—Sí. Adiós mamá, nos vemos otro día.

—Adiós chicos, cuidaos y tened cuidado en la carretera.

Nos despedimos de ella con un beso en la mejilla y un abrazo cariñoso y después me vuelvo a despedir de ella pero esta vez con la mano cuando ya estamos saliendo de casa, a lo lejos.

Salimos de casa y nada mas hacerlo, golpeo su brazo.

—Auch, ¿qué te pasa?

Se frota el brazo y ríe.
No le he hecho daño, pero es así de dramático.

—Eres idiota, ¿por qué le dices a mamá que tengo novio?

—Tiene que saberlo, es tú madre.

—Lo sé, pero no quería hacerlo de momento. Hasta que no llevemos más tiempo.

Ambos caminamos hacia su coche el cual está en frente del edificio.

—Lleváis un jodido mes. Ya era hora, ¿no?
–enarca una ceja y me mira.

Mi mente le hace burla a su comentario y ruedo los ojos pasando del tema.

Llevamos un mes, pero para mi todavía es bastante pronto.

[...]

En todo este mes no he vuelto a saber nada de Hayes y me alegro en cierta manera de que haya sido así, desde ese día que lo tiré de casa no ha vuelto a venir.
Algunas veces lo he visto y hemos intercambio algunas miradas silenciosas e intimidantes, pero ya está, nada que sobrepase esa línea. No he vuelto a enviarme mensajes absurdos, ha venir a casa sin avisar o simplemente colarse.

El otro día lo ví con una nueva víctima que se iba a llevar a la cama. La chica parecía estar feliz y contenta, una más de su lista.

—¿Vas a querer algo más?
–pregunta Will.

Niego con la cabeza. Los ojos esmeralda de Will, me miran fijamente.

—Estoy bien con esto. Hoy no tengo mucha hambre.
–murmuro.

Will me mira y hace un gesto de desaprobación.

Su mano agarra la mía por encima de la mesa y entrelaza nuestros dedos, con sus ojos intensos clavados sobre los míos.

—¿Nos vamos a casa? Tengo que hacer unos papeleos del trabajo, te recojo mañana del insituto y nos vamos a comer juntos. ¿Te parece?

Asiento levemente con la cabeza.
Will pide la cuenta y deja el dinero en la bandejita que le dan con la cuenta incluída. Y nos vamos.

Al llegar a la planta donde Will vive, se gira hacia mi y me toma por la barbilla juntando nuestros labios en un rápido y corto beso.

—Te quiero.
–murmura.

—Yo también, nos vemos mañana.

Sonrío y él me devuelve la sonrisa, dejando otro beso pero esta vez en mi mejilla. Toco el ascensor y subo dos plantas más arriba.

Al llegar a mi planta, me quito los tacones y los tomo agarrándolos con la mano, camino hacia la puerta de casa y saco las llaves introduciendola en la cerradura abriendo la puerta y entrando. Cierro con llave y me dirijo hacia el salón, cuando un grito escapa de mi boca.

—No deberías dejar llaves de copia debajo de la alfombra. Cualquiera podría entrar.

Ahogo un grito de miedo, no me esperaba a nadie y menos a él.

Destruyeme Where stories live. Discover now