Capítulo XXXIX

18.2K 1.1K 48
                                    


Ya tenía todo preparado para salir, Charlotte me había ayudado a guardar todo para que pudiera cargarlo cómodamente. Después de asegurarme que no hubiera nadie mirando salí corriendo de mi habitación para llegar a prisa al bosque.

Casi oscurecía y era un día muy frío, el viento chillaba entre los árboles, despeinando mi cabello y haciendo que pequeñas ramas y hojas secas chocaran contra mi rostro.

Llegué a la cabaña, pero él aún no llegaba; Caden me había enseñado como abrir así que entré para dejar todo listo para cuando él volviera. Antes de que oscureciera por completo puse las botellas de vino, las perdices, los frutos y las tartas sobre la mesa, parecía un pequeño banquete; después caminé hacia la chimenea y comencé a prenderla para iluminarnos y para que la calidez del fuego llenara todo el lugar. Después de hacer todo aquello Caden aún no llegaba así que me acosté sobre mi cama mirando al techo y preguntándome aún quién era aquella pelirroja y qué tenía que ver con Caden, tantos pensamientos me volvían a generar historias inventadas en mi mente que me ponían furiosa y de las cuales estaba segura ninguna era la verdadera razón así que alejé de mí todos esos pensamientos y me puse a cantar, a pesar de que mi padre no lo permitía, cada vez que estaba a solas me gustaba cantar una canción de cuna que una de las doncellas que me cuidaba cuando era pequeña me cantaba a escondidas antes de dormir, estaba cantando cuando la puerta rechinó y Caden entró.

- Desde fuera escuché una hermosa voz y por un momento pensé que un ángel estaba cantando, pero fue mejor descubrir que aquella voz hermosa provenía de ti. –

- Caden llegaste. – Dije saltando de la cama para abrazarlo. – Feliz cumpleaños nuevamente. –

- Gracias. – Dijo y después su mirada se posó sobre la mesa. – ¿Trajiste todo esto? -

- Sí. – Dije con una enorme sonrisa. – Quería que tu cumpleaños lo celebráramos de la mejor manera. –

- Eres muy considerada. – Dijo, pero yo notaba que no estaba tan alegre como siempre, en cambio parecía un poco distante.

- ¿Qué ocurre Caden? – Pregunté con consternación.

- Eleonor, me buscó hoy cuando llegué a la aldea. –

Al oír su nombre hice una mueca, había estado pensando en eso la mayor parte del día y ahora Caden me decía que la había visto después de la confrontación que habíamos tenido.

- ¿Qué quería? – Pregunté un tanto molesta, sabía que hablaríamos de ello, pero no dejaba de irritarme cuando recordaba la situación de la mañana.

- Hablar conmigo, explicarme cosas, y pedir explicaciones. –

- Antes de que me cuentes todo eso quisiera saber ¿cómo está relacionada ella contigo? –

- Te contaré. Mucho tiempo antes de conocerte a ti, conocí a Eleonor, vive en la aldea es hija de un hombre adinerado del pueblo dueño de barcos mercantes. Yo les vendía leña casi diariamente, sus sirvientes salían por la leña y me pagaban, después de un tiempo quien comenzó a salir fue Eleonor, hablábamos un poco y pasando los días comenzamos a hablar más hasta que nos volvimos buenos amigos. Pasados un par de meses me confesó que se había enamorado de mí y también yo me enamoré de ella, pero no tanto como ahora lo estoy de ti – Hizo una pausa tomándome las manos, yo lo veía atentamente. – Pasamos días, semanas y meses platicando, su padre sabía de nuestra relación y no se oponía, de hecho, estaba dispuesto a darme un trabajo en su negocio familiar, sus planes eran que hiciera algo de fortuna y si hacía feliz a su hija me casara con ella, ese hombre no era nada pretencioso; todo parecía estar bien, nuestra relación iba de maravilla. Un día de invierno terminé muy temprano de vender toda la leña y quise sorprenderla llegando más temprano a su casa, iba camino hacia allá cuando escondida en un callejón cercano la encontré besándose con otro hombre, lo reconocía, era un joven rico que vivía en el pueblo, lo escuché preguntarle si me dejaría, a lo que ella contestó que sí, pues después de tanto meditarlo estaba segura que una joven de su categoría no podía estar con un leñador, dijo que sería vergonzoso y que prefería estar con él que sí era de su categoría. La confronté, ella no sabía que yo estaba oyendo, al verme palideció, pero sostuvo su dicho y el hombre con el que estaba me dijo que me largara. Me fui y procuré no volver a su casa, alguien más les vendería leña, pero no sería yo. Pasaron un par de meses y todo parecía seguir su curso normal hasta que un panadero de la aldea me contó que Eleonor estuvo a punto de casarse pero su prometido desapareció junto con la cuantiosa dote que se le había entregado, se que es cruel admitirlo, pero me dio gusto saber aquello y no pasó mucho tiempo para que Eleonor me buscara para pedirme perdón pero tengo orgullo y ese orgullo me hizo recordarle sus palabras, ella lo dijo sería vergonzoso estar conmigo, me pidió perdón mil veces jurándome que todo era y que a quien realmente quería era a mí, pero era muy tarde, le dije que se olvidara de mí justo como yo me había olvidado de ella. Tiempo después Eleonor cayó en la desgracia, no porque su padre haya perdido todo, sino porque su honor estaba en duda, mucho se rumoraba y por más intentos que hizo su padre ningún hombre quiso desposarla.

Perdida en mi destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora