87 - Nostalgia

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Como Max me dijo, Gema comenzó a desvelarse de fiesta en fiestas con su amiga Pilar varios días después de terminar su relación con Estefan. Era su manera de sobrellevar el rompimiento de una larga relación con la persona que había depositado toda su confianza.

"Estoy muy bien, no voy a regresar con Estefan, no voy a volver a creer en él. Ya no quiero verlo nunca más", Gema me dijo un día cuando fui a la agencia. Apoyé su decisión a pesar de sentir lástima por su fallida relación amorosa con alguien a quien ella alguna vez consideró su amigo.

Éramos un contraste. Ni siquiera debía pensar en ello. Gema y Estefan; Max y yo... No debía compararnos, porque Max siempre fue amable conmigo a pesar de su usual comportamiento inapropiado solo para hacerme enojar. Aun así yo lo quería mucho.

—Tu mamá aún piensa que sales con Cristal —me dijo Max cuando mamá salió de mi habitación después de dejarnos galletas recién preparadas.

Mamá comentó lo emocionada que estaba por la llegada de la primavera, ya que en el colegio yo acompañaría a la reina de mi clase: "Tu enamorada será la reina, debes sentirte orgulloso", ella había comentado.

—No creí que fuera necesario decirle que Cristal y yo ya no salimos.
—La reina de mi clase comentó algo parecido en el colegio. Ella dijo que le habría gustado que su enamorado fuese su rey, como con Cristal y tú.
—Nadie se dio cuenta que hemos terminado —dije tranquilo.

Cristal y yo no comentamos nada después de terminar nuestra relación. Consideraba inapropiado decirles a todos mis conocidos que había terminado con ella, además no tenía por qué dar explicaciones sobre nosotros.

Nadie notó cuando Cristal y yo terminamos, porque nosotros no nos dábamos escandalosas demostraciones de amor delante de todos. Siempre fuimos reservados, quizá por eso las personas creyeron que todo seguía igual entre nosotros.

Me afligí un poco. Recordar a Cristal me deprimía, porque ella se distanció de mí aún más después de terminar. Sus tareas no solo eran excusas para rechazarme con amabilidad. Ella trató de evitarme de otras formas. No contestaba mis llamadas a pesar de mi insistencia. Yo no era consciente de si estaba comportándome mal al buscarla. Solo quería que fuéramos amigos como lo habíamos sido desde que nos conocimos.
Yo estaba siendo egoísta. No tenía derecho de exigirle nada después de todo lo que hice a sus espaldas, por eso ella no merecía ser agobiada por mí. Nuestra amistad estaba muriendo, moría por culpa de nuestro rompimiento.

—Qué pasa —Max me preguntó abrazándome desde atrás. Hundió su cabeza en mi cuello y enredó sus manos en mi cintura.

Negué con un movimiento de mi cabeza. No deseaba que me siguiera preguntando, pero lo volvió a hacer. Max me llevó de la mano hacia la cama para sentarnos.

—No te aflijas—me dio un beso en la frente —. Cómo puedo ayudar a mi Caramel si no me dice nada. Cuéntame todo lo que sueñas por las noches, dime todo lo que piensas, dime qué te aflige; yo siempre te voy a escuchar. Caramel, tu voz es la melodía más hermosa.

Las palabras de Max ruborizaron mis mejillas. No entendía cómo podía decirme todo aquello con tanta facilidad.

—Extraño nuestra amistad —dije sin mirarlo—. Extraño a Cristal, extraño a Clara. Siento que ya no es como antes. Sé que Clara está mal, entiendo que por eso no pasa el tiempo con nosotros; pero Cristal, ella se ha alejado desde que... desde que terminamos. El extraño mucho, Max, extraño como éramos. Me gustaría que volviéramos a salir todos como antes, pero hemos cambiado. Yo lo he echado a perder todo, tengo la culpa de todo, debería remediarlo...

Max me abrazó. Comprendió que me estaba quebrando una vez más. Él me detuvo antes de que volviera a reprochar mi mala decisión de mantener una relación inapropiada con un chico. No entendía de donde Max sacaba la paciencia que nunca mostró tener cuando las chicas sufrían ataques sin control para intentar que él cumpliera sus caprichos.
—Cristal no te evita, solo está ocupada.
—No me responde cuando la llamo a su celular.
—Seguro lo perdió.
—Max, no lo perdió.
—Entonces voy a hablar con ella.
—No —me arrepentí de lamentarme, porque le puse ideas en la cabeza.

Era desconsiderado tratar de acercarme a Cristal como si nada, cuando el culpable de todo había sido yo. Había arruinado nuestra larga amistad. La conocí en primero de secundaria, y desde entonces fuimos buenos amigos, pero en quinto la lastimé. Las chicas, aunque muchas se mostraban fuertes, también podían ser lastimadas.

Intenté animarme. Volvería a convencerme de que la única razón del distanciamiento de Cristal eran todas sus actividades escolares y personales.

—Voy a hablar con ella, Caramel —Max volvió a insistir—. Se acerca la primavera. Si es verdad que Cristal te evita, no será cómodo para ti acompañarla el día de la coronación por el día de la primavera. Cristal es una buena chica. Ya verás que solo te lo estás imaginando.
—No, Max, no hables con ella. No puedo dejar que lo hagas, sería inapropiado.
—Entonces no te sientas mal. No quiero que te aflijas por tonterías. Quiero que siempre sonrías para mí.
—No me voy a afligir —traté de convencerme.
—y vas a sonreír.

Asentí con un leve movimiento de mi cabeza.

—Vas a sonreír —volvió a repetir sosteniendo mi rostro con sus manos para que lo mirará.
—Voy a sonreír —dije.

Max sonrió como reclamo y me dio un suave golpecito en mi nariz con sus dedos.

—Que serio —dijo desordenado mi cabello —. Así es mi Caramel, tan seriecito que asustas. No sé cómo me gustas más: Si cuando estás serio o cuando ríes. Es una difícil decisión. Tus dos caras me encantan, me dan ganas de abrazarte todo el día.

Max me abrazó y besó mi cabello. Me alivió, me convirtió en un papel en blanco. Solo deseé pensar en él todo el día y que sus brazos nunca me dejaran de abrazar.

Max siempre sonreí. Todas caían rendidas por su bonita sonrisa. Me encantaba, también caía rendido como ellas. Me ruborizaba cuando me daba cuenta que me quedaba mirándolo como un tonto. Max siempre se daba cuenta, me miraba, se reía y desordenada mis cabellos.

Cuando se ponía serio me intimidada mucho, parecía volverse inalcanzable para cualquiera, también para mí, pero no, porque él siempre buscaba caminar a mi lado. Su seriedad me intimidada, pero también me hacía sonrojar mucho.

Nopodía compararlo con nadie, porque, a pesar de su comportamiento impertinente,Max siempre fue mi mejor amigo, siempre fue amable, siempre me escuchaba,siempre se preocupaba por mí.    

AUN SIEMPRE SERAS TÚ |2DA PARTE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora