Capítulo IV

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El miércoles había llegado y a primera hora de la mañana ya estaban cargando nuestro equipaje y todos estábamos listos para partir, estaba feliz por salir a un lugar nuevo pero me sentía especialmente feliz por Charlotte quien estaba más contenta que nunca por ir a Francia, salir del lugar en el que siempre había estado y por subir al barco que nos llevaría hasta allá.

-Majestades, alteza, por favor aborden.-

-Gracias.-Dijimos al unísono.

Comencé a caminar sobre la plataforma del barco y me acerqué a una esquina para ver el mar, me parecía fascinante tanta belleza, al poco rato llegó Charlotte a mi lado.

-¿Esta emocionada alteza?-

-Claro que lo estoy, me alegra tanto saber que iremos a un lugar diferente.-

-¿Y qué hay del hecho de conocer al príncipe Daimmen?- Dijo con una sonrisa pícara.

-Realmente me tiene sin cuidado, estoy feliz porque la mayor parte del tiempo que pasemos en Francia será para diversión mía, sin obligaciones que diariamente tengo aquí, no por conocer al príncipe.-

-¿Usted cree que su padre va a la celebración solo por amabilidad? ¿o que el vestido es solo para cumplirle un capricho? ¿o incluso que su padre aumentó sus lecciones de francés solo para que pueda comunicarse en este viaje? es obvio que la alianza que él quiere formar no es sólo entre rey y rey, él busca una alianza de matrimonio entre usted y el príncipe Daimmen.-

-Lo sé Charlotte, no soy tonta, pero entre tantas jóvenes estoy casi segura que el príncipe ni siquiera va a notarme.-

-Pero usted es preciosa, le diré algo, de todas las princesas solteras usted sobresale por su inteligencia y sobretodo por su belleza, no creo que el príncipe vaya a fijarse en su amiga la princesa Florence o la princesa Gabrielle antes que en usted.-

-Nunca podemos saber qué es lo que las personas buscan en su pareja ideal, tal vez yo no soy lo que él busca en su esposa.-

-Eso es verdad pero usted es la perfección en persona.-

-No Charlotte, nadie en este mundo es perfecto, todos tenemos algún defecto.-

-Pero usted, si no es perfecta casi llega a serlo.-

-Gracias Charlotte.- dije riendo.

-No tiene que agradecer, yo hablo con sinceridad.-

-Yo lo se, pero de todas formas nunca sabré qué es lo que busca el príncipe Daimmen en una mujer.-

-No lo sabemos señorita, pero no solo importa eso.-

-¿A no? entonces ¿qué otra cosa importa?-

-Usted ¿qué es lo que busca? ¿un hombre apuesto? ¿un hombre poderoso?-

-No Charlotte, yo solo busco a alguien que me quiera en verdad.-

                                                                                                    ...

Llegamos a Francia al atardecer del viernes, cargaron nuestro equipaje en los carruajes que nos llevarían hasta el palacio del Rey Benoit. Por lo que sabía nos recibiría y estaríamos ahí hasta el lunes en la mañana como mi padre había dicho, la celebración sería el sábado en la noche, vendrían reyes de diversos reinos y por fortuna podría ver de nueva cuenta a mis amigas Florence y Gabrielle a quienes sólo veía en las pocas celebraciones a las que asistía y manteníamos contacto a través de cartas.

Al llegar nos recibió el Rey Benoit, la Reina Christine y la Princesa Marguerite.

-Bienvenido Albert, me alegra que hayas venido, han pasado años desde que te vi por última vez.- Dijo el Rey Benoit mientras extendía su mano a mi padre.

-Por eso no quise dejar pasar esta oportunidad de ver de nuevo a mi viejo amigo.- comentó mi padre con una sonrisa muy amplia.

-Sylvia, luces magnífica al igual que Elise, a quien por cierto no había tenido el placer de conocer.-

-Es un gusto finalmente conocerlo su majestad- Dije al tiempo que hacía una reverencia.

-Disculpen que mi hijo no los haya recibido siendo que es él por quien vienen, pero tuvo que salir urgentemente.- Dijo la Reina Christine.

-No debe preocuparse, el sábado tendremos todo el tiempo para conocerlo y estar con él.- Sonrió mi madre.

-Deben estar muy agotados por el viaje tan largo, en un momento Edward les mostrará las habitaciones que ocuparán, descansen, nos veremos en la cena.-

-Muchas gracias.- Contestó mi padre.

Un empleado nos escoltó a nuestras habitaciones, en la mía ya estaba mi equipaje y Charlotte lo estaba acomodando.

-Hola de nuevo su alteza.-

-Hola Charlotte, ¿cómo va todo?.-

-Muy bien señorita, en un momento terminaré de arreglar sus pertenencias.-

-Gracias Charlotte, yo estoy muy cansada, voy a tomar una siesta y cuando termines deberías hacer lo mismo.-

-Lo haré su alteza, descanse.-

Me recosté sobre la cama mientras Charlotte continuó desempacando todo.





Espero les guste.

El nuevo capítulo lo subiré el martes.

:)

Perdida en mi destino.Where stories live. Discover now