Salieron de Berlín en dirección a la casa de Eliana, pero en un tramo del camino, tomó dirección derecha. El camino estaba un poco deteriorado, había muchos baches y Nevin tuvo que reducir la velocidad para no estropear las ruedas, porque el coche no era suyo y si lo rompía se vería obligado a enfrentarse a la ira de su padre. Nevin detuvo el coche frente a un enorme barranco, donde al asomarse, se podía ver un precioso valle a unos cuantos metros de altura. El joven ayudó a Eliana a salir agarrándola de la mano y poniéndose los dos juntos en la orilla. Una vez allí, la agarró de la cintura con una mano y con la otra desató el nudo del pañuelo que tapaba sus cristalinos ojos azules. Cuando contempló lo que estaba viendo, no le salían las palabras por la boca, ni sabía siquiera parpadear, se quedó tan sorprendida que no obtuvo reacción, solo se quedó quieta mirando el paisaje y enseguida esbozó una amplia sonrisa.
-No sé si te gustará...-dijo Nevin-
-Es lo más bonito que han hecho por mí...
-¿Verdad que parece que estamos volando?.
-Sí, aunque siempre que estoy contigo tengo la sensación de volar, siento que me pierdo contigo por las nubes, y a ser verdad, no quiero bajarme.
Abrazados mirando las enormes vistas, eran felices, Nevin por fin había conseguido estar a su lado después de haber sudado sangre y Eliana gracias a él consiguió de nuevo enamorarse, aunque a ser ciertos, ella solo logró enamorarse de Nevin, fue más el miedo lo que la mantuvo atada a Kinor que el "amor".
-Me he traído una cámara de fotos. No es muy nueva, perteneció a mi abuelo, pero sí que tiene buena calidad.-dijo Nevin-
Nevin colocó la cámara en la boca del coche y le puso diez segundos de tiempo para poder colocarsen en posición. Él la abrazaba por detrás y Eliana cogía sus manos. Unos dos segundos antes de que se hiciera la foto, sonrieron y el flash se disparó. La foto había salido perfecta en blanco y negro. Los dos la vieron y tras una sonrisa, se dieron un beso.
-¿Te imaginas un amanecer aquí?.-preguntó Eliana-
-¿Por qué no verlo?
Ambos se miraron a los ojos.
-Pero tendría que pedirle permiso a mi padre.
-Te llevo y se lo pides. Y así de paso voy a casa a por algo para la cena, ¿quieres?.
Ella asintió ilusionada. Subieron al coche y Nevin partió rumbo a la barbería de Eden para que Eliana le pidiera permiso a su padre e irse junto a Nevin para ver el amanecer en el valle. Al llegar, Nevin esperó en la puerta. Eden se sorprendió al ver a su hija tan temprano allí, por ello se temió que algo le había pasado. Dudó en preguntarle, pero era su hija y necesitaba saberlo.
-No te preocupes padre, vengo a pedirte permiso para pasar el día fuera.-dijo Eliana-
-¿Con quién?.
-Con mis amigos y con Nevin. Verás, esque hemos dicho de cenar en casa de Dina y dormir. Sí, suena descabellado, pero no saldremos de allí te lo prometo.
A Eden no le gustó demasiado la idea, pero como había caído en la mentira de su hija, pasó la mano derecha por una de sus blanquecinas mejillas y le asintió.
-Tened cuidado.-dijo él-
Eliana le dio un abrazo y un dulce beso que a él le llenó el alma y el corazón. Si sabía que su hija iba a estar a salvo y feliz, entonces que se fuera teniendo cuidado. Salió de la barbería y abrazó con alegría a su amor, los dos estaban contentos, los planes habían salido bien. Montaron al coche y de nuevo marcharon a casa de Nevin, pero Eliana prefirió esperarlo junto al portal para no encontrarse de nuevo cara a cara con Manfred después de aquella noche. Mientras lo esperaba, unas manos por detrás taparon sus ojos y a decir verdad no tuvo buenas vibraciones al sentir esa piel sobre la suya. Cuando esas manos le dejaron ver, Eliana fue dándose la vuelta poco a poco y al ver frente a frente a Kinor, dio un par de pasos atrás, ¿no se suponía que se iba en septiembre para no volver?.
-¿Qué haces tú aquí?.-preguntó Eliana-
Kinor adelantó los dos pasos que Eliana retrocedió.
-Nunca me fui. Mis padres han decidido quedarse aquí.-contestó Kinor-
-¿No vas a clase?.
-¿Cómo voy a ir? ¿Esque ya no te acuerdas de los años que tengo?.
Kinor se iba acercando a ella y Eliana retrocedía, no quería estar demasiado cerca de él. Había aprendido a no temerle, pero era porque lo tenía lejos, y ahora que lo volvía a tener cerca, le volvía a tener miedo.
-Lárgate. Puedes irte donde tú quieras, donde quieras....Pero deja de seguirme.-dijo ella-
-¿Por qué? ¿Sigues empeñada en que ya no me quieres?.
-Esque esa es la verdad. Nevin por lo menos no es tan ruín como tú lo fuiste conmigo. Puedes odiarle, porque la verdad esque con razón, ya que él te supera en todo.
-Cierra la boca.
-La verdad duele, cuanto antes te acostumbres a ella, mucho mejor para ti.
-¿La verdad? La verdad es que como no te calles acabaré por encapricharme de tu hermana.
-Tócala si te atreves.-añadió Nevin saliendo por la puerta poniéndose delante de Eliana-
-Como no, el típico que interrumple conversaciones ajenas...
-Vete. Desaparece si no quieres que sea yo el que te haga desaparecer.
-Me largo ahora sí, pero no vais a libraros de mí tan fácilmente. Ninguno.
-¿Me estás amenazando?.
-Podría ser...
Y Kinor se largó por fin dejando intranquilos a los dos. Nevin miró a su novia y la abrazó dándole un beso en la frente.
-Se aproxima el toque de queda, debemos irnos.-dijo él-
De nuevo montaron en el coche rumbo al valle y allí se montaron el picnik. Desdoblaron un par de mantas sobre el césped y sacaron la comida de la cesta colocándola de una manera elegante y después se colocaron uno frente al otro. Ella cogió una manzana y la puso en medio de ambas bocas. Fueron mordiéndola paulatinamente hasta que sus labios se chocaron y Nevin le dio un pequeño mordisco en el labio inferior a su pequeña adolescente. Cayó la noche y las estrellas, sus estómagos estaban más que llenos y permanecían tumbados en las mantas abrazados. Él le miraba a ella, ella le miraba a él. Sentían estar en un mundo distinto donde ellos existían sin nadie que pudiera separarlos.
-Si el país entra en guerra, ¿permanecerás conmigo?.-preguntó ella-
-Siempre permaneceré contigo. Pase lo que pase nunca te dejaré sola. Además no podría perdonarme a mí mismo si lo hiciera.
-Lo último que no quiero es separarme de ti. Y tengo la sensación de que va a suceder algo que va a hacer que tú y yo...
-Shh...Lo que nos une es más fuerte que todo aquello que nos pueda separar. Nos queremos, no nos hace falta nada más puesto que también nos tenemos.
Eliana le sonrió y Nevin la besó lentamente. Minuto tras minuto y beso tras beso, la pasión fue aumentando cada vez un grado más. Él se había puesto encima de ella agarrando sus dos manos y la besaba enamorado mientras que ella le seguía los besos con la misma pasión, a la vez que su cuerpo se excitaba junto con el de su amor. Nevin pasó una mano por uno de sus muslos y la deslizaba hacia arriba con cariño y suavidad volviendo a besar su boca. Eliana le quitó la camisa después de que los tirantes de su vestido ya estuvieran al sur de sus pechos, hasta que finalmente ambos cuerpos quedaron totalmente desnudos.
-No sigo si no estás preparada.-dijo Nevin-
-Lo estoy.-contestó Eliana con seguridad-
Nevin volvió a coger sus manos y entonces se fue metiendo poco a poco dentro de ella, que por su boca sonaron leves quejidos de dolor puesto que era virgen y apretaba fuerte las manos a su novio.
-¿Te duele?.-preguntó Nevin-
-Duele, pero tranquilo, estoy bien.
Él seguía despacio quitándole la virginidad, y cuando dejó de quejarse, movía sus caderas con un poco más de velocidad sin separar sus labios de los de Eliana. Gemidos y gemidos iban y venían junto al placer de ambos cuerpos en uno solo hasta que llegó el momento de la eyaculación y Nevin se apartó de ella terminando con un orgasmo intenso junto al de Eliana. Tras aquello, se fundieron en un abrazo y estuvieron así toda la noche en vela hasta que comenzó el amancer. Se levantaron del césped desnudos, cogieron una de las dos mantas y en ella se taparon los dos mirando juntos el alba, saliendo el sol a través de las nubes. Nevin la tenía agarrada por la cintura y le daba besos en la cara sin dejar de mirar el amanecer, aquella escena sin duda era bella de contemplar. Una vez ya amanecido el cielo, Eliana se dio la vuelta para mirar los ojos de Nevin y besó sus labios llena de amor.