empieza a formarse en mi garganta, mi cabeza da vueltas y siento un ligero mareo por los nervios.
No están solos, hay cuatro personas con ellos y uno de ellos.. es Hayes.

Cathy se da la vuelta cuando nos ve llegar hacia ellos y hace una mueca, mientras que menea su móvil al aire y con la otra mano lo a punta con el dedo índice.
Mi mirada no se despega de Hayes, sé que es él a pesar de que esté espaldas a mi. Lleva una chaqueta negra vaquera, unos vaqueros negros rotos, una camiseta blanca y unas zapatillas del mismo color.

—¿Estás bien?
–susurra Raffael en mi oído, yo me limito a a sentir.

Siento cómo el ritmo de mi corazón empieza a latir con más fuerza cada vez que me acerco más hacia el grupo. Hasta que lo noto girarse y cuando lo hace, se percata de que me encuentro a pocos metros de él, su mirada se clava en mi y en Raffael, dedicándole una mirada asesina y fulminante.
Frunce el ceño y contrae la mandíbula cuando su mirada viaja hacia mi cintura donde el brazo de Raffael está sobre mi.

Cathy me agarra del brazo y me estira levemente hasta ella, separándome de Raffael y llevándome hacia los baños de la discoteca, en el cuál me mete dentro.

Destruyeme Donde viven las historias. Descúbrelo ahora