Capítulo 31

40.6K 2K 160
                                    


Hayes

¿Qué cojones?

Ese cabron está tocando y besando a Leah. ¿Acaso son novios?

¿Por qué cojones no me dijo que tenía novio? lo negaba y una y otra vez y era cierto al final.
Aunque, no me importa. Quería follármela, ya lo he hecho, ya es otro periódico leído. Ya no la busco, no voy hacia ella cuando la encuentro en algún lugar.
Simplemente, paso de ella.

Hannah se sienta encima de mis piernas, a horcajadas, rodeando mi cuello con sus bronceados brazos. Y me besa.

—Eres precioso –murmura– deberíamos ir al baño, ahora...

Acaricia mi rostro sensualmente mientras que sonríe coqueta y lleva la mano hacia mi paquete. La aparto antes de que llegue y la levanto de encima mío.

Está borracha, y yo ahora no quiero follar con nadie.

—¡Joder, Hayis! Solo quiero un poco de ti, nnnn-no hace falta que me trrrates así.

Arrastra las palabras y ríe ella sola, mientras que balbucea algunas cosas sin sentido y que no logro entender. Da una patada en el suelo, resonando el tacón sobre este cuando me niego. Vuelve a su sitio de mala gana, tomando lo poco que queda de alcohol en su copa de un trago.

Sigo observándolos. Se están levantando y andando hacia la puerta, agarrados de la mano.
De repente, Leah se gira y su mirada choca con la mía mirándome por largos Segundos, sorprendida. No esperaba verme aquí.

Doy un trago a la cerveza y rio.
Ella frunce el ceño y se da la vuelta andando junto a él de nuevo. Despego la mirada de ellos cuando salen por la puerta.

Hannah se vuelve a acercar a mi. Pero esta vez, sentándose en el lugar donde minutos antes estaba Rick sentado. Colocando su mano en mi muslo y su rostro hundiéndose en mi cuello.

—¿No podemos ser como esos dos? Una pareja, feliz.

Joder.
No, claro que no.

Hannah y yo solo tenemos un vínculo sexual. Quedamos para follar y hasta la próxima follada no nos volvemos a ver. Y estamos bien yendo así, yo estoy bien así.

—No.

—¿Por qué?
–pregunta haciendo puchero.

—Porque esos son gilipollas. Tú y yo solo follamos y nunca tendremos algo fuera de esa burbuja de sexo.

Me da un golpe en el brazo y dice un par de insultos.
Levantándose de la mesa y andando hacia la puerta, moviendo las caderas e intentando controlarse para no caerse ni tropezarse. Aunque está tambaleándose cuando anda.

—¡Gilipollas!
–grita antes de salir por la puerta.

Rio y me encojo de hombros.
Es la realidad.

No voy a tener nunca ninguna relación con nadie.
Las relaciones amorosas me dan asco, lo único que consigues con eso es unirte a una persona y no poder hacer nada con otras.

Las relaciones no están hechas para mí.
Yo soy más de un aquí te pillo aquí te mato y si te he visto no me acuerdo.

[...]

Doy un trago a la cerveza.
Miro hacia mi izquierda cuando siento la presencia de alguien al lado mío. Aparece una chica morena sentada a mi lado, quien de repente me mira y me sonríe de forma coqueta. No le sonrío de vuelta.

—Una copa de lo que quieras.

Deja unos billetes sobre la barra y Jamie le pone de dos clases de bebidas alcohólicas.

Destruyeme Donde viven las historias. Descúbrelo ahora