61 - Puedo dejarte ir

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Mi mejor amigo Max me reveló sus sentimientos amorosos, pero no lo pude aceptar, porque era imposible una relación entre los dos. Nacimos para conocer el amor, pero no podíamos encontrarlo en nosotros a pesar de que mis sentimientos eran de él.

Max empezó a salir con Luz, una compañera muy tímida de mi salón. Salía con ella por mí, para no continuar agobiando mi tranquilidad con sus sentimientos inapropiados. Agradecí su decisión a pesar de sentir que me quemaba por dentro.

Max se apegó a Luz como nunca lo había hecho con ninguna chica. Debió ser la difícil personalidad de Luz lo que lo atrajo, porque siempre fue común que las enamoraditas de Max se le pegaran como chicles, pero Luz no. Max sintió interés por Luz por ser una chica que no alimentaba su ego. Luz siempre trataba de huir de Max cuando lo veía acercársele, pero le era imposible alejarse de él cuando le gritaba su nombre en medio del patio. Luz se ponía roja como un tomate y le respondía tímida dándole como excusa no haberlo visto. Max siempre la acompañaba a su casa.

"Quieres salir", le dije a Cristal cuando vi a Max y a Luz irse juntos después de clase. Max lo estaba haciendo bien, yo también debía hacerlo. Cristal era una buena chica que no merecía tener un enamorado desatento que en lo único que pensaba era en la relación perfecta de Max y Luz. Yo también iba a enamorarme de Cristal.

Fuimos a un complejo comercial donde había de todo. Después de dar vueltas en los centros de entretenimiento, nos animamos a patinar sobre hielo. Los dos sabíamos patinar, pero nunca antes lo habíamos hecho sobre hielo. Después nos fuimos al patio de comidas del centro comercial.

—Clara piensa que a Max de verdad le gusta Luz—dijo Cristal mientras esperábamos nuestra orden.

—Sí, yo también lo creo—dije jugueteando con el recibo de nuestra compra.

—Creo que Clara tiene un poco de celos de Luz, por eso aceptó salir con un chico de otra sección que siempre trata de hablarle. Clara está haciendo mal, muy, muy mal, ya se lo dije.

—Ella debería salir con alguien que le gusta.

—A Clara le gustaba Max, pero le dije que ni se le ocurriera tener algo con él porque no le convenía. Cuando veo lo atento que Max es con Luz, creo que no hubiese sido malo que Clara saliera con Max, después de todo, Max también puede enamorarse de una chica. Él no es malo, pero se lo tiene bien ganado por ser tan mujeriego. Max y Clara hubiesen hecho una bonita pareja. Ahora estarían en una cita juntos.

—Ahora Max está en una cita con Luz.

—Sí, lo sé, Clara me dijo que ellos iban a salir hoy. Clara esta con ese chico de otro salón, Max con Luz y nosotros a punto de comer una deliciosa pizza.

A pesar de salir con Cristal como enamorados, yo no me sentía capaz de comportarme cariñoso con ella, porque tenía miedo de invadir su espacio personal. Éramos dos niños aprendiendo a compartir sentimientos que hasta entonces habían sido solo de nosotros mismos. No era fácil, además, yo no me sentía con derecho de caminar de la mano con ella porque no lo merecía, pero iba dar todo de mí para dejar de sentirme incapaz de ser su enamorado.

—Caramel, ven, mira, una máquina de fotos. Vamos a tomarnos unas fotos juntos antes de regresar a casa—Cristal me jaló hacia una zona apartada donde había un gran cubículo de fotos.

Cristal se apuró en poner monedas en la máquina, agarró dos vinchas graciosas de ratones que incluía el servicio de fotografía y eligió un bonito marco que iba muy bien con las vinchas.

—Tenemos que posar, podemos hacerlo tres veces, así que, ¿listo Caramel? — me advirtió con el dedo encima del botón digital de inicio.

—Me están llamando, es Max —dije mirando la pantalla de mi celular.

