Capítulo LVIII

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Entré en mi habitación seguida de Clarice y Neridia. Clarice no podía ocultar sus ansias y curiosidad por saber qué ocultaba y por su parte, Neridia, estaba tan nerviosa que no podía dejar de jugar con sus manos.

Una vez solas, les pedí que se sentaran, yo permanecí de pie frente a ellas.

- Antes que nada, deben saber que este es un secreto muy grande y debe ser guardado, la simple revelación de él podría costarme la vida y el reino, ¿entendieron? –

- Sí, alteza. – Dijeron al instante.

- De acuerdo, ahora les contaré. Me comprometí con Daimmen, fui a pasar unos meses a Francia, estando allá descubrí que él tenía una fuerte relación con la princesa Arabelle de Alemania, me molesté, regresé a Ilydford dispuesta a romper el compromiso, pero el rey no me lo permitió; estaba furiosa y un día escapé del castillo para despejar mi mente de toda la situación, entonces lo conocí a él cuando, digamos que, salvó mi vida. –

- ¿Su vida? – Exclamó Clarice intrigada.

- Sí, un lobo me iba a atacar, pero él lo impidió, lo conocí y durante más días salí del castillo para poder verlo, hasta que me enamoré de él y el de mí, estoy completamente convencida de que él es el amor de mi vida, de que es él con quien debería estar y aunque ambos sabemos que nuestro amor es imposible nos hemos aferrado a la idea de disfrutar el tiempo que nos sea posible, de demostrar cuando nos importamos el uno al otro, de crear recuerdos que duren por siempre a pesar de que no estemos juntos en un futuro. – No me di cuenta de que todo eso lo comencé a decir más para mí que para ellas, nunca había dicho aquello en voz alta y menos frente a alguien, pero era verdad, tanto así que la sinceridad de mis palabras llegó al corazón de Clarice.

- Eso es muy triste alteza. – Dijo con los ojos húmedos.

- Lo es, pero he aprendido a aceptar mi destino. –

- Usted es muy fuerte. – Dijo finalmente Neridia. – No sé qué haría yo si encontrara un amor tan sincero en alguien con quien no podré estar. –

- Una vez él me dijo, "prefiero pasar unos meses a tu lado que una eternidad sin haber visto tu rostro" y tiene razón, siempre lo recordaré con cariño, siempre recordaré los momentos a su lado y siempre estaré agradecida por al menos haber conocido lo que en realidad es el amor, y aunque cualquiera puede decir que esto sólo es un capricho mío, yo sé que no lo es, porque he arriesgado todo tan solo para tener una efímera felicidad a su lado, porque al verlo siento que estoy completa, todo cobra sentido y así sé que el riesgo vale la pena. –

- Pero ¿qué hará cuando deba casarse? – Preguntó Neridia; esa pregunta siempre rompía mi corazón, pues la respuesta era algo que no deseaba aun sabiendo que era lo único que podría hacer.

- Dejarlo ir, sabemos las consecuencias, cuando yo me case, cada uno tomará caminos diferentes. –

Todas nos quedamos en silencio, pero pude ver en el rostro de ambas que tenían mil dudas en la cabeza.

- Entonces ¿todo lo que decía Eleonor no era mentira? – Preguntó de repente Clarice.

- No. – Dije avergonzada hasta cierto punto. – Todo lo que ella decía era verdad, sí salía del castillo, pero sus razones fueron muy distintas a sus verdaderas intenciones. – Continué para defenderme. – Él hombre a quien yo veo, conoció a Eleonor antes, y ella se obsesionó con él hasta el punto en que decía que si no era para ella, no sería para nadie y eso me incluía a mí, trató de que los guardias nos atraparan varias veces, tan solo para evitar que yo estuviera con él, incluso cuando ella llegó al castillo se atrevió a amenazarme en diferentes ocasiones, diciendo que le diría a mi padre. –

Perdida en mi destino.Where stories live. Discover now