33 - No me voy

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Mi mejor amigo Max salía con un chico llamado Ángel. Intenté aceptar esa relación porque no quería enojarme con mi amigo, además traté de sobrellevarlo con la idea de que no durarían mucho. Nunca le di importancia a las enamoraditas de mi amigo, ni mucho menos se lo daría a Ángel... aunque por dentro me hacía hervir de cólera por haber arrastrado a mi mejor amigo a su desviada inclinación antinatural.

Mi mejor amigo Max no solía presentarme a sus enamoradas, no al menos se preocupaba en reunirme con ellas especialmente para eso. Max me las presentaba cuando daba la casualidad de verlo junto a una de ellas. En muchas ocasiones me encontraba con su enamoradita cuando esta estaba de pegajosa con Max, lo cual la llevaba a colarse en nuestras salidas de amigos.

Las enamoraditas de Max no me agradaban. No le decía a mi amigo lo incómodo que me hacían sentir verlo junto su enamoradita, ni yo mismo lo aceptaba... pero quien estaba mal era yo, porque es normal que un chico hable de su enamorada. Afortunadamente Max no solía hablarme de ellas. Max sabía que era un tema que no deseaba tratar, pero... a veces él me hablaba de su enamoradita de turno con entusiasmo. Me molestaba. Max solo me miraba y se reía. Se divertía mucho.

Desafortunadamente, como siempre, fue inevitable...

Fui a casa de mi amigo Max sin saber que él se encontraba con Ángel. Si hubiese sabido, nunca habría ido a su casa, porque lo que menos deseaba era ver a Ángel con Max.

—Caramel, justo a tiempo —me dijo dejándome pasar como siempre.

—Qué haces, Max —pregunté interesado—. Juguemos videojuegos. Me compré uno nuevo.

—Buena idea. Justo iba a ver una película, pero mejor juguemos. Le diré que los planes cambiaron.

"¿Le dirás?, ¿a quién?", pensé.

Max no estaba solo. En la sala, sentado en el mueble, se encontraba Ángel. Al verme, Ángel se puso de pie de inmediato. Miró a Max y luego volvió a mirarme.

Max me había dicho que salía con un chico, pero nunca me lo había presentado hasta entonces. Conocía a Ángel porque él se autopresentó como el enamoradito de mi mejor a migo un día después de salir del colegio. Ángel y yo éramos unos completos desconocidos para Max.

—Ángel, vamos a jugar con el videojuego de Caramel —dijo apagando el reproductor del disco de la película.

Noté incomodidad en el rostro de Ángel. Max no pareció darse cuenta de la situación. Su enamoradito hombre estaba en la sala como si fuese normal... pero... yo no podía hacer nada, no debía quejarme, ya que no quería desairar a mi amigo. Tenía que comprenderlo, aunque ver a Ángel frente a mí me ocasionó un fuerte rechazo.

— Max, ¿no me vas a presentar a tu mejor amigo? —Ángel habló tranquilo—. Me dijiste que él sabe. — agregó impaciente.

Max bosquejó una bonita sonrisa en su cara.

—Ah, sí, sí que sabe. ¿Carmel, recuerdas al chico del rumor? —me preguntó mientras guardaba la película en su estuche.

No dije nada, solo permanecí quieto.

—Es Ángel, con quien salgo. ¿Llévense bien, Ok?

En ese momento me dieron ganas de reírme mucho, pero no lo hice. "Llévense bien", dijo. Las mismas palabras que utilizaba cuando me presentaba a sus noviecitas. Ángel era como ellas, Ángel no debía ser nadie especial para mi mejor amigo Max. Mis pensamientos a veces solían perder lucidez, y me asustaban.

—Mucho gusto, Caramel. Me alegra que Max te haya contado que él y yo estamos saliendo como enamorados, así no nos ocultaremos delante de ti. Se nota que te tiene mucha confianza. Espero que nos llevemos bien.

No respondí.

—Caramel esta tenso —Max me dijo apretándome las mejillas. El suave apretón me despertó del desconcierto de tener a Ángel hablándome tan natural—. Ángel, disculpa a Caramel. A veces se queda en la luna cuando le presento a mí mis noviecitas. Caramel es un hermanito sobreprotector.

—No estoy en la luna —reclamé—. Será mejor que me vaya. No quiero interrumpir, además tengo deberes que hacer en casa.

—Quédate —Max se interpuso en mi camino cuando intenté irme—. Caramel, se bueno conmigo.

—Me voy — insistí sin mirarlo para que me permitiera ir.

—Déjalo, Max, no le obligues a quedarse. Debe sentirse incomodo por mí.

—Caramel es sincero, pero de todas maneras se va a quedar, porque me quiere mucho —mi rostro enrojeció por su comentario fuera de lugar. Sí, lo quería mucho, pero no fue necesario que lo dijera delante de Ángel, quien palideció con violencia—. Caramel, juguemos con tu videojuego. Ángel no suele jugar mucho, pero es muy bueno. Hasta podría ganarte —sonrió.

Me quedé quieto. Max me dejó solo con Ángel. Se fue en dirección a su habitación, supuse que para bajar el reproductor del videojuego que yo había traído tan feliz con la idea de jugarlo junto a él, sin compañía de su enamoradito Ángel. Comparado con Ángel, prefería ver a Max con cualquier chica.

—Max es muy comprensivo contigo.

—Somos mejores amigos —traté de pronunciar sin atragantarme. Es que no tenía deseos de dirigirle la palabra.

— Si quieres puedes irte. No te voy a pedir que seamos amigos, no tienes que esforzarte por Max si no quieres. Si te vas, él no se va a enojar, ni mucho menos yo —Ángel habló tranquilo—. Prefiero quedarme solo con él y no tenerte cerca.

—Max es mi mejor amigo, y sé mucho de él, pero no comprendo por qué...

—Si eres su mejor amigo, entonces no lo cuestiones —Ángel me interrumpió sentándose en el mueble—. Si te molesta, vete, así tu presencia no será un problema para nosotros.

La expresión serena de Ángel era rígida y tranquila a la vez.

—Me voy a quedar —dije sentándome en el mueble.

Fui a la casa de Max para estar con él, por eso no me iba a ir a pesar de la presencia de Ángel.

Max bajó del segundo piso con el videojuego. Nos vio, sonrió, y continuó una charla amena. Ángel le respondía con alegría, mientras yo no podía hacerlo, porque la presencia, la voz, los movimientos, todo de Ángel; me provocaba rechazo, pero... no me iba a ir. 

AUN SIEMPRE SERAS TÚ |2DA PARTE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora