1 - Amistad

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En segundo de secundaria, una chica muy bonita llegó a mi clase. Ella era clara, una de mis mejores amigas en la secundaria. Ella sería, "La nueva integrante" de nuestro grupo, como mi mejor amigo Max la nombró cuando Cristal se la presentó luego de salir de la dirección del colegio.

La conocimos en medio de un alboroto en nuestro salón, por eso los tres, Cristal, Clara y yo, estábamos sentados en la dirección de la escuela en espera del director para ser regañados. No me gustaba nuestra situación, pero a ellas no parecía molestarles nada. Era increíble ver lo bien que se llevaban a pesar de haberse conocido en medio de una situación crítica a solo unos minutos.

Siempre habíamos sido Cristal y yo en la dirección, pero cambio, pues Clara se unió a nosotros, y algo me dijo que no iba a ser la primera vez. Cristal siempre se las arregló para involucrarme en algún escándalo o travesura, y terminaba arrastrándome con ella si darme cuenta. En ese entonces fue Clara quien inició el alboroto que nos llevó a ser castigados, así que supuse que mi nueva amiga también me arrastraría a la dirección con frecuencia.

Felizmente me equivoque. Al pasar los días, Cristal y Clara se hicieron mucho más cercanas, y se encargaron de que sus travesuras fueran solo de ellas. Mis amigas se reían como dos niñas pequeñas después de ser regañadas, como si la compañía de ambas fuera suficiente para sobrellevar a los profesores con poca paciencia.

La amistad de Cristal era muy agradable para mí, porque ella era muy divertida, alegre. A pesar de eso, consideraba que no era bueno que no se relacionara con chicas como ella, por eso, cuando llego Clara, me agradó que se hicieran amigas. Era algo bueno para Cristal. Las chicas se comprenden entre ellas, se ayudan, pueden conversar temas que usualmente no se conversan con chicos y comparten gustos similares.

Cuando las veía sonreír, recordaba a mi mejor amigo Max.

A pesar de los largos sermones del director cada vez que Cristal me arrastraba a la dirección sin querer, Max siempre me esperaba en el gran patio del colegio. Yo salía cabizbajo por el regaño y la amenaza de llamar a mis padres, pero la sonrisa de Max hacia que me olvidara de todo. Él hacia que me sintiera acompañado. Era lo único bueno después de los largos sermones en la dirección.

La amistad de Cristal y Clara fue espontanea, y con el pasar de los días se fue fortaleciendo. Ellas eran como dos hermanas, de igual manera que mi mejor amigo Max y yo. Los cuatro conocimos la verdadera amistad. Quizá ella no desde pequeña, pero si en una hermosa etapa de su vida: La adolescencia, la más difícil de todas.

Era perfecto. Crecíamos en compañía, juntos los cuatro. Nos necesitábamos para seguir adelante y fortalecernos más, pero...

Nos traicionamos...

Nuestra amistad se fue destruyendo, lo destruimos nosotros, nos destruimos poco a poco en medio de dudas e irresponsables decisiones.

No pudimos derrotar a la adolescencia, porque los sentimientos nos dominaron, nos controlaron sin piedad. Traicionamos nuestra amistad y cambiamos las risas por miedos, por imposibles que queríamos hacer realidad.

Mi mejor amigo dijo que me amaba, y yo traicioné a Cristal. Traicioné nuestra amistad, la traicioné. No pude dominar mis sentimientos, mis principios, nada, porque el hizo que lo quisiera mucho a tal punto de inducirme a que la traicione a ella.

Junto a la traición que Max me impulso a cometer, él también me traicionó. Ya no podíamos ser amigos nunca más. Era imposible. Max no me miraba de la misma manera, no me trataba de la misma manera desde que dijo amarme. También lo traicioné al aceptar sus besos, su afecto, sus palabras de amor. Los dos nos traicionamos, traicionamos nuestra amistad.

La traición nos marcó con la muerte...

Fuimos castigados por jugar con los sentimientos.

En mi mente Cristal y Clara continuaban siendo las amigas traviesas que hacían locuras en clase y alteraban los nervios del director. Sus sonrisas nunca iban a morir, porque siempre iban a permanecer en mi memoria.... Y Max...

No quería pensar en él, ni en sus hermosos ojos azules que capto mi total atención cuando lo conocí. No quería pensar en que fue un error conocerlo en el parque donde mamá me llevo para jugar. Fui feliz, me hizo feliz, por eso no quería arrepentirme de esa felicidad. Desde ese día me enamoré, pero la inocencia lo ocultó hasta ser arrebatado por mis principios. Max había formado mi mundo desde pequeño. Era difícil cerrar y recordar el pasado sin él, porque siempre estuvo a mi lado.

A pesar de todo, pese a no comprender nada de la vida, iba a continuar.

Sus risas de niños siempre retumbarían en mi memoria, porque era la única manera en que quería recordarlos, no de otra, llena de traiciones y mentiras... envueltas por la muerte como castigo por traicionar nuestra amistad.

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Buenos días!

Esta es la segunda parte de Los Secretos de Caramel. Espero que les guste. Se revelaran muchos secretos, y también lo que todos quieren saber..., si lo que todos quieren saber... si, eso XDD. Seguro ya saben a qué me refiero.

Si aún no has leído la rimera parte, te animo a hacerlo.

Besos!!!



AUN SIEMPRE SERAS TÚ |2DA PARTE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora