Capítulo 23

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Ha pasado exactamente tres semanas desde que empecé a vivir sola, conocí a Will, con el cuál he hecho muy buenas migas con él y hace más de tres semanas que no sé nada sobre Hayes. Esta semana aparte de todo eso, he estado bastante ocupada.

Escucho como tocan la puerta con el puño, es él.

Me arreglo frente al espejo, me doy los últimos retoques y salgo disparada hacia la puerta principal.
Con una leve sonrisa abro la puerta y le sonrío, él me devuelve la sonrisa dulcemente.

—¿Estás preparada? Estás guapísima.
–me toma de la mano y hace que de una media vuelta.

Rio y él se une a mis risas.

Después, se acerca a mi mejilla y planta un beso que dura unos segundos y consigue que algunas mariposas revoloteen en mi estómago.
Asiento ante su pregunta y ambos tomados de la mano salimos hacia la cafetería. No está demasiado lejos, pero aún así, vamos en su coche.

Cuando llegamos me abre la puerta del coche después de salir él, como todo un caballero. Murmuro un leve gracias y él me responde con una sonrisa. Ambos entramos en la cafetería de su tía, Grace, sonríe cuando nos ve entrar y de inmediato se acerca hacia nosotros con una enorme sonrisa en su rostro. Y nos saluda con un pequeño y cálido abrazo. Siento como si la conociese de toda la vida.

—Oh, no os esperaba de nuevo por aquí –dice sonriente– me alegra volver a verte Will, y a ti también Leah. ¿Qué váis a tomar hoy?

Will me aprieta la mano y yo le sonrío.

Me aparta la silla para que me siente y después se dirige a la suya.

—Yo lo del otro día, un café con leche y un brownie.
–le sonrío.

—Yo lo mismo.
–dice Will mirando a su tía y después a mi.

Grace se va y nos deja a solas nuevamente.

—Me cae bien tu tía, es muy buena persona.
–murmuro y él asiente.

—Lo es. Siempre quiere lo mejor para los demás, es increíble.

Grace al cabo de un rato vuelve con nuestro pedido y lo deja encima de la mesa, despidiéndose con una sonrisa.

—¿Qué vas hacer esta noche?

Se lleva el café a sus labios y da un trago. Yo hago lo mismo antes de contestar.

—De momento nada. Si no me llama una amiga para ir algún sitio, pero lo dudo. Está centrada con su novio –hago una mueca y el ríe– ¿Por qué?

Se encoje de hombros.

—Nada. Por saberlo, ¿te apetece ver una película en mi casa? Digo, no va con segundas intenciones. Somos amigos y me pareció buena idea...

Yo río ante su nerviosismo y sus mejillas se tornan rojizas. Me fulmina con la mirada haciéndose en enfadado.

—Lo siento, siempre pareces tan seguro y hoy te has puesto nervioso.. sé que no lo dices con segunda intención, tranquilo. Y sobre tu pregunta, sí, me gustaría. No tengo nada que hacer.

Will termina sonriendo y asintiendo.

Todo esto lleva a que esta noche ya tengo planes; ver una película en casa de Will.
Al menos hoy no estaré aburrida en casa viendo películas y series sola sin comentar cada cosa extraña con alguien. Creo, que tendré que adoptar a un perro para que me haga compañía.

[...]


Toco el timbre de Will dos veces. Él me abre al segundo timbrazo y me recibe con una sonrisa, apartándose de la puerta para que pueda pasar.

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