Perdida en mi destino.

Capítulo XXXIII

Caden y yo habíamos pasado unos momentos a solas en la biblioteca, necesitaba hacerle saber que yo lo amaba a él, necesitaba que dejara atrás la tristeza que esta celebración le estaba causando, pero no podíamos permanecer tanto tiempo ahí o alguien comenzaría a sospechar, quien más me preocupaba era Daimmen pues había tenido una confrontación con Caden después de vernos bailar.

-Creo que debemos regresar al salón.-Dije en voz baja.

-Es lo mejor, no quiero que nos metamos en problemas.-

-Dame un momento, necesito asegurarme que nadie esté rondando por aquí.-

Caminé en dirección a la puerta de la biblioteca, la abrí con cuidado para asomarme, al ver que no había nadie ahí alcé mi voz.

-Vamos, es seguro salir, iré yo primero y después sales tú.-

-De acuerdo.-

Salí de la biblioteca y sin esperar a Caden caminé en dirección al salón, llegué y al parecer nadie había notado mi ausencia, nadie excepto Daimmen.

-¿Dónde estabas? te he estado buscando.-

-Fui a mi habitación, debía acomodar mi cabello.-

-¿Y llevaste contigo a ese aldeano?-

La molestia en su voz era perceptible pero era mi turno de hacerlo pagar por todas las veces que me había hecho enojar y sobre todo por haber hablado mal de Caden.

-No pensé que te importara tanto lo que hiciera o con quien estuviera, tal vez debas preocuparte más por Arabelle, o ¿es acaso que estás celoso?-

-De qué demonios hablas Elise, por qué estaría celoso de ti, si en diecinueve años nadie te quiso, no creo que ahora aparezca alguien que lo haga.-Dijo todo eso riendo, me dolió un poco pero no permitiría que él lo notara.

-En ese caso ¿no entiendo tu molestia?-

-Mi molestia es que no quiero que me dejes en ridiculo, ¿que dirán todos? la princesa no presta atención a su prometido por estar con un aldeano.-

-¿Tal como yo quedé en ridículo? tu querida Arabelle le ha contado a muchos sobre lo que pasó entre tú y ella, seguramente la que está quedando en ridículo en esta celebración soy yo.-

-¿Qué dijiste?-

-Eso, que Arabelle abrió la boca.-

-No pensé que lo hiciera, no creí que fuera tan tonta.-

-Pues ya lo ves, son el uno para el otro.-

-¿Cómo te atreves a faltarme al respeto?-

-Tengo todo el derecho de hacerlo y deberías comenzar a acostumbrarte, no me vas a intimidar, y te advierto, deja de hacer todos estos escándalos si no quieres que revele el verdadero propósito de este matrimonio.-

No dijo nada más pero su rostro estaba rojo del coraje, no iba a permitir que siguiera intimidándome y mucho menos en mi reino, si me ofendía pagaría las consecuencias y si ofendía a Caden sería peor.

Me alejé de él en busca de Caden y Charlotte, mi madre debía conocer a Caden pues estaba segura de que moría de curiosidad, ya lo había visto, cuando bailaba con él pero no había hablado aún con él. Al llegar con Charlotte vi que Caden no estaba con ella.

-Charlotte ¿dónde está?-

-No lo se, pensé que aún estaba contigo.-

-No, espero que no se haya ido ya, iré con mi madre y necesito que lo busques y lo lleves con nostras, ¿podrías hacer eso por mí, por favor?-