80 - Primer amor

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Cristal se distanció de mí, pero no dejó de ser amable conmigo. Su usual comportamiento no hizo sospechar a nadie, porque siempre estábamos juntos en clase. Compartíamos los mismos grupos y charlábamos cuando los profesores no nos prestaban atención. Nadie sospechó, porque durante el recreo ella era la más responsable cuando tenía que reunirse en los comités de la obra escolar de fin de año.

Cristal era mi enamorada, pero ya no salíamos los fines de semana, ya no nos encontrábamos en el parque, ya no me dejaba ir a su casa para jugar juegos de mesa con ella y sus hermanitas menores. Cristal siempre estaba ocupada. Ocupó todo su tiempo con labores importantes para que sus rechazos fuesen comprensibles.

Un día seguí a Cristal. Salió del salón de clases luego de despedirse de mí. No esperé mucho, me puse de pie y fui tras ella. Al principio no tuve que ser cuidadoso de que no me viera, porