5 - No te confundas

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  Mi mejor amigo Max salía con un estudiante de otro colegio. La relación de ambos no tenía explicación, pero salían de lo más natural. Traté de buscar respuestas razonables para entender lo que ambos tenían, y me equivoque. Lo único que logre fue complicar todo.


Caro era un estudiante aplicado. Siempre hacia sus tareas, cumplía los trabajos grupales y exponía con elegancia. Los profesores se sentían satisfechos con Caro por ser un alumno intachable. Al igual que ellos, también sentía un gran respeto por la importancia que Caro le daba a sus tareas.

Pero Caro no era perfecto, porque él dijo que yo le gustaba, y yo tampoco lo era, porque mis impulsos me empujaron a él sin ni siguiera ser consistente de las consecuencias que provocaría.

Fue una tontería.

Fui a la casa de Caro para que me diera respuesta de los sentimientos entre los chicos del mismo género. Quería saber qué era lo que sentía Max por Ángel, su enamoradito, un chico como él. Caro me podía dar esa respuesta, porque, según él, yo le gustaba...

—Me gustaba una chica — me dijo un poco impaciente—. Ella era agradable y linda. Poco a poco a poco me di cuenta que ella me gustaba mucho. Se lo dije y acepto salir conmigo. Somos humanos, tenemos los mismos sentidos, podemos enamorarnos. Caramel, eres un chico, y no es diferente lo que siento por ti... aunque no del todo.

—Lo sabía —susurre bajito—. Es enfermo.

—No me refiero diferente al hecho de que ella fuera una chica y tú un chico, Caramel, me refiero a la intensidad con que tú me gustas más. No he salido con muchas personas, pero entre eso número educido, he salido con chicas y chicos. ¿Quieres una respuesta? te la daré. No hay diferencias, solo lo bien que se siente cuando nos gusta una persona. Ahora, Caramel, lo único que siento es que me gustas.

No tenía nada en claro, y Caro lo notó. Estaba más confundió. Solo pude entender que, según la explicación de Caro, a mi mejor amigo Max le gustaba Ángel... ¿con más intensidad que a las chicas? ... Para mí eso de querer con más o menos intensidad era una tontería, porque mi concepto del amor era único, sin variaciones.

—Me voy —me puse de pie.

Estar en su habitación no me hacía sentir nada cómodo. Caro me detuvo antes de que diera un paso hacia la puerta.

—Quiero que seas amable conmigo, Caramel, recuerda que tú me gustas mucho. Sé que quizá nunca aceptes salir conmigo, pero déjame acercarme a ti. No te alejes, no me rechaces. No ser correspondido es doloroso. ¿Caramel, a ti te gusta alguien?

No supe que responder. Mis sentimientos no me demostraban nada. Era muy cerrado. Solo sabía que esperaba a alguien especial a quien querer y que me hiciera sentir enamorado. Vivía en un mundo donde solo existían mis padres, mis amigos y Max. No había nadie más.

—No, no tengo a nadie que me guste —dije con torpeza, e incluso sentí que mi garganta intento enmudecer mis palabras.

— Pero te ha gustado alguien.

—No, nadie — si Caro me volvía a preguntar, estaba seguro que iba a enmudecer de dolor por todos los hincones que mi cuerpo empezó a sentir.

—Entonces no entiendes nada de lo que siento.

—Sí lo sé — dije inconsciente. Caro me miró sorprendido, pero no me dijo nada—. Debe doler mucho. No ser correspondido debe ser triste, pero...

—Caramel, a ti te gusta Max, ¿verdad? —me interrumpió...

Caro estaba desvariado. Lo que dijo hizo me hizo sentir muy incómodo. Intenté irme, pero volvió a impedirlo.

—Max y yo somos amigos —le reproché con seriedad—. Nos conocemos desde hace mucho tiempo. No ensucies mi amistad con Max con suposiciones que no tiene ningún sentido. Puedes decir disparates de cualquiera, pero menos de mi mejor amigo Max.

—Lo siento, Caramel, lo siento. Admito que dije una tontería, pero no puedo evitar sentir celos cuando los veo juntos todo el tiempo. Además, Max anda tan pegado a las chicas que a nadie se le pasaría por la cabeza algo tan estúpido como pensar que le gustan los hombres, solo a mí, porque me gustas.

Caro no sabía que Max salía con un hombre, pero como él lo había dicho, Max estaba mas pegado a las chicas. Ángel era una equivocación, por eso no tenía por qué preocuparme tanto... pero no lo podía evitar.

—Me gustas, Caramel —repitió, quizá por haber notado mi expresión perdida en sus palabras.

—No lo repitas —reclamé tratando de salir de su habitación, pero nuevamente evitó que lo hiciera.

—Max nunca se va a fijar en ti, Caramel, aunque él te guste mucho.

—Te dije que somos amigos. No vuelvas a repetir disparat...

—Sí, ya me aclaraste que son amigos, pero aún no niegas que te gusta—me interrumpió—. Eres como yo, Caramel, pero aún no lo descubres, y cuando lo hagas, quiero que me elijas a mí, porque te voy a aceptar, no como Max. A él solo le gustan las chicas. Es un mujeriego sin control, y  nunca va a cambiar por nadie.

No tenía que decirme todo aquello, no era necesario, porque lo sabía muy bien... y la respiración se me acortaba...

—Tienes miedo aceptar que eres como yo ¿verdad? —me agarró las manos... y no hice nada. Me quedé totalmente quieto.

—No tengo miedo, porque no soy como tú...

Pero sí lo tenía.

Yo quería mucho a mi mejor amigo Max, y ese querer era muy especial. No era consciente de que estaba enamorado de él, porque mi subconsciente lo negaba con todas mis fuerzas. Negaba cualquier indicio de mi amor por Max y en su lugar lo convertía en el más puro sentimiento de amistad. Max solo podía ser mi amigo, nada más.

Para mí no era posible aceptar los sentimientos entre dos hombres, pero permití que Caro me besara para demostrarme que no sentía nada, que no era como él. Quería demostrarme que no sentía nada por mi mejor amigo Max.

AUN SIEMPRE SERAS TÚ |2DA PARTE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora