Capítulo LXXVII

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El día más esperado llegó, hoy por fin después de tantos problemas, incertidumbres y llanto, Caden y yo nos casaríamos. Por petición de la madre de Caden, y siguiendo las tradiciones irlandesas, dormimos en habitaciones separadas una noche antes; él tuvo que dormir en la habitación de su hermano Ardal y yo en la habitación de Caden. Estaba en la cama mirando en la oscuridad en dirección al techo, recordándome a mí misma que esto no era un sueño, que en verdad estaba sucediendo, serían solo unas horas para estar unida al hombre de quien me enamoré. Estaba feliz, pero a la vez esa felicidad se opacaba al recordar a mi madre, hubiese deseado que ella estuviera conmigo en este momento, sé que a pesar de todo estaría feliz de verme en el día más importante de mi vida.

Los nervios no me dejaban dormir, di vueltas en la cama por horas tratando de conciliar el sueño, pero tantos pensamientos no me lo permitían; pasaron horas hasta que finalmente pude dormirme, esa noche no soñé nada y parecieron solo unos instantes los que dormí cuando la madre de Caden y Laetitia llegaron a despertarme.

- Despierta Elise, es tu boda y debemos preparar a la novia. – Dijo mi suegra.

- ¿eh? – Pregunté aturdida mientras me sentaba en la cama tallando mis ojos.

- Vamos debemos alistarte. – Contestó Laetita tomándome del brazo y poniéndome de pie.

Salimos de la habitación y vi a mi alrededor, la casa se veía inusualmente vacía.

- ¿Dónde están todos? – Pregunté confundida.

- Caden y los demás no pueden estar en la misma casa que la novia el día de la boda, el arreglo de la novia es casi un secreto y solo las mujeres pueden verla antes de la boda. – Explicó la madre de Caden.

- Tradiciones irlandesas. – Añadió Laetitia con una sonrisa.

Me condujeron hasta un rincón de la cocina, en el fuego había agua calentándose, me quitaron el camisón y me sentaron sobre una silla, realmente no me molestaba estar desnuda frente a ellas, era algo habitual para mí, cuando vivía en Ilydford Charlotte e incluso Clarice y Neridia me habían asistido cuando tomaba baños, lo que me molestaba, a parte del frío, era que tuvieran que ayudarme a asearme.

- No es necesario, puedo hacerlo yo misma. – Dije apenada.

- Oh no, esto es parte de la tradición, las mujeres asistimos a la novia en todos los preparativos. – Replicó la madre de Caden.

- De acuerdo. – Dije finalmente y permití que tallaran mis brazos, piernas y espalda, que lavaran mi cabello y me ayudaran a secar mi cuerpo, después de eso Laetitia trajo un recipiente con líquido que miré extrañada.

- Es lavanda macerada. – Comentó Laetitia como leyendo mi mente. – Lo usamos como fragancia. – Comenzaron a aplicar el líquido en mis brazos, piernas, cuello y cabello, olía realmente delicioso y se impregnaba en mi piel de manera extraordinaria.

Regresamos a la habitación de Caden, me puse el camisón y Laetita me envolvió con una capa.

- Debes cubrirte o te congelaras antes de que terminemos. –

Ella tomó un cepillo y comenzó a desenredar mi cabello, cuando estuvo listo, ella y la madre de Caden se posaron tras de mí y comenzaron a hacer un par de trenzas.

- No sé cómo se alisten las novias en Ilydford, pero en Irlanda todas llevan el cabello trenzado. – Comentó la madre de Caden.

- Entonces así lo llevaré hoy. – Dije sonriente.

Envolvieron las trenzas alrededor de mi cabeza, haciendo un peinado hermoso, siempre me había gustado como lucía mi cabello recogido y hoy lucía estupendo.

Perdida en mi destino.Where stories live. Discover now