Capítulo XL

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El frío en mis brazos me hizo despertar, miré a mi alrededor, seguía con Caden en el suelo, eso explicaba por qué mi espalda me dolía, me acerqué más a él y volví a cerrar mis ojos, dormí por unos minutos más hasta que Caden tocó uno de mis brazos y comenzó a frotarlos con su mano.

- Estás helada. – Dijo.

- Lo sé, estuvimos toda la noche aquí. –

- Creo que es hora de levantarnos. –

El se levantó del suelo y me tendió su mano para que pudiera levantarme, la cabeza me dolía así que la tomé entre mis manos.

- No debiste tomar tanto vino anoche. – Dijo riendo.

- No pensé que fuera a hacerme tanto mal, ¿tú no te sientes igual que yo? –

- No yo estoy completamente bien. – Dijo mientras caminaba a uno de los percheros, descolgó mi capa y la puso alrededor de mi cuerpo – Debes calentarte un poco, la mañana es muy fresca. –

Envuelta en la capa me acosté de nuevo pero esta vez en una de las camas, el sol aún no había salido por eso sabía que no era muy tarde aún; el se recostó a mi lado abrazándome.

- Elise, creo que debemos irnos ya. –

- ¿Por qué? aún es temprano. –

- Está bien, pero solo un rato más, ya sabes, siempre te lo digo no quiero meterte en problemas. –

- Descuida, tengo todo calculado. –

Nos quedamos ahí en silencio entonces recordé que la noche anterior Caden me había dicho que Eleonor lo buscó en la aldea, pero no me dijo exactamente que quería pues cambiamos la conversación para no arruinar la noche. Después de debatirme mucho decidí preguntarle.

- Caden, se que dijimos que no tocaríamos este tema de nuevo, pero ya no me dijiste qué era lo que quería Eleonor cuando te buscó ayer en la aldea. –

- Eleonor es un dolor de cabeza. –

- ¿Tan grande como el mío? – Bromeé para quitarle un poco de tensión al momento

- Mucho más grande que el tuyo. – Rió. – Ayer que llegué a la aldea ya me estaba esperando en la plaza principal pues sabe que es el camino que habitualmente tomo, primero me preguntó por qué no la había defendido de tus amenazas, yo le dije que porque las tenía merecidas, era muy altanera para hablarle así a su princesa, se molestó aún más, dice que en realidad no la defendí porque sigo dolido por todo lo que paso entre ambos, le reiteré que eso había quedado en el pasado y que no me importaba en absoluto lo que ella hiciera y que debería hacer lo mismo ella, no meterse en mis asuntos; después de esa respuesta me volvió a pedir perdón, dijo que era joven e ingenua, que aún me amaba y quería estar conmigo pero le dije que yo no quería saber nada de ella, supongo que su molestia llegó hasta su máximo punto y me amenazó, dijo que le diría a todos que tu y yo nos veíamos a escondidas así que le recordé tus amenazas, dijo que si no se vengaba diciéndole al rey lo que sabía, lo haría perjudicándolo, si el rey caía, tu caerías también. –

Cuando Caden terminó de decirme todo eso estaba furiosa, pero a la vez impresionada, como creía ella que lograría hacer caer a todo un reino solo por su capricho, no entendía cuál era su plan o qué pretendía.

- ¿Y a qué se refiere con eso? –

- Creo que no quieres saber eso, no hay necesidad de que lo sepas, no hará nada de eso. –

- Caden, dímelo, prefiero saberlo y que nunca ocurra a no saberlo y no estar prevenida. –

- Dijo que tu padre depende los nobles y comerciantes, si no los mantiene felices y cede a sus peticiones ellos mismos le arrebatarán el poder. –

Perdida en mi destino.Where stories live. Discover now