Capítulo 60

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Intento gritar pero la mano hace más fuerza contra mi boca. Las carcajadas se escuchan cada vez más fuertes. Estoy empezando a tener miedo.

—¿Qué haces tan solita, en un día como este?

Estoy asustada.

No reconozco la voz, pero la risa se me hace bastante familiar. Su mano se desvanece de mi rostro, su brazo suelta mi cintura y me deja libre.
Aprovecho para girarme bruscamente para ver de quién se trata y entonces veo esos ojos verdosos y reconozco ese pelo rubio.

Sus labios están curvados sonriendo y sus ojos se achinan cuando sonríe. Tiene una ceja enarcada y los brazos cruzados mientras que sigue riéndose con suficiencia.

Golpeo su brazo y frunzo el ceño.
Menudo imbécil.

—¿Asustada, muñeca? Está a punto de volver a llover, las calles están solitarias y tú, vas sola.

Se acerca hacia mi y coloca un brazo por encima de mis hombros, dándome un leve empujoncito para que camine de nuevo hacia la dirección que estaba yendo. Nathan me mira de reojo.

—Me has dado un susto de muerte, Nathan
–refunfuño– eres un idiota.

Nathan ríe.Tiene la risa bonita, pero no más que la de Hayes.

Hayes...

Él sabrá donde está o que ha hecho estos días que no nos hemos visto. Quiero preguntarle sobre él, pero otra parte de mi no quiere hacerlo.

Un Audi blanco de cinco plazas para ser exactos, se detiene a un lado nuestro. Me fijo en quiénes hay en el interior y unos ojos grisáceos se cruzan con los míos provocándome un fuerte nudo en la garganta y un leve cosquilleo que pasa por todo mi cuerpo.
Es él, es Hayes.

Su mirada está clavada en la mía, tiene el ceño fruncido, como siempre. Pero desvía la mirada hacia Nathan, ignorándome.

—Vamos, Nathan.

—Ten cuidado por las calles.
–murmura Nathan y me regala una sonrisa amable.

Le sonrío levemente, una sonrisa corta y devuelvo mi mirada hacia Hayes, pero el ahora tiene la vista clavada en la carretera.

Nathan abre la puerta de la parte trasera y entra deslizándose por el asiento, pero antes de que la cierre, me mira de nuevo; —¿Quieres que te llevemos?

¿Ir en el mismo coche que Hayes?
No, gracias. Sería demasiado incómodo.

—No, gracias. No está tan lejos donde voy a ir, gracias por ofrecerme ir con vosotros.

Nathan niega.

—No, de verdad, no es ningúna molestia. A Phil no le importaría llevarte, y a mi tampoco. Venga, entra.

Niego con la cabeza y meneo la mano.

—No hace falta de verdad Nathan, voy a estar bien.

—Tenemos que irnos.
–comenta Hayes serio.

Un trueno se escucha y leves gotas comienzan a caer. ¡Mierda!

Recuerdo que tengo el paraguas y un peso de encima se quita. La lluvia parece que va a empezar a apretar y Nathan me vuelve a insistir que me meta en el coche y finalmente acepto. Se me va hacer imposible andar con esta fuerte lluvia.

Phil está en el asiento del conductor, Hayes está en el asiento del copiloto y en la parte trasera se encuentra Nathan junto al chico de cabeza rapada que según sé, se llama Rick.

Destruyeme Donde viven las historias. Descúbrelo ahora