Era la mañana de mi cumpleaños, a diferencia de lo que todos pensaban, estaba muy triste y al mismo tiempo enojada, desde que había llegado la familia francesa a Ilydford mi padre me había obligado a pasar todo mi tiempo con ellos y debido a eso no había podido ver a Caden. Charlotte sabía lo mucho que me molestaba la situación pero a pesar de todos los esfuerzos no logramos idear un plan de escape.
En unos minutos iría a la aldea como la tradición lo dictaba para dar alimento a las personas, esa tradición indicaba que si los nobles tenían un festejo por una fecha tan importante, el pueblo también necesitaba una razón para festejar; todo esto me hubiese emocionado de no ser porque Daimmen estaría a mi lado durante todo el recorrido y ante el pueblo se anunciaría nuestro compromiso. Había convencido a mi padre para que la celebración por mi cumpleaños se realizara durante el día y así al atardecer pudiera ir con Caden, pues aún recordaba que me había sugerido la idea de hacer algo especial por mi cumpleaños y además estaba ansiosa por verlo de nuevo.
-Señorita, el carruaje la espera.-Dijo uno de los sirvientes.
-Gracias, en un momento bajaré.- Respondí mientras Charlotte se encargaba de los últimos detalles de mi peinado.
-Ya estás lista Elise. Recuerda sonreír en todo momento, haz todo lo que tu padre te indique para mantenerlo feliz y así lograr que no tenga inconveniente alguno cuando decidas "regresar a tus aposentos".-
-Charlotte, agradezco que hagas todo esto por mí.-
-No debería hacer esto, podemos meternos en problemas, pero no puedo evitar tratar de hacerte feliz.-
-No se que haria sin ti.-
-Sufrirías mucho.- Bromeó.
-No lo dudo.- Dije riendo.
-Pero ahora date prisa te están esperando.-
Bajé hasta el patio principal donde el carruaje me esperaba, justo a lado estaba otro carruaje donde habían cargado los alimentos que repartiría y Daimmen ya estaba ahí.
-Alteza.- Dijo el mismo hombre que hace unos minutos me había informado que me esperaban.- Suba al carruaje, igual usted príncipe Daimmen.-
Subí a carruaje seguida de Daimmen, me senté en un extremo esperando que el viaje fuera rápido y no tener que cruzar palabra con él; no fue así, en cuanto el carruaje comenzó a avanzar Daimmen empezó con su palabrería.
-Elise, preciosa, ¿realmente no vas a creer en mis palabras?-
-No me digas preciosa, soy princesa Elise para tí, y no, no creo en tus palabras, ni en tus sentimientos, me di cuenta de tu engaño Daimmen y también de tu traición, no puedo volver a confiar en ti después de lo que dijiste e hiciste...yo te quería, o eso creí, pero todo cambió después de esa noche, me mentiste, y me humillaste, nunca tendrás mi confianza y mucho menos mi amor.-
-Si tan solo me dejaras explicarte....- Lo interrumpí.
-No hay nada que debas explicarme, lo oí todo y no hay nada que puedas hacer al respecto y te pido que por favor no digas ni una palabra más, llegaremos a la aldea, repartiremos los alimentos y regresaremos al castillo, no quiero oír súplicas ni explicaciones.-
-Lo que digas Elise.-
El resto del camino permanecimos en silencio, después de un rato comencé a oír música alegre y el ruido de las voces de una multitud, entre más nos acercabamos más fuerte se hacían los sonidos hasta que escuché a alguien decir.
-¡La princesa está aquí!.-
La gente comenzó gritar emocionada, las voces del pueblo fue lo que me hizo sonreír, me asomé por la ventanilla del carruaje y vi a la gente siguiéndonos con grandes sonrisas en sus rostros, pequeñas niñas saludaban y alegremente les regresaba sus saludos; se vivía un ambiente muy festivo que por ese momento olvidé todos mis problemas.
YOU ARE READING
Perdida en mi destino.
Historical Fiction¿Qué es lo que puedes hacer cuando toda tu vida ya está planeada? ¿y cuando no tienes elección? Creí que todo estaba arruinado...hasta que lo conocí.