Capítulo XLVIII

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Después de todos los acontecimientos de la mañana mi madre me mando a llamar a sus aposentos, estaba segura que Eleonor le había comentado algo. Toqué a su puerta y una de sus doncellas me abrió.

- Pase, su madre la espera. –

- Gracias. – Caminé hasta donde ella estaba, sentada ante una pequeña mesita donde escribía, no volteó a verme, sino que siguió dándome la espalda, yo estaba justo de tras de ella, sabía que ella sentía mi presencia en la habitación entonces aun sin mirarme dijo.

- Esto se está saliendo de control Elise y debe parar. –

- ¿De qué estas hablando madre? – Fingí no saber nada.

- ¿Por qué Eleonor sabía que saliste de tu habitación? –

- No lo sé, por eso la mande contigo, pero parece haberse enterado de otro modo.

- ¡No mientas más Elise! Lo se todo. –

Mi cuerpo se heló, Eleonor le había contado todo a mi madre.

- ¿Qué fue lo que te dijo? –

- Que Caden es su prometido, que lo siguió porque estaba comportándose extraño y fue que los encontró en la cabaña, llamó a los guardias, pero tu la amenazaste en reiteradas ocasiones y ella no sabía a quien más acudir, por eso me dijo, no iba a mencionar nada, pero estaba furiosa y la dejé ir, ella avisó a los guardias. Esto es demasiado Elise ¿cómo se te ocurre hacer algo así? –

Era suficiente, Eleonor se había entrometido tantas veces que yo ya no sabía si molestarme, reír o qué hacer, quien se estaba saliendo de control era ella, no yo y debía demostrarle a mi madre que quien mentía era ella.

- Miente, todo lo que te ha dicho es una maldita mentira y puedo probarlo. –

- ¿Cómo? –

- Vamos, démosle una visita a Eleonor, tiene mucha valentía cuando no estoy alrededor, pero veamos si sostiene sus mentiras cuando yo esté presente. –

Estaba segura de que mi madre no creía una sola de mis palabras, pero no toleraría que Eleonor pusiera a mi madre en mi contra. Caminamos hasta los calabozos, pedimos a uno de los guardias que abriera la puerta para poder verla, entramos y en su expresión la furia era palpable.

- Eleonor, ¿Cuándo terminarás con tus mentiras? –

- No se de que habla alteza. – Me dijo.

- Sabes perfectamente de lo que estoy hablando, por eso mi madre está aquí, le dirás realmente que es lo que pasó o seguirás mintiéndoles a todos, incluso a la reina. –

- ¿Es ese hombre tu prometido sí o no? – Cuestionó mi madre.

Se quedó callada, sabía que había sido descubierta, tal vez ella creía que para este día Caden estaría en la horca y yo estaría siendo azotada por mi padre.

- No majestad, no es mi prometido. –

- Y ¿por qué mentiste? – Preguntó frustrada mi madre.

- Porque yo amo a ese hombre y su hija me ha robado su amor. –

- Eso no es verdad, tu traicionaste su amor, no lo quisiste por no ser lo suficiente, le rompiste el corazón te fuiste con otro y al final ese otro hombre te dejó y te deshonró. – Le espeté.

- ¡Basta! ¡Basta! – Gritó Eleonor llorando y haciéndose un ovillo en el suelo. – Ni tú, aunque seas la princesa tienes derecho a juzgar mis malas decisiones. –

Perdida en mi destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora