Estaba justo en frente de la puerta de Caden, sentía mi corazón en la cabeza y las manos me sudaban tanto que repetidas veces tuve que limpiarlas en mi vestido.
- Respira, respira. – Me dije a mí misma pues estaba tan nerviosa que incluso hacerlo me costaba trabajo.
Di un último y profundo respiro antes de alzar mi mano y tocar la puerta con fuerza mientras en mi mente seguía repitiéndome que debía tranquilizarme; la puerta rechinó al abrirse y Caden me vio, su mirada no se iluminó como siempre pues pudo ver mi rostro temeroso.
- Elise ¿qué sucede? – La preocupación era notoria en su tono.
- Debemos hablar. – Dije con la voz entrecortada.
Entramos a la cabaña y me senté sobre la cama, volví a respirar un par de veces antes de hablar.
- El día que hemos temido por tanto tiempo está a punto de llegar. –
- Pero aún faltan algunos meses. –
- Lo sé, pero hay tantas cosas que he estado pensando y necesito hablar contigo. –
- Te escucho. – Dijo sereno.
- Volví a pelear con Eleonor, pero esta vez creo que ella ha ganado, por más que trato de pensar lo contrario ella tiene razón. Me enamoré de ti y tu te enamoraste de mí, pero a pesar de eso debo casarme y te estaré haciendo lo mismo que ella te hizo, irme con alguien más. – Rompí en llanto.
- Elise, no hagas esto por favor, tu no me harás lo mismo que ella, simplemente porque tu no tienes elección, yo acepté amarte a pesar de saber que algún día te irías, sabiendo que nunca podrías ser mía por completo, no la escuches, solo intenta confundirte. –
- Pero no me ha confundido, tiene razón, ¿qué clase de vida vamos a tener? Amándonos sin poder estar juntos, soñado con lo que pudo ser, pero que en verdad jamás será. En el momento en que yo me case habré roto tu corazón y nuestra separación romperá el mío. –
- Jamás romperás mi corazón y si lo haces no me importa, después de todo siempre fue tuyo. –
Sus palabras no hacían más que aumentar mi tristeza, ¿cómo podía dejarlo? ¿cómo podía hacerle esto a quien más amaba? No entendía por qué me pasó esto a mí, a nosotros; por qué el destino permitió esto sabiendo que ambos terminaríamos lastimados, por qué mi necio corazón lo amó tanto cuando mi mente sabía que era imposible, a pesar de todo eso no quería lamentar todos los momentos que había pasado a su lado pues habían sido los mejores de mi vida.
- Pero yo no quiero romper tu corazón Caden, no quiero. –
- No lo has hecho. Eres una princesa y yo un leñador, no podemos estar juntos como quisiéramos, tu responsabilidad es mayor que tu voluntad y ese es el problema. –
- Quisiera lanzar esa maldita corona por los aires y ser libre. – Dije con rabia.
- Pero no puedes, solo puedes ser feliz mientras estemos juntos. – Tomo mis manos entre las suyas.
- ¿Y qué pasara cuando me case y deba irme? –
- Te lo dije, iré contigo hasta Francia, te seguiré hasta el fin del mundo. –
Más lagrimas escurrieron de mis ojos, mis sollozos se hicieron más sonoros y comencé a negar con la cabeza.
- No puedo permitir eso. – Dije con dificultad.
- ¿Por qué no? – Preguntó con dolor en su voz.
- Porque no mereces eso, no mereces una vida incompleta esperando a alguien quien no podrá estar completamente a tu lado, no puedo permitir que vivas de ese modo. –
ESTÀS LLEGINT
Perdida en mi destino.
Novel·la històrica¿Qué es lo que puedes hacer cuando toda tu vida ya está planeada? ¿y cuando no tienes elección? Creí que todo estaba arruinado...hasta que lo conocí.