78 - Concierto libre

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Mis amigos se alborotaban cuando anunciaban la pronta llegada de un grupo musical o solista para presentarse en un gran concierto. Los precios siempre eran elevados, pero nadie dudaba en pagar sus ahorros si querían disfrutar de una gran noche frente a los artistas que solo podían ver en la televisión.

Fue maravilloso saber que vendría un grupo musical importante de Inglaterra. Todos mis compañeros, seguidores del grupo, comentaban que sí o sí asistirían con la esperanza de que sus propinas sumarán el exorbitante precio de la entrada popular. Decían que se escaparían de casa si sus padres no les dejan ir, porque sin duda el concierto terminaría a altas horas de la noche.

—Caramel, vendrá JuegoFrio —me dijo Cristal alborotada de la felicidad. Ella era seguidora del grupo, aunque no se sabía los nombres de los integrantes, solo del vocalista.
—Qué bueno —respondí tratando de comprender su felicidad. Me gustaba escuchar música, pero no me sabía los nombres de los grupos ni solistas, pero aun así quería entender a Cristal.
—JuegoFrio —dijo sacando su celular para sintonizar una música que tenía grabado.

Lo reconocí de inmediato. A pesar de ignorar el nombre del grupo, la música era estupenda. Papá siempre la escuchaba, por eso reconocí todas las canciones que Cristal fue reproduciendo para hacerme entrar en razón.

Cristal me convenció. No teníamos el dinero ni mucho menos el permiso de nuestros padres para estar en la calle hasta tan tarde. Eso no le importó a Cristal. Iríamos sí o sí junto a nuestros otros compañeros, pero fuimos los únicos. Tampoco consiguieron el dinero ni el permiso.

Cristal me llamo a mi celular el día del concierto. Me pidió que me encontrará con ella en el parque para salir a la gran cita de nuestras cortas vidas. No entendí, tampoco hice preguntas, solo fui y la encontré parada junto a una banca dando saltos de entusiasmo.

"No le vamos a decir a nadie, solo será una salida normal. Si tus papás te preguntan, les dices que salimos a caminar como siempre", me dijo después de explicarme qué se le había ocurrido la gran idea de ir al Estadio Nacional para respirar el mismo aire de JuegoFrio. Cantaríamos todas las canciones del grupo con nuestro pésimo inglés hasta quedar roncos. Una preocupante idea que no supe cómo negarle a su gran entusiasmo.
Fuimos al Estadio Nacional. El alboroto era desesperante. Muchas personas esperaban en sus carpas con la esperanza de alcanzar la mejor ubicación de su zona, hablaban sin parar al mismo tiempo y caminaban con sus carteles. Vimos a un hombre buscando algo que se le había perdido, a otro revendiendo entradas y a muchos otros vendiendo recuerdos referentes al grupo. Un ambiente que no disfrutaba para nada, pero no lo mencioné. No quería que Cristal se sintiera Mal. Ella estaba feliz. Su gran sonrisa apaciguaba mi disgusto por estar en medio de cientos de personas.
—¡Mira, Caramel! —me dijo señalando hacia una dirección que no pude reconocer.

Cristal caminó sin esperarme. Fui Tras ella a paso rápido para no perderla de vista entre las personas.

Vi a Cristal recogiendo una billetera verde de hombre que se había camuflado muy bien bajo un arbusto. La gruesa billetera contenía documentos importantes: tarjetas de transporte, tarjetas de crédito, de conducir, de identificación y otras que no conocíamos. El dinero que contenía era una suma importante.

—Niña, gracias al cielo, mi billetera —dijo un hombre que se nos acercó de inmediato cuando vio a Cristal recoger la billetera.
—Esta no es su billetera— Cristal dijo tajante. No esperó ninguna respuesta del desconocido, solo se dio media vuelta y caminó segura hacia una de las entradas del estadio.

Me preocupé. El hombre nos siguió gran tramo de nuestro recorrido sin decir ni una sola palabra. Aunque estamos rodeados de mucha gente, no sentí que estuviésemos seguros, porque podría seguirnos hasta la avenida desolada donde debíamos tomar el transporte. Le agarré la mano a Cristal para tratar de irnos a casa por un camino largo, pero transitado. Con suerte regresaríamos sin inconvenientes.

AUN SIEMPRE SERAS TÚ |2DA PARTE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora