Capítulo LXVIII

13.9K 881 40
                                    

Corrí a mi habitación, donde aún se encontraban mis doncellas confundidas por mi reacción, en cuanto me vieron con el rostro enrojecido y las lágrimas en mis ojos corrieron hacia mí.

- Alteza, ¿qué ha pasado? – Dijo Charlotte preocupada.

- Era verdad, mi matrimonio con Daimmen sigue en pie, ya no seré esposa del rey Frans. –

Todas llevaron sus manos a su boca, si mi ánimo no estuviese por los suelos, hubiera reído ante su coordinación al reaccionar.

- Alteza, eso es muy bueno, no entiendo por qué el llanto. –

- Porque la boda será en tres días. – Dije soltándome a llorar con desconsuelo.

Todas entendieron ahora la gravedad del asunto, sus miradas estaban llenas de lástima, se miraban entre ellas sin saber qué hacer, pero Charlotte dio un paso al frente y me abrazó, yo la abracé a ella sin dejar de llorar, después de varios minutos me alejó de ella para que pudiera verla.

- Si su boda es en tres días, tenemos tres días para que disfrute de la compañía de Caden, sé que eso es lo que le duele, pensaba tener más tiempo, pero ahora no gana nada con llorar, debemos aprovechar el tiempo restante. –

- Sí alteza, nosotras la ayudaremos. – Dijo Clarice.

- Pero ¿cómo podemos aprovecharlo? – Pregunté limpiando mis ojos con mi antebrazo.

- Se me ocurre algo. – Dijo Neridia de inmediato. – Será su boda en tres días, podemos pedir autorización a su padre para ir al pueblo a "hacer unas compras" pero en realidad puede ir a pasar el día con Caden. –

- No lo permitirá, dirá que envíe a los sirvientes a buscar lo que necesito. –

- Piense como él, dígale que son unos incompetentes que no saben acatar las órdenes, supongo que le dará la razón ya que su padre es así de despreciable. – Dijo Neridia e inmediatamente puso sus manos en su boca. – Yo... lo lamento alteza. –

- No tienes por qué hacerlo, no dices más que la verdad, mi padre es una horrible persona, por su causa estoy sufriendo todo esto. –

- ¿Entonces lo hará? –

- Sí, pero querrá enviar a un guardia con nosotras para cuidarnos y nadie puede saber a lo que vamos en realidad. –

- Alteza, se le olvida que mi esposo es un guardia. – Dijo Charlotte con una sonrisa en su rostro.

- ¡Es verdad! Alger puede acompañarnos. –

- Hágalo alteza, queremos asegurarnos de que estos tres días estén llenos de alegría y no de pena. – Dijo Clarice tomando mi mano.

- Lo haré, iré inmediatamente a pedir la autorización de mi padre. –

Salí corriendo de mi habitación, el estómago me dolía al punto de querer vomitar y mi corazón no dejaba de latir frenético, las noticias de la última hora me habían puesto de un ánimo terrible, la desesperación me estaba matando, pero como había hablado con Caden, nuestro amor sería la fuerza que me ayudaría a sobrevivir a esto. Me sentía terrible, había deseado que todo esto terminara de una vez por todas, y lo hizo, todo había terminado, pero no de la forma que quería.

Corría por los pasillos para llegar hasta mi padre, pero me cruce de frente con mi madre, su rostro me hacía saber que ella ya tenía conocimiento de las noticias y cuando me vio y abrió sus brazos para que corriera a ellos, confirmé que lo sabía; no lo dudé me lancé a sus brazos y volví a llorar, era extraño, desde hace un tiempo la vida se me iba en llorar, pero era solo que después de tantos años había dejado de contener mis emociones y dejaras fluir; sí era una princesa y debía ser fuerte, pero también seguía siendo un humano y no era de roca.

Perdida en mi destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora