Capítulo III

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-Su majestad, es un placer estar aquí y hacer un vestido para la princesa; su alteza, ya verá que este vestido será el más bello que haya visto y usado.-

Había llegado la señora Railad, se veía muy entusiasmada con la idea pero supongo que tenía que estarlo, a fin de cuentas a eso se dedicaba.

-Dígame alteza ¿qué es lo que usted quiere en su vestido?- Preguntó, pero antes de que yo pudiera pensar en algo mi madre se apresuró a decir.

-Es un vestido para una celebración en Francia por lo que nos gustaría que se apegue a las preferencias francesas.-

-No se diga más, se me ha ocurrido un vestido estupendo, alteza por favor permítame tomar sus medidas.-

Me colocó en medio del salón y comenzó a examinarme, medía con una cintilla y anotaba en un pliego que traía consigo, yo permanecía en silencio y firme mientras ella hacía su trabajo.

-Eso es todo su alteza, en dos días regresaré personalmente a entregarle su vestido y revisar que cada detalle esté en su lugar.-

-Se lo agradezco señora Railad.-Dije inclinando mi cabeza.

-Su majestad, su alteza, es hora de que me ponga manos a la obra para tenerlo listo a tiempo y a la perfección.

                                                                                               ...

Los dos días pasaron y yo pensaba en qué me iba a entregar la señora Railad, ¿qué tal si la moda francesa no me gustaba? ¿qué tal si en lo personal me desagradaba? Pero al fin cuando la espera terminó y la señora Railad regresó no podía ocultar mi entusiasmo por saber cómo lucía el vestido.

-Su alteza, es un placer verla nuevamente, me esforzado en este trabajo y personalmente creo que me he superado y espero que a usted le fascine tanto como a mí.-

Abrió un baúl del cual sacó el vestido pero antes de que pudiera verlo con detenimiento, la señora Railad exclamó:

-Puede apreciarlo hasta que lo tenga puesto.-

-Por supuesto, Charlotte, por favor puedes ayudarme.-

Charlotte vino hacia mí y me ayudó a quitarme el vestido que tenía puesto y a ponerme el nuevo, al terminar caminé hacia el espejo y quedé impresionada por lo que vi, era el vestido más hermoso que jamás haya visto, era color guinda muy profundo que de momento daba la impresión de ser café, se ajustaba bajo mis pechos con un cintillo dorado que tenía unas aplicaciones brillantes; las mangas eran largas se ajustaban desde mis hombros hasta mis codos y de ahí se abría la tela que caía casi hasta la altura de mis rodillas; la falda casi tapaba mis pies formando pliegues. Estaba encantada.

-Es simplemente bellísimo, me ha encantado.- Dije sonriendo ampliamente.

La señora Railad incluso se encogió por el alivio que sintió al saber que me había gustado su trabajo.

-Me siento tan satisfecha de que le haya gustado alteza.-

-Más que gustarme, me encanta, ha hecho usted un trabajo maravilloso.-

Ella sonrió y así pasamos hablando un par de horas sobre el vestido y la inspiración que ella había tomado.






Este capítulo es muy corto, por eso hoy también subiré el cuarto capítulo.

Espero que les guste.

:) 


Perdida en mi destino.Where stories live. Discover now