—Respóndele, quizá están por aquí. Podríamos reunirnos si quieren.

—Max—respondí—. No, no estoy en casa. Estoy en una cita con Cristal. Ella dice que si quieren nos podemos juntar los cuatro. A mí no me molestaría. No, voy a regresar tarde a casa, mejor no vengas —colgué el celular y lo apagué.

—Qué paso, Caramel.

—Max y Luz ya regresaron a sus casas—dije aplastando el botón de inicio de la máquina de fotografía.

La máquina de fotos empezó su primera cuenta regresiva para darnos tiempo de posar, No demoró en iniciar la segunda cuenta regresiva para la foto número dos. Durante la tercera cuenta regresiva, poco antes de que el conteo llegara a cero, jalé a cristal hacia mí. La abracé, reduje el espacio que había mantenido hasta entonces.

—Las fotos—me dijo agarrando dos tiras de fotos que cayeron en una bandeja plateada—. Una es para ti y esta otra es para mí—Cristal me entregó una tira de tres fotos.

Recibí la tira. En las dos primeras fotos parecíamos dos amigos, pero en la tercera era diferente. Fue la primera vez que nos tomábamos una foto donde nos veíamos como enamorados. En ese momento me sentí bien al lado de Cristal.

—Vamos al cine, aún es temprano para regresar a casa—le dije agarrándole la mano.

—Si quiero —respondió emocionada.

Se nos había hecho muy tarde. Cristal dijo que estaría bien irse sola, pero yo insistí en acompañarla. Cristal era mi enamorada, por eso debía cuidarla mucho aunque ella se sentía capaz de defenderse sola. Pensé en salir más seguido con ella a solas mientras caminábamos. En nuestra próxima cita agarraría su mano todo el día.

—Este fin de semana volvamos a salir solos, ¿Quieres?—propuse.

—Sí, Caramel, si quiero, me gusta salir contigo. Tomémonos más fotos para tener recuerdos.

Ella hizo un gesto de despedida. "Las citas perfectas terminan con un beso", retumbó en mi mente. Cristal era mi enamorada, yo la quería mucho.

— ¿Cristal, puedo besarte?

—Caramel, por qué me preguntas eso, me avergüenzas mucho. La próxima vez simplemente hazlo, no me voy a molestar contigo. Ya es tarde, mañana tenemos clases. Nuestros padres se van a molestar con nosotros por regresar tarde, pero qué importa. Me divertí mucho, Caramel, ya quiero que sea la próxima vez.

No dejé que entrara a su casa. La agarré de la mano con delicadeza. Ella me miró sorprendida, pero sonrió amable. Yo la besé en la puerta de su casa. Fue un beso de verdad, de aquellos que los amantes de las películas se daban en momentos muy románticos. Sentí que mis mejillas estaban rojas. Fue nuestro segundo beso.

—Caramel, eres el primer chico con quien salgo, por eso no sé si está bien que diga esto, pero creo que besas bien. No me estas engañando, verdad —dijo con un tono rojizo en sus mejillas.

—No, no digas eso, Cristal, eres importante para mí.

—Solo bromeo—se tocó las mejillas.

Cristal entró a su casa. A penas lo entró pude escuchar los gritos eufóricos de sus hermanas. Por lo que le dijeron a Cristal, las niñas nos habían visto en la puerta de la casa desde el segundo piso.

Recordé que había apagado mi celular Mientras me alejaba hacia el paradero. Lo agarré en mis manos, pero no lo prendí. Lo dejé apagado aun después e acostarme en cama para dormir.

Max lo estaba haciendo bien saliendo con Luz, yo también lo estaba haciendo bien junto a Cristal, porque era capaz de enamorarme de ella. Mis sentimientos se habían apegado a Max, pero en ese momento sentí que era capaz de dejarlo ir, fui capaz de dejarlo ir cuando tomé la mano de Cristal y cuando la bese solo pensando en ella. 

AUN SIEMPRE SERAS TÚ |2DA PARTE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora