Capítulo LXXII

16.1K 996 161
                                    

Regresé furiosa a mi habitación después de lo que había pasado con Daimmen, mi cuerpo temblaba y mi corazón aún no recuperaba su pulso normal, tenía muchas ganas de volver a su habitación y seguir pateándolo hasta que perdiera el conocimiento o hasta que mis piernas no dieran más, pero no era posible, ni adecuado, pero vaya que se lo merecía. Entonces de un momento para otro la furia desapareció dando paso a un terrible sentimiento de tristeza y desolación pues recordé que esta sería mi última noche a lado de Caden, hoy caminaría por última vez en los túneles subterráneos, hoy contemplaría por última vez el bosque, quien fue el testigo silencioso de nuestro amor y lo peor es que hoy sería la última noche en que los brazos de Caden me abrigaran para dormir, sería la última noche en la que pudiera oír de sus labios "duerme bien", esta sería la última vez que vería a Caden Romlow, mi único y verdadero amor.

Los rumbos que la vida tomaba eran tan misteriosos, en un momento crees que todo ya está escrito, pero al después te das cuenta de que todo lo que alguna vez creíste no se acerca ni un poco a la realidad; tratas de encontrar tu camino y tratas de encontrarte a ti mismo, pero poco a poco te pierdes más y cuando crees que has encontrado la salida un obstáculo nuevo se interpone en tu camino y en mi caso ese obstáculo era imposible de vencer, ese obstáculo curiosamente era mi título, un título que muchas mujeres quisieran tener, ejemplo de ello era Eleonor quien lo deseaba más que nada, pero yo no lo quiero y lamentablemente no puedo renunciar a él. El deseo de unos es la maldición de otros y en realidad nadie nunca está conforme con la vida que les tocó vivir.

Tantos pensamientos surcaron mi mente, tantas cosas que quería hacer, tantos sueños y anhelos imposibles, pero desgraciadamente no podía hacer nada, y no quería sentarme todo el día en medio de mi habitación a llorar, pues aunque era la última noche que estaría con Caden, sería el penúltimo día que estaría en Ilydford, sentía que lo estaba perdiendo todo, que mi vida se escapaba de mis manos como el agua se va entre los dedos; tal vez jamás volvería a mi hogar, ni vería los rostros de las muchas personas que trabajaban aquí, quería mantener todo y a todos en mi mente, así que lo supe, no quería que este día fuera un día de lamentaciones, más bien quería que fuera un día de agradecimientos, agradecer a toda la gente que estuvo en mi vida desde la primera vez que abrí los ojos.

Me aseé, tomé mi vestido favorito del armario y me vestí, cepillé mi cabello hasta dejarlo completamente liso, tomé un tocado y lo puse en mi cabello, perfumé mi cuerpo con las deliciosas fragancias que estaban sobre mi tocador y para el momento en que mis doncellas llegaron yo ya estaba lista para este día.

- Alteza, nos ha ganado. – Dijo Clarice.

- Tuve tiempo de sobra y quise aprovecharlo. – Sonreí. – Quisiera hablar con ustedes. –

Charlotte, Clarice y Neridia se quedaron de pie frente a mí, mirándome confundidas por mi repentino comportamiento misterioso.

- Como saben, mañana será mi boda y también saben que es un evento que no me tiene emocionada como cualquiera esperaría, también debo decir que las tres tienen conocimiento de mi más grande secreto y me han demostrado que no solo son mis confidentes, sino que también son mis amigas, me han ayudado a continuar con esta peligrosa relación, ninguna de ustedes me juzgó, al contrario, me ofrecieron su apoyo y palabras de aliento. Hoy será la última noche que deban cuidar mis espaldas, esta noche todo va a terminar, solo quería decirles a las tres gracias, gracias por todo. – Terminé de decir eso y aunque mi plan había sido permanecer fuerte no lo había logrado pues inmediatamente me quebré en llanto, las tres se acercaron a mi y me abrazaron, de no ser por estas jóvenes, este día sería el más solitario de todos. Clarice tomó una de mis manos, Neridia la otra y Charlotte me veía a los ojos.

- No importa que pase y no sé como lo haremos, pero usted regresará con él de una forma u otra, me da igual que me destierren, yo la ayudaré. – Dijo Clarice decidida y aunque sus palabras sonaban tan ciertas, yo ya había perdido toda esperanza.

Perdida en mi destino.On viuen les histories. Descobreix ara