[...]

—Ya te he dicho, quiero ir a ver como está.

Will hace un gesto de desaprobación y niega con la cabeza en repetidas veces.

No está de acuerdo con que vaya a ver a Hayes.

Según él, es un agresivo y no debería juntarme con gente como él, específicamente con Hayes. Pero somos amigos o algo así, y estoy preocupada por él.

—Bueno, vale. Si ocurre algo no dudes en llamarme y vengo a por ti en seguida. ¿De acuerdo?

Asiento y dejo un beso en su mejilla. Abro la puerta del coche y salgo de éste, Will me mira por la ventanilla y nos despedimos.

[...]

Al subir a la planta donde vive Hayes siento el corazón latirme fuertemente dando contra mi pecho, estoy muy nerviosa y millones de mariposas hay en este momento en mi estómago.

¿Por qué me ocurre esto?

Doy un suspiro y camino hacia la puerta de él, alargo el brazo hacia el timbre y toco una sola vez. Doy un paso hacia atrás quedando en frente de la puerta, con mis manos juntas y con una pierna temblando levemente.

De repente se escuchan pisadas al otro lado de la puerta y mi corazón sigue palpitando con fuerza y cuando la puerta va abriéndose, mi corazón se detiene. La misma chica que ví hace un tiempo en el bar junto con Hayes y los demás, está en frente mio mirándome de arriba a bajo con una ceja alzada.

—Que te den Hayes, aquí tienes a otra esperándote. Espero que no sea tan tonta para caer en tus juegos.

Pasa por un lado mio bastante enfadada, con cara de enfado y el ceño fruncido. Ha tenido que pasar algo con Hayes para que haya salido de ésta manera de su casa.

La pierdo de vista cuando se monta en el ascensor y las puertas de éste se cierran desapareciendo totalmente. ¿Qué hacia ella aquí?

Vuelvo a escuchar pisadas.
Estoy aún frente a la puerta, sin saber que hacer: si pasar dentro sin permiso y verle, o darme la vuelta e irme. Decido hacer lo segundo, pero una voz a mitad de camino me llama;

—¿Leah?
–dice mi nombre detrás de mi.

Me giro lentamente y le veo con medio cuerpo fuera de la puerta, inclinado y mirándome.
Me doy la vuelta al completo y ando hacia él, aunque no debería hacerlo después de haber visto a una chica salir de su casa. Me ha sentado algo mal, aunque no debería porque no somos pareja.

Me fijo en su rostro y puedo darme cuenta que tiene alrededor del ojo un morado bastante notable y algo hinchado, algunos rasguños por el rostro y la ceja y el labio partido y tienen unas mini tiritas en esos lugares. No me gusta verle así de golpeado.

—¿Qué haces aquí?
–pregunta con su voz ronca.

—Me enteré de que.. bueno, que te ocurrió esto. Y quería venir a ver como estabas.

La mirada grisácea de Hayes está puesta sobre mí, una mirada intimidante y seria.

Asiente con la cabeza y se aparta de la puerta para que pueda pasar, y entro. Sin decirme nada, manteniéndose en total silencio.

—¿Cómo estas?
–pregunto murmurante.

—Bien, no fue nada. He tenido peores peleas y golpes más fuertes que estos.
–se encoje de hombros.

—Estás bastante golpeado y hecho mierda. No digas que estás bien Hayes. ¿Por qué lo hiciste?

Cuando suelta un suspiro, tensa la mandíbula y frunce el ceño, me doy cuenta de que no debería haberle preguntado eso. Mejor dicho, no debería de haber dicho nada. Tenía que haberme mantenido en silencio.

Es un chico al que no le gusta hablar de sus cosas privadas, le cuesta mostrar sentimientos y no le gusta que se metan en su vida. Puedo saberlo y notarlo sin ni si quiera haberle preguntado sobre él.

Son cosas que, simplemente se saben.

—Son simples peleas que hago. Me pagan dinero por cada pelea, me gusta pelear en ellas, eso es todo.

Claras palabras.
Asiento con la cabeza y decido no preguntarle nada más ya que no va a ser nada cómodo y no quiero que la situación entre nosotros, ahora que parece que va bien, se tuerce y discutamos de nuevo.

Me acuerdo de la chica que ha salido antes enfadada y cabreada con él y sin formular y pensar bien la pregunta, escapa de mis labios.

—¿Quién era la chica que ha salido antes? Parecía estar enfadada...
–murmuro.

Hayes me mira, está prendiendo un cigarro.

Esta es su casa y obviamente no puedo pedirle que no fume cerca mío. Me mandaría a la mierda, y lo entendería.

—Una amiga. Quería que la follara y le he dicho que no, está resentida.

Se encoje de hombros tan tranquilo y da una calada al cigarro que sostiene entre sus labios.

Me gustaría poder ser como él, sin preocuparme sobre lo que la gente opina sobre mí y hacer lo que me de la real gana.

—Vaya...
–susurro.

Pasan varios minutos en silencio.

Y creo, que debo marcharme antes de que sea demasiado tarde. Ya he venido para ver como estaba, he visto que se encuentra bien. Es hora de irme.

—Creo que... tengo que irme.
–murmuro y la mirada de Hayes se clava en la mía.

—¿Tan pronto? Acabas de llegar.
–responde.

Lo dice serio, sin burla. Y me sorprende, pensaba que iba a aceptar o echarme de su casa.

Una chispa se enciende en mi interior.
¿Quiere que me quede aquí más rato con él?

Acorta la distancia y se coloca en frente mío.
Alarga la mano y toma mi rostro, acariciando con la yema de su pulgar mi barbilla y pasándolo levemente por mi labio inferior, rozándolo.

¡Holaaa!!

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¡Holaaa!!

Oh vaya, Leah preocupándose por Hayes...

Yo creo que ella está sintiendo algo por el.
Pero sobre Hayes no lo sabemos aún, es bastante.. misterioso

Comentad que pensáis! Os leo y respondo siempre :)

¡Nos leemos!
❤️❤️❤️❤️

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