43 - (LSDL) Fotos

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Me miré el rostro en el espejo. La gente decía que era bonita sin maquillaje, pero no podía vivir sin los caros cosméticos que mamá me obsequiaba cada vez que salíamos de compras. Mi tocador estaba abarrotado de cosméticos gracias a ella. Mi vista se fijó en mi cabello. Suspiré desalentada. Las raíces negras de mi cabello ya se estaban notando. Tenía que retocarlos pronto si es que no deseaba ir por las calles hecha un desastre. Agarré el rímel y deslicé sus hebras en mis pestañas largas. "Tus pestañas largas son bonitas", retumbó en mi memoria. Su voz pausada diciéndome aquello me hizo sonrojar demasiado. Sonreí como una tonta frente al espejo.

Nunca antes me había gustado tanto un chico hasta el punto de pensar en compartir todos los días de mi vida junto a él. Me gustaba muchísimo. No se comparaba ni un poco con ningún otro con quien había salido. Su amor por la familia, lo respetuoso y responsable que era sin duda hicieron que me cautivara. Era lo que necesitaba, no ningún muchacho inmaduro que solo buscaba divertirse sin pensar en el futuro.

Acomodé mi minifalda plegada, mi ceñida blusa color rosa y dejé caer mechones de mi cabello sobre mi pecho. Agarré mi cartera, y antes de salir sonreí frente al espejo en diferentes ángulos para comprobar si mi maquillaje estaba perfecto. "Bien, vamos", me dije a mi misma saliendo de mi habitación. Su casa estaba lejos, pero quería verlo.

Frente a su puerta mi cuerpo tembló de la emoción. Acomodé mi cabello antes de tocar el timbre de la casa.

—Hola, buenas tardes —dije un poco decepcionada pero si dejar que se notara. Él no tenía que abrirme la puerta, pero había imaginado su rostro dándome la bienvenida.

—Lucero, que sorpresa. No te quedes allí parada, pasa —dijo con amabilidad la mamá de mi enamorado—. Caramel no está, salió a hacer unos trámites.

—Es mi culpa, no le avisé que vendría. Quería sorprenderlo, pero creo que me salió mal.

—No te preocupes, Caramel salió temprano de casa, así que ya debe estar de regreso. Seguro llega en cualquier momento. Lo voy a llamar para preguntarle donde está. Lo apuraré, no te preocupes.

—No, no lo llame, yo lo espero.

—Lo siento, casi te arruino la sorpresa —dijo dejando el teléfono

—No, no se preocupe. Creo que sería bueno avisarle.

Consideré que había sido una mala idea. No sabía cuánto se iba a demorar. La madre de Caramel fue atenta. Me invitó galletas y bebidas. Yo deseé pasar tiempo con Caramel, pero me encontré conversando con su amable madre sobre temas que no me interesaban. La repostería no era de mi agrado.

—...Las galletas que le orneaba eran sus favoritas, siempre le gustó desde pequeño. Los años han pasado, ahora esta tan grande, incluso tiene una novia muy guapa —la señora se puso de pie de imprevisto con una gran sonrisa en sus labios—. Ya sé, que tal si vemos fotos mientras esperamos a Caramel. Tengo muchas de cuando estaba pequeño.

No demoró en apilar sobre la mesa varios álbumes gruesos de fotos. Sus coloridas pastas con diseños llamaron mi atención. Pude identificar con facilidad cuáles eran los álbumes de bebe, de fiestas, de colegio y otros que a simple vista habían sido personalizados.

—Estos son las que siempre trata de ocultar cuando vienen visitas —dijo extendiéndome un álbum color rosa pastel. La portada mostraba el dibujo de un bebe con mejillas sonrojadas—. tengo muchos álbumes de cuando era un bebe, pero no me alcanzaron las manos para traerlos todos.

—Si se entera que los vi seguro se muere —lo recibí un poco apenada.

Las fotografías siempre me causaron nostalgia y mucho más cuando estaban impresas. En mi familia no teníamos la costumbre de imprimir las fotos digitales porque siempre los guardábamos en frías memorias de computador. Las fotos de Caramel impresas y cuidadosamente ordenadas en álbumes eran un hermoso detalle de su madre.

Sus fotos de cuando era un bebe, un infante; en su cumpleaños, riendo con sus amigos, con sus compañeros de colegio de la primaria, de la secundaria; en todas, no pude evitar fijarme en una persona desconocída que se encontraba al lado de Caramel con una hermosa sonrisa. Pero no fue su constante aparición en las fotos lo que llamó mi atención sino sus ojos azules y su cara tan apuesta. "Nunca me habló de sus amigos", cruzó por mi mente. Pero era natural, porque las personas no iban hablando de sus amigos de la infancia por todos lados.

No solo fue el muchacho de los ojos azules quien llamó mi atención, también dos chicas que aparecían junto a Caramel en sus fotos de adolescente. Una chica de cabello revoltoso poco preocupada en su apariencia y otra muy delicada que me causó un incómodo hincón en mi orgullo. La poca distancia de esa chica guapa junto a Caramel en las fotos me crisparon los cabellos de celos. Ella debió haber sido quizá su enamoradita en sus días de colegio.

"¿Aun seguirá en contacto con ellos?", me pregunté interesada, aunque deseaba que no lo estuviera con esa chica delicada de cabello largo brillante... aunque ya no me importaba, porque Caramel estaba conmigo, no con esa chica de belleza imposible de comparar con la mía. No iba a bajar la cabeza si me la cruzaba.

Mientras miraba los álbumes, el timbre sonó. La mamá de Caramel se puso de pie para atender la puerta. Supuso que era caramel. Dejé el álbum para acomodar mi cabello, pero sin querer mi vista se fijó en el álbum que la mamá de Caramel dejé abierto antes de salir apresurada. La foto de Caramel junto a una chica muy guapa que cargaba un bebe en sus brazos llamó mi atención.

Tantas caras, tantas personas. No iba a hacer preguntas, no tenía por qué hacerlo. Cada foto era una historia, una experiencia y recuerdos que solo vivían en la memoria de Caramel. Me puse de pie al verlo entrar en la sala y fui a saludarlo con un cariñoso y fuerte abrazo de enamorada.

FIN

Mentira, no es el fin. Un capitulo muy adelantado. Si quieren pueden apedrear a Caramel.

Nos leemos en el siguiente capítulo :D 

Gracias por leer y muchos besos.

AUN SIEMPRE SERAS TÚ |2DA PARTE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora