Capítulo 24

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Las manos de Will se posan en mi cintura cuando entramos a la discoteca. Vamos todas las chicas juntas, buscando un lugar entre tanta gente.
Hasta que llegamos a un lugar donde hay un poco de hueco entre tantas personas y Carol llama a un camarero el cuál nos trae a nuestra mesa una bandeja con dieciséis copas.

Veo que Will hace una mueca cuando le ofrecen la copa pero aún así la toma para no hacerle el feo.
El chico moreno se va con la bandeja vacía.

—¿No la quieres?

Cathy le señala la copa que Will sostiene entre las manos.

—No, la verdad es que no me gusta el alcohol.

Cathy asiente y le pide si le puede dar la copa. Will asiente y se la da.

—Perfecto, gracias.
–le sonríe y Will se la devuelve.

—¿Para qué crees que la querrá?

—Es capaz de beberse las dos copas, pero se la va a dar a su novio. Se ha ido con él.

Will asiente.

—Esta canción es genial –dice moviendo su pie– Hoy estuvo bien la comida, podríamos repetir otro día. Mi tía me dijo ayer que fueramos a su casa algún día, vive sola junto a Ron, es un perro encantador.

Vaya, quién no supiera que somos amigos y vecinos, pensaría que somos pareja.
Cuando estoy con él es como si nos conocieramos de toda la vida. Hay confianza y estamos cómodos uno con el otro.

—Sería un placer ir algún día de estos. Me gustaría conocer a Ron.
–sonrío.

—Es buen perro, te caerá bien. Y seguro que tú a él también.
–ríe y me guiña un ojo.

[...]

La noche transcurre normal y divertida.
Después de una media hora hablando sobre temas diversos y bailar un poco, Cathy ha venido junto con Jake y nos han llevado a arrastras hacia la pista de baile. Y como nos apetecia bailar, nos hemos quedado.

Bailamos los cuatro juntos al ritmo de la música mientras que reímos y hablamos, o más bien, gritamos por encima de la música para poder entendernos.
Siento una manos en mi cintura que hacen que me sobresalte en el momento. Will se pega a mi.
Coloco las manos alrededor del cuello de Will, mientras que nos miramos a los ojos bailamos la canción que está sonando ahora mismo. Es algo movida.

—Me gustan tus ojos.
–dice mirándome mientras que sonríe.

Mis mejillas como ya de costumbre toma ese color rojizo.

Una de sus manos se apartan de mi cintura y se eleva hacia mi rostro, acariciando mi mejilla con su pulgar mientras que sus ojos están perdidos en los míos.
Estoy embobada mirando esos ojos esmeralda, son realmente preciosos.

Siento la música a gran volumen, la gente gritar y cantar. Pero sigo perdida en sus ojos, cuando veo su rostro acercarse muy lentamente hacia el mío.

¿Va a besarme?
Va a besarme.

Sonríe y sigue acortando distancia.
Cuando su nariz está apunto de rozar la mia, siento como una fuerza mayor a mi me empuja hacia atrás y siento unos labios gruesos y a la misma vez suaves chocar contra los míos.

No son los de Will, él los tiene finos. En cambio, siento un leve sabor a cigarrillos muy familiar.

Me quedo paralizada, sin saber qué hacer.
Unas fuertes manos agarran mis caderas pegándome a él y cuando llevo mis manos a su pecho, algo de metal da contra el lado de mi mano. Un collar.

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