Cuando salgo del baño después de más de cinco minutos, veo a Hayes todavía durmiendo.
Está boca a bajo con un brazo por debajo de la almohada y otro estirado a lo largo del colchón, durmiendo placidamente. Sonrío al verle y me doy la vuelta para ir hacia la cocina y hacer algo de café.

—Pensaba que te habías ido

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—Pensaba que te habías ido.
–escucho a Hayes entrando por la puerta de la cocina mirándome sonriente.

Sonrío al verle y niego con la cabeza, se acerca hasta donde yo me encuentro y envuelve sus brazos alrededor de mi cintura.

Sonríe y me abraza colocando sus manos en mi cintura y apoyando su cabeza sobre mi hombro chocando su respiración tranquila contra mi cuello causandome escalofríos por todo el cuerpo. Deja un beso en esa zona y después otro en mis labios para finalmente separarse de mi y dirigirse hacia la cafetera.

—¿Has dormido bien?
–pregunta.

Asiento con la cabeza en silencio y en una sonrisa:
–¿Y tú?

—Mejor que nunca –sonríe ampliamente y me guiña un ojo– aunque poco hemos dormido.

Su comentario consigue ponerme las mejillas sonrojadas. Le fulmino con la mirada y me siento en uno de los taburetes de la isleta junto con él, quien imita mi movimiento sentándose a un lado mío.

—¿Qué vas hacer hoy?

—No lo sé. Quizás vaya con Cathy o Dylan alguna parte, ¿Por qué?

Se encoje de hombros y moja la magdalena en el café.

—Por saberlo. Yo hoy iré con los gilipollas estos a ver una pelea clandestina y luego iremos por ahí después a beber o algo.
–se vuelve a encojer de hombros y da otro mordisco a la magdalena.

Frunzo el ceño levemente.

No sé por qué pero siento que algo malo va a ocurrir y que estará rodeada de chicas mojabragas que intentarán tener algo con mi novio. De él me fío, al menos un ochenta por ciento, pero de ellas quiénes sean... no.

La mirada de Hayes está puesta encima mía, mirándome con una ceja elevada y una sonrisa llena de malicia.

—¿Qué te pasa?

—Nada –murmuro entre dientes– ¿Acaso me tiene que pasar algo? Solo estoy desayunando.

Siempre he sido mala mintiendo. Siempre me han descubierto a la primera por eso nunca suelo mentir, siempre acaban pillandome, soy un desastre.

Hayes ríe a mi costa y niega con la cabeza llevándose el último trozo de Magdalena a la boca.

—¿Estás celosa? –pregunta y suelta una carcajada larga– sabes que eres la única para mí, aunque hayan veinte chicas alrededor mío jamás miraría a otra como te miro a ti.

Ignoro su mirada y sigo centrada en el café dándole vueltas con la cuchara una y otra vez.

Las manos de Hayes toman mi rostro para conseguir que le mire a los ojos, pero no lo hago, simplemente aparto la mirada.

—Hey mírame –sus ojos buscan los míos y termino por mirarle– no tienes que estar así, no voy a hacer nada malo, no me interesan las otras chicas, sólamente tú. No me permitiría perderte de nuevo, ni loco te dejaría escapar otra vez.

Suspiro pesadamente.
Confío en sus palabras, o al menos.. eso intento hacer.

—Te amo, Leah. Tenlo claro, amor.

Sonrío como tonta al oír salir de su boca «amor» cosa que me causa un cosquilleo en mi estómago.

Su rostro se acerca al mío y cierro los ojos al sentir el cálido toque de sus labios sobre los míos.
Un beso corto pero intenso, lleno de sentimientos.

—Te amo, Hayes.

Sonrío y él me devuelve la sonrisa seguido de un beso. Esta vez un beso largo, sin pausas, volviendo a nuestra ya extrañada burbuja. Suspiro entre sus labios cuando nos separamos y su frente se apoya sobre la mía dejando un tierno beso en la punta de mi nariz. Sus brazos se enrollan alrededor de mi cintura pegando nuestros cuerpos uno al otro.

Rio por alguna razón que ni yo misma sé y sus manos agarran mi muslos y con un pequeño saltito consigue colocarme en su cintura enrollando mis piernas alrededor. Siento el frío mármol de la isleta en mis piernas desnudas, pero no le doy importancia y sigo centrada en el beso. Las manos de Hayes agarran la camiseta suya que llevo puesta y la saca por mi cabeza tirándola al suelo y de seguido lleva su boca a la zona de mi cuello y clavícula, repartiendo torturosos y húmedos besos por la zona. Enrollo mis dedos en su corto pelo y muerdo su labio inferior ganándome un gruñido de su parte.

La situación se torna con más deseo y cuando estamos a punto de llegar al último paso, con la respiración agitada, el timbre suena arruinando todo.

Hayes maldice por lo bajo y se separa de mi enfadado y con el ceño fruncido, se agacha y toma la camiseta que minutos antes ha tirado al suelo y me la pasa para que me la ponga. Doy un pequeño salto bajando de la isleta y me siento en uno de los taburetes mirando a Hayes mientras camina hacia la entrada y abre la puerta contrayéndose los músculos de sus brazos y espalda viéndose demasiado sexy.






¡Hoolaaa! :)

Creo que voy a tener que a largar la historia un capítulo o dos más. Por lo que según tengo previsto, el capítulo final será el cap 91-92.

Parece que desde que han reconciliado, se están dando demasiado amor jajaja..

¿Quién habrá interrumpido el momento mágico?

¡Nos leemos!
❤❤❤❤❤

Mi Instagram:
@Neferktiti

Destruyeme Where stories live. Discover now