155. HARRY POTTER

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Este es un especial por el cumpleaños de nuestro Harry Potter, espero que lo disfrutéis.


Drarry

El ruido de risas de niños y de pasos descalzos y rápidos fueron lo que despertaron a Harry esa mañana, en otras circunstancias se hubiera levantado asustado para apagar el fuego, que estaba seguro de que habría. Pero esa mañana se permitió relajarse, Ginny se había quedado a dormir esa noche en casa, así que dejaría que se encargara de los tres torbellinos que tenían por hijos. Algunos golpes también llegaron desde la cocina, pero Harry simplemente se rio intentando recordar si quedaban de las pociones para aliviar los dolores de estómago, porque un desayuno de Ginny y los niños no era una cosa agradable. Suspiró mientras se sentaba en la cama y se ponía las gafas, los regaños de los niños y los chistidos le hicieron reír. La puerta se abrió al tiempo que tres voces cantan el feliz cumpleaños, Ginny sonreía mientras graba todo con una de las cámaras Muggles que Harry tenía.

- Muchas gracias, chicos, se ve todo delicioso.- Comentó mientras abrazaba a Albus y a Lilly, James se quedó al lado de su madre, mostrándose mayor para ser abrazado por su padre. Su mirada fue al plato con un huevo quemado por muchas partes y las tostadas, junto algo que juraría que en algún momento fueron salchichas.

Harry, al sentir las cuatro miradas encima de él, probó el café, que en su opinión era lo único que creía que podría comer sin morirse. Equivocándose estrepitosamente al sentir un regustillo ha quemado hasta en este, su mirada fue a Ginny que había dejado de grabar y sonreía culpable apoyando su mano en el hombro de su hijo mayor. Harry se armó de valor y comió todo mientras conversaba con los niños y su exesposa. James durante ese tiempo se acercó a su padre, quedando sentado a su lado y medio abrazado por este.

Cuando el reloj del comedor sonó avisando que eran las doce, Ginny obligó a los niños a vestirse para ir a la Madriguera, quedándose a solas con Harry. Esta sacó una poción para la indigestión y se la dio a Harry que la miró agradecido.

- He intentado convencerles de comprar el desayuno, pero quería hacerlo ellos.- Harry se rio sintiéndose mucho mejor antes de apoyar su mano en el brazo de esta, acariciándola para que se tranquilizara.

- Tranquila Gin, los conozco bien.- Dijo antes de abrir el cajón de su mesilla enseñándole un ejército de esas pociones.- Lo quieren hacer siempre.- Dijo riendo y levantándose mientras estiraba su cuerpo aliviando el dolor de su espalda.- ¿Fiesta sorpresa en la madriguera con todos tus hermanos?- Ginny sonrió culpable, antes de asentir levantándose también y mirando a Harry divertida.

- Finge sorprenderse anda.- Dijo dejando una suave caricia en la mejilla de este e irse de la habitación. Harry se rio antes de entrar al baño y darse una ducha rápida.

Cada año hacían lo mismo, y ni el divorcio con Ginny o la ruptura con Charlie, cambió eso. Molly seguía queriendo como un hijo, aunque hubiera roto el corazón de uno y se hubiera divorciado de otra. Así que se vistió con una camisa de manga corta y unos pantalones tejanos, ya que después de la fiesta familiar, los Wasley y él se iban de fiesta al mundo muggle o alguna discoteca mágica.

Ginny levantó sus pulgares al verle antes de coger las manos de sus hijos pequeños e ir a la chimenea antes de desaparecer. Harry miró a James, que ese año había entrado a Hogwarts, y le dejó entrar primero a la chimenea antes de coger su mano y lanzar los polvos flu. Ambos aterrizaron en la madriguera dónde un montón de pelirrojos lo felicitaron y le abrazaron.

Harry se alegró de ver, que otro año más, podían reunirse los seis Weasley y él, con la familia correspondiente de cada miembro. Incluso se alegró de ver al chico de pelo castaño que sujetaba la mano de Charlie con un poco de miedo al ver tantos pelirrojos. Todos sonrieron tristes cuando se sentaron y la silla de Fred se quedó vacía al lado de su gemelo, antes de que el hijo de este se sentara, consiguiendo que el humor de la mesa mejorara un poco. La comida fue como siempre, cada año había un niño o una pareja más, pero eso era señal de que todo prosperaba bien. Su mirada fue a sus mejores amigos y sonrió al ver a la pareja, incluso más acarámelos que cuando empezaron. Ginny tocó su brazo con suavidad mirándolo con una sonrisa interrogativa, aunque estuvieran separados y solo se vieran cuando Ginny venía a Londres, siguen queriéndose y eran buenos amigos.

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