Recorrí los gélidos pasillos del túnel, mis lágrimas no cesaban y trataba de contener mis sollozos pues no quería que el eco delatara mi presencia. Todo se había terminado, esa sería la última vez que vería a Caden, no podía creerlo, mi mente no podía asimilarlo, tanto tiempo temiendo por este momento y había llegado, nos habíamos dicho adiós.
No sabía cómo podría soportar este día, no solo me había despedido de Caden sino que en unas cuantas horas estaría unida para siempre a un hombre que detestaba. Dudaba mucho de mi fortaleza en estos momentos, no tendría la fuerza suficiente para sobrellevar todos los eventos de este día y del día siguiente, pues también tendría que despedirme de mi madre y de Charlotte, las únicas dos personas en las que yo sabía que podía confiar.
A paso lento caminé en el túnel hasta llegar a la puerta de mi habitación, al entrar vi que Charlotte, Clarice y Neridia ya me esperaban ahí, cuando me vieron se pusieron rápidamente de pie, sus cabezas estaban inclinadas, sabía que ninguna de ellas podía verme a los ojos, no sabían qué decir o hacer; de pronto Charlotte, volteó a ver mi rostro y su expresión de pena se tornó a una de inmensa tristeza, comenzó a llorar al tiempo que se acercaba a mí, no dijimos nada, sólo nos abrazamos y comenzamos a llorar, después de unos momentos tomó mi rostro en ambas manos y aún con lágrimas en los ojos dijo:
- Todo estará bien, estarás bien. –
- Tengo tanto miedo, no puedo hacerlo. –
- Lo harás, podrás hacerlo, demuéstrales a todos que eres fuerte. –
- Pero no lo soy, nunca lo fui, y no se si podré serlo en este momento. –
- Sí lo eres, se lo has demostrado a tu pueblo, me lo has demostrado a mí y lo más importante es que te lo has demostrado tu misma haciendo cosas que nunca imaginaste. –
- En estos momentos mi ánimo y mis fuerzas están por los suelos, no creo que algún día pueda recuperarlos. –
- Alteza. – Dijo Clarice tímidamente.
- Sí... - Respondí expectante.
- ¿Por qué hace esto? –
- ¿Hacer qué Clarice? – Pregunté confundida ante su interrogante.
- Renunciar a él. – Contestó y sabía que se refería a Caden.
- No he renunciado a él. –
- Lo ha hecho, usted debió exigir su matrimonio con él, merece ser feliz. –
- No es tan sencillo, un matrimonio en la raleza no se trata de amor sino de política y eso es lo que es mi matrimonio, simple política; es mi responsabilidad y es por el bien de mi pueblo. –
- Y nosotros como su pueblo ¿qué hemos hecho por usted para merecer tal sacrificio de su parte? –
Medité unos segundos su pregunta y mi respuesta.
- Ustedes han ayudado a que el reino prospere con todo lo que realizan aquí. –
- De acuerdo y entonces responda una sola cosa más ¿usted lo hace por su pueblo o porque su padre la ha obligado? –
- Supongo que es un poco de ambas. –
- ¿Y su padre qué ha hecho por usted para que deba entregarle su vida de esa manera a cambio de un par de años más de reinado? –
No respondí, solo agaché mi cabeza.
- Creo que usted ya hizo mucho por él, y está en posición de exigir un mejor trato y una mejor vida. – Dijo ahora Neridia.
YOU ARE READING
Perdida en mi destino.
Historical Fiction¿Qué es lo que puedes hacer cuando toda tu vida ya está planeada? ¿y cuando no tienes elección? Creí que todo estaba arruinado...hasta que lo conocí.