Capítulo XLIII

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- Aquí tienes Elise, lo que pediste. – Dijo Charlotte.

- Gracias, necesito usar esa ropa para pasar más desapercibida y hazme un peinado como el que usan las cocineras. –

Charlotte comenzó a peinarme, había conseguido ropa de las chicas de la cocina para que yo pudiera usar y no tener que ir a la aldea con un vestido que me delatara. Había planeado todo, Alger me llevaría en un carruaje sencillo que se usaba para ir por las compras en la aldea, Charlotte se quedaría en el castillo para distraer a mis padres por mi ausencia, y yo iría rápido a hablar con Eleonor.

Estaba terminando de ponerme el vestido cuando tocaron a la puerta, Charlotte y yo nos vimos asustadas, corrí detrás de un biombo para ocultarme en lo que descubríamos quién era.

- Es el guardia Lenz. – Dijo Charlotte después de haberse asomado. – Dice que todo está listo y que puede partir. –

- Dile que lo veo en los establos. –

Después de decirle, Charlotte cerró la puerta y caminó hacia mí.

- Elise, te ruego que tengas cuidado, no expongas tu seguridad, haz lo que tengas que hacer rápido. –

- Lo haré Charlotte, descuida, todo estará bien, tu encárgate de distraer a mis padres. –

- Lo haré hasta que regreses. –

Salí de mi habitación con la cabeza inclinada, no quería que absolutamente nadie me viera, tomé los pasillos menos concurridos para llegar a la puerta trasera que llegaba a los establos, al salir Alger ya me esperaba.

- Suba alteza, no debemos perder ni un minuto. –

Subí al carruaje Alger comenzó a conducir a los caballos; estaba nerviosa, pensaba en todo aquello que debería decirle a Eleonor, una forma buena de intimidarla para que nos dejara en paz a Caden y a mí, medité una a una todas mis palabras para que al llegar no tuviera que titubear.

Una vez en la aldea, me asomé por la ventanilla.

- Lenz, puedes preguntar dónde encontrar la residencia del señor Castleroy. –

- No es necesario, se dónde es, la llevaré. –

No pasó mucho tiempo cuando el carruaje se detuvo frente a una gran y elegante casa.

- Es aquí señorita, desea que pregunte por alguien. –

- No Lenz, yo lo haré. –

Había pensado que no dejarían hablar a una "sirvienta" con la hija del señor Castleroy de no ser por una buena razón por lo que había planeado a la perfección mi engaño.

Toqué a la puerta y en poco tiempo un hombre abrió, al verme me inspeccionó de arriba abajo.

- ¿Qué se le ofrece? –

- Vengo en busca de la señorita Castleroy. –

- Se puede saber ¿qué necesita de ella? –

- Mi amo, el duque de Rodchienzten, ha enviado un presente a la señorita Castleroy que he venido a entregar. – Dije mostrando un brazalete.

- Mis disculpas, no quería ser descortés, pase y espere aquí, en un momento estará con usted la señorita Castleroy. –

Me quedé en una pequeña sala, viendo de espaldas a la puerta las pinturas que tenían, escuché entonces los pasos apresurados de Eleonor y su estrepitosa voz.

- ¿Usted es la enviada el duque de Rodchienzten? Dígale que estoy muy feliz con su... - Antes de terminar su oración volteé a verla, ella ahogó un grito mientras se llevaba las manos a la boca.

Perdida en mi destino.Where stories live. Discover now