Capítulo XXII

26.1K 1.7K 464
                                    

Era la mañana de mi cumpleaños, a diferencia de lo que todos pensaban, estaba muy triste y al mismo tiempo enojada, desde que había llegado la familia francesa a Ilydford mi padre me había obligado a pasar todo mi tiempo con ellos y debido a eso no había podido ver a Caden. Charlotte sabía lo mucho que me molestaba la situación pero a pesar de todos los esfuerzos no logramos idear un plan de escape.

En unos minutos iría a la aldea como la tradición lo dictaba para dar alimento a las personas, esa tradición indicaba que si los nobles tenían un festejo por una fecha tan importante, el pueblo también necesitaba una razón para festejar; todo esto me hubiese emocionado de no ser porque Daimmen estaría a mi lado durante todo el recorrido y ante el pueblo se anunciaría nuestro compromiso. Había convencido a mi padre para que la celebración por mi cumpleaños se realizara durante el día y así al atardecer pudiera ir con Caden, pues aún recordaba que me había sugerido la idea de hacer algo especial por mi cumpleaños y además estaba ansiosa por verlo de nuevo.

-Señorita, el carruaje la espera.-Dijo uno de los sirvientes.

-Gracias, en un momento bajaré.- Respondí mientras Charlotte se encargaba de los últimos detalles de mi peinado.

-Ya estás lista Elise. Recuerda sonreír en todo momento, haz todo lo que tu padre te indique para mantenerlo feliz y así lograr que no tenga inconveniente alguno cuando decidas "regresar a tus aposentos".-

-Charlotte, agradezco que hagas todo esto por mí.-

-No debería hacer esto, podemos meternos en problemas, pero no puedo evitar tratar de hacerte feliz.-

-No se que haria sin ti.-

-Sufrirías mucho.- Bromeó.

-No lo dudo.- Dije riendo.

-Pero ahora date prisa te están esperando.-

Bajé hasta el patio principal donde el carruaje me esperaba, justo a lado estaba otro carruaje donde habían cargado los alimentos que repartiría y Daimmen ya estaba ahí.

-Alteza.- Dijo el mismo hombre que hace unos minutos me había informado que me esperaban.- Suba al carruaje, igual usted príncipe Daimmen.-

Subí a carruaje seguida de Daimmen, me senté en un extremo esperando que el viaje fuera rápido y no tener que cruzar palabra con él; no fue así, en cuanto el carruaje comenzó a avanzar Daimmen empezó con su palabrería.

-Elise, preciosa, ¿realmente no vas a creer en mis palabras?-

-No me digas preciosa, soy princesa Elise para tí, y no, no creo en tus palabras, ni en tus sentimientos, me di cuenta de tu engaño Daimmen y también de tu traición, no puedo volver a confiar en ti después de lo que dijiste e hiciste...yo te quería, o eso creí, pero todo cambió después de esa noche, me mentiste, y me humillaste, nunca tendrás mi confianza y mucho menos mi amor.-

-Si tan solo me dejaras explicarte....- Lo interrumpí.

-No hay nada que debas explicarme, lo oí todo y no hay nada que puedas hacer al respecto y te pido que por favor no digas ni una palabra más, llegaremos a la aldea, repartiremos los alimentos y regresaremos al castillo, no quiero oír súplicas ni explicaciones.-

-Lo que digas Elise.-

El resto del camino permanecimos en silencio, después de un rato comencé a oír música alegre y el ruido de las voces de una multitud, entre más nos acercabamos más fuerte se hacían los sonidos hasta que escuché a alguien decir.

-¡La princesa está aquí!.-

La gente comenzó gritar emocionada, las voces del pueblo fue lo que me hizo sonreír, me asomé por la ventanilla del carruaje y vi a la gente siguiéndonos con grandes sonrisas en sus rostros, pequeñas niñas saludaban y alegremente les regresaba sus saludos; se vivía un ambiente muy festivo que por ese momento olvidé todos mis problemas.

Perdida en mi destino.Where stories live. Discover now