Capítulo LXIV

13.6K 922 113
                                    

Caden tomó mi rostro entre sus manos para que pudiera verlo, yo alcé mi mirada hacia él.

- Vamos a encontrar la forma de solucionar este gran problema, todo va a estar bien, pero dime ¿quién es el otro hombre con quien quieren prometerte? –

- El rey Frans de Suecia, es un hombre que podría ser mi abuelo, fue su condición para dejar en paz al reino de una vez por todas. –

- ¡No pueden hacerte eso! ¿Tu padre está loco? – Dijo histérico.

- Eso creo, pero en verdad aún no puedo concebir que esté considerándolo, incluso le dijo a Daimmen que rompería la alianza con Francia si no tenía alternativa. –

- No puedo soportar la idea de que debas casarte con alguien que no sea yo, pero odio admitir que prefiero que seas prometida con el francés en lugar de ese anciano, es un hombre ya grande, sus intenciones no pueden ser buenas, no creo que con una alianza matrimonial él quede tranquilo después de toda la guerra que ha desencadenado. –

- Lo mismo pensé al inicio, pero después dijo que eso no es todo, lo que pretende es unificar ambos reinos, mi padre seguirá reinando Ilydford y él Suecia, pero con la posibilidad de tomar decisiones que le resulten convenientes. –

- Tu padre es demasiado ambicioso como para permitir que ese hombre tenga dominio sobre el reino, no aceptará. –

- Las tropas suecas son superiores a las nuestras en poco tiempo podrán tomar el reino y derrocar a mi padre, creo que prefiere tener algo de poder a perderlo todo. –

- Debe haber otra forma, esa no puede ser la única opción. –

- Lo mismo pensé, pero por más que busco una salida no la hay, creo que este es el fin, Daimmen ya no será mi esposo, lo será el rey Frans. –

- ¡No! Elise, no te des por vencida, yo no lo haré; si no puedo pasar mi vida a tu lado al menos lucharé por hacer que tu vida sea la mejor posible. –

Lo abracé con todas mis fuerzas, sabía que tal vez ni él ni yo podríamos hacer algo para salir de esto, pero por lo menos que me manifestara sus intenciones de ayudarme a no ser completamente infeliz me hacía sentir tranquila y amada.

- Gracias. – Dije entre sollozos.

- ¿Por qué? no he hecho nada por ti más que aumentarle problemas a tu ya muy complicada vida. –

Negue con la cabeza mientras las lágrimas seguían rodando por mis mejillas y a pesar de todo el dolor que sentía en el alma lo miré a los ojos dedicándole la más sincera sonrisa.

- Eso no es verdad, has hecho mucho por mí, me has amado a pesar de todo lo que nuestro amor implicaba, me has ayudado a enfrentar mis inseguridades, me hiciste fuerte ante las adversidades y me hiciste saber que siempre habrá felicidad a pesar de los problemas mientras nuestro amor perdure. –

- Adoro esa parte de ti, porque, aunque te estés ahogando en los problemas siempre logras ver lo bueno a las dificultades. –

- Siempre habrá algo bueno mientras tu existas. – Caden suspiró; después tomó su rostro entre sus manos y se sentó apoyando sus codos en la mesa, yo lo miré con confusión.

- ¿Qué ocurre? – Pregunté, pero no respondió y temí que algo le pasara. – Caden, responde. – Volví a decir.

Volteó a verme, vi en su rostro una mezcla de angustia, dolor, ira y desolación, se pudo de pie y caminó hacia mí, aún sin decir palabra volvió a abrazarme fuerte y muy cerca de él.

- ¿Por qué? – Preguntó, pero yo no comprendía su pregunta. – No lo entiendo, eres tan bondadosa, humilde y pura, ¿por qué deben pasarte todas estas desgracias a ti? – Dijo con gran amargura en su voz-

Perdida en mi destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora