97. HARRY POTTER

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Snack

Omegaverse

El comedor, como siempre, era un bullicio de voces, era imposible centrarte en tu conversación mientras escuchabas las de todo el salón. Por eso mismo Severus únicamente se dedicaba a comer, vigilaba a sus serpientes y se aseguraba de tomarse su supresores de forma disimulada para que nadie lo notara y pudiera mantener su fachada de beta. Bebió de su copa, donde había vertido el supresor, mientras veía a Dumblendore levantarse y acercándose feliz hacia el centro de la mesa para estar a la vista de todo el mundo. Severus rellenó su copa con un poco de vino mientras disfrutaba el silencio que él anciano había provocado.

- Alumnos de Hogwarts, como sabéis el profesor Lupin este año no dará clases de DCAO.- Dijo ganándose quejas de muchos de los alumnos.- Pero he encontrado un gran sustituto. Saludad a vuestro próximo profesor de DCAO, Sirius Black.- Dijo consiguiendo que Severus mirara hacia la puerta de personal mientras sonreía acariciando su melena. Severus aplaudió con una mueca molesta mientras miraba al Alpha saludar a Potter, todos se callaron antes de que Sirius se sentara a su lado y lo mirara con una mueca arrugando su nariz.

- ¿Quejicus has estado con algún omega?- Severus se tensó mirándolo de reojo mientras cortaba la carne de su plato. Era imposible que Sirius pudiera captar su aroma, este estaba siendo tapado por la poción que se acababa de tomar.

- No se de que me estas hablando Black.- Dijo levantándose y saliendo de allí haciendo que su capa volará con elegancia.

No podía arriesgarse que nadie se diera cuenta de su condición y menos su enemigo de la infancia. Severus se detuvo en la puerta de su despacho y respiró hondo antes de abrir la puerta y entrar. Se detuvo delante del escritorio mientras negaba con suavidad, sus hombros se tensaron al escuchar la puerta cerrarse con suavidad notando el aroma a bosque en el aire. No se movió pensando en el mejor hechizo para huir de ahí, sin dejar muy malherido a Black.

- Solo quiero hablar, así que suelta la varita.- Severus se tensó mientras la cogía con más fuerza la varita girándose para quedar cara a cara con el Alpha.- Ese es tu aroma ¿Desde cuando eres omega?- Preguntó tenso Sirius, Severus clavó lo ojos en los del Alpha levantando una ceja con obviedad.

- Creo que tu inteligencia es suficiente para responderte eso tu solito.- Black sonrió de forma ladina mientras negaba con suavidad apoyándose en la puerta. Severus en cambio se puso detrás del escritorio para poner el máximo espacio posible.- Lo que yo no logro comprender es como tú puedes captar el aroma.- Dijo mirando sus notas, buscando algún error en su receta.

- Oh eso.- Sirius sonrió avergonzado mientras cruzaba los brazos en su pecho.- Mi olfato está más desarrollado que el de cualquier Alpha, es por mi forma animada.- Dijo encogiendo los hombros, Severus lo miró acercándose a él, aun manteniendo una distancia prudencial.

- ¿Eres un lobo como Lupin?- Black negó mientras se acercaba descruzando sus brazos, se detuvo a unos metros del pocionista inhalando su aroma antes de pasar la lengua por su labio.

- Soy un can, mas no un lobo.- Dijo divertido antes de coger la barbilla de este y mirarlo a los ojos fijamente.- Un precioso perro negro.- Dijo consiguiendo que Severus lo mirara indiferente, ocultando la sorpresa al unir los puntos de los acontecimientos del años anteriores.

- De acuerdo. Pues con ese detalle innecesario aclarado, creo que debería irse de mi despacho profesor Black.- Sirius cogió con un poco más de fuerza la barbilla del hombre mirando a los de Severus con una sonrisa ladeada.

- No te puedes ni imaginar lo caliente que me pone tu olor a omega y que me llames Profesor Black, de haber sabido esto antes te hubiera cortejado en vez de atacado.- Severus clavó la punta de su varita en el pecho de Sirius mientras lo miraba de manera amenazante.

- Si que tratas bien a una persona depende de su casta, déjame decirte que eres igual a tu madre.- Sirius se separó del omega mirándolo enfadado antes de salir dando un portazo. Severus suspiró bajando la varita y negando con suavidad, le esperaba un año estresante con ese chucho pulgoso.

*

Severus detuvo su paseo delante del lago negro antes de escuchar el crujido de las patas del perro a su espalda. Se había dado cuenta que lo seguía desde hacía un rato, pero había preferido ignorar su presencia para que se fuera. Pero el omega no contó con que el Alpha no se daría por vencido tan fácilmente. Severus deslizó su varita por su manga con cuidado agarrándola con fuerza sin que Sirius notara esos movimientos. Escuchó los crujidos que las patas del perro hacían y mordió el interior de su mejilla esperando que estuviera más cerca para inmovilizarlo. Movió su pulgar notando los símbolos tallados en la madera antes de girarse. Severus miró sorprendido como Sirius mantenía su mano inmovilizada impidiendo que cualquier hechizo lo golpeara directamente.

- Severus, Severus.- Susurró divertido Sirius mientras que con la otra mano cogía la barbilla del profesor.- ¿Crees que mis doce años en Azkaban no sirvieron de nada?- Preguntó acercándose más al profesor, Severus lo miró mal antes de golpearle debajo de las costillas con su mano libre. Sirius se separó gruñendo de dolor mientras hacía muecas mirando al omega.

- ¿Crees que mis diecisiete años como mortifago han sido en vano?- Preguntó mientras se arreglaba la túnica y cogía bien su varita apuntando directamente. Sirius se recuperó un poco sonriendo de forma burlesca antes de acercarse a paso lento. Severus notó a su omega ponerse nervioso mientras él aroma a bosque intensificarse consiguiendo que tuviera la necesidad de enseñar su cuello.- Black.- Siseó entre dientes Severus lleno de odio, lo que más odiaba en ese mundo era que utilizaran su casta de omega para controlarlo.- Deja de hacer eso.- Dijo dando un paso hacia atrás, ese olor le estaba pareciendo atractivo, acogedor. Severus hizo brillar sus ojos con odio consiguiendo que Sirius se detuviera y dejará de emitir las feromonas.

El omega gruñó enfadado yéndose de allí lo más deprisa que pudo para que Sirius no lo pillara. Por eso odiaba tanto al animago, conseguía despertar su instinto más primario, ese que, a bases de supresores y mucha fuerza de voluntad, mantenía bajo control y casi inactivo. Se detuvo apoyándose en la pared mientras respiraba de forma errática, podía sentir su aroma siendo liberado, como Sirius había provocado que los supresores dejaran de hacer efecto.

- Severus tranquilo.- Susurró una voz a su derecha, se giró asustado mientras que Sirius lo miraba con cuidado, Severus gruñó notando como sus ojos de omega brillaban unos segundos como aviso.- No quería provocarte nada, lo siento. Déjame ayudarte.- Severus lo apuntó con su varita mientras volvía a temblar, sintiendo a su omega nervioso y deseoso.

- No te acerques Black.- Dijo notando como el agarre de la varita fallaba ligeramente.- Has despertado a mi omega y su celo y no te voy a dejar hacerte cargo.- Dijo apretando las mandíbulas sintiendo una ola de calor por todo su cuerpo.- Te odio, lo tenía controlado para que fueran regulares.- Dijo poniéndose de cuclillas cerrando los ojos notando como su entrada empezaba a humedecerse.- ¡Joder!- Gritó cayendo al suelo cuando una ola fuerte provocó que un dolor muy fuerte en el vientre.

Sirius se acercó y acarició el pelo antes de pasar su nudillo por la mejilla notando demasiada caliente. Sirius miró a su alrededor y negó cogiéndolo a peso y entrando al colegio, camino a paso rápido hasta su despacho, entró y se dirigió directamente a su propia habitación, dejando en la cama a Severus. Sirius se acercó acariciando de nuevo la mejilla y el labio del profesor, Severus abrió los ojos brillosos y húmedos. Sirius suspiró antes de acercarse y dejar un beso en la frente del hombre. Salió cerrando la puerta mientras negaba con cansancio. 

Tener ahí a Severus en celo era una tentación muy grande, pero este ya había dejado claro que no quería ser tocado, así que respetaría eso. Miró su despacho antes de acercarse a la puerta y cerrarla con seguro. Escribió una nota rápida a Albus antes de volver a sentarse en la puerta escuchando los gemidos de Severus desde dentro, suplicando que le ayudara. 

Después de que esos días pasarán Severus iba a freír el culo a cruciatus, esperaba que el omega fuera compasivo con él. Esos días se dedicaría a planear el cortejo de este, lo haría de forma perfecta y  así poder evitar que hubieran confusiones por segundas intenciones o algo parecido. Conseguiría cambiar la imagen del joven gilipollas que Severus tenia de él, para que fuera su omega y se unieran como una pareja normal.

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