Capítulo XXX

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Salí corriendo al bosque, dando pequeños brinquitos como una niña pequeña, no podía contener mi felicidad y aunque a penas ayer había estado con Caden, ya quería volverlo a ver. La tarde era fresca, el viento enfriaba mis mejillas y mis manos estaban heladas. Al llegar a la cabaña vi a Caden sentado sobre una gran roca afilando su hacha, al verme una hermosa sonrisa se dibujó en su rostro; cada vez que sonreía de esa manera mi corazón se sentía feliz. Corrí directamente hacia él, por algún motivo me sentía eufórica, era como si tuviera tanto amor contenido dentro de mí que no sabía cómo demostrarlo en su totalidad, me lancé sobre él, lo abracé y le di un beso, después de eso el solo se me quedó mirando mientras reía.

-Me alegra tanto que estés aquí amor mío.-

-¿Amor mío? nunca antes me habías dicho así.- Dije sonrojada.

-Es momento de que comience a hacerlo porque eso eres para mí.-

-Caden, te adoro.-

-Y yo te adoro a ti mi hermosa princesa.- Dijo mientras apartaba de mi rostro un mechón de mi cabello.

-He estado tan ansiosa de verte, te amo más cada día que pasa.-

-Yo solo espero el momento de ver tu sonrisa cada día.-

-Ya estoy aquí, y me quedaré contigo hasta mañana, solo quiero que me abraces muy fuerte y no me sueltes.-

-No te soltaré, pues ansiaba el momento de estrecharte entre mis brazos.-

Estuvimos abrazados unos momentos en silencio, todo estaba en tanta calma que incluso podía escuchar los latidos de su corazón; recordé que habían muchas cosas que tenía que contarle entonces voltee a verlo.

-Caden, hay un par de cosas que debo decirte.-

-¿Es algo malo?- Dijo con preocupación.

-No, no lo es, descuida.-

-Entonces dime de que se trata.-

-Se que prometí no decirle esto a nadie pero no creo que exista algún problema si te lo cuento a ti.-

Me miró extrañado elevando una ceja, sonreí al ver su rostro pues me causaba gracia y a la vez ternura.

-Tengo una hermana.-Dije susurrando aunque solo él y yo estábamos en ese lugar.

-¿Una hermana?.-Exclamó abriendo los ojos con asombro.

-Sí, mi madre tuvo una hija, nadie lo sabe, me lo confesó a mi porque... se dio cuenta de tu existencia y nuestros encuentros secretos.-

-¿Qué? pero, ¿Cómo es que pudiste venir?.-

-Mi madre no se ha opuesto pues, ella también se enamoró de alguien con quien no podía estar, y de ese amor nació mi hermana.-

-Y ¿dónde está tu hermana?-

-Eso es lo mejor de todo, ella ha estado siempre conmigo. Mi hermana es Charlotte, mi doncella.-

Caden abrió la boca por el asombro mientras yo sonreía ampliamente, me abrazó fuerte y me dijo:

-Eso es muy impactante, pero me hace tan feliz saber que todo el tiempo estuvieron cerca la una de la otra. ¿Ella sabe eso?-

-No.-Mi sonrisa se desvaneció.-Ella no sabe ni debe saberlo, es muy peligroso, si mi padre se entera, tanto ella como mi madre serían condenadas a muerte.-

-¿Jamás se lo dirás?-

-Tal vez lo haga, cuando mi padre muera y ella no corra ningún riesgo.-

Perdida en mi destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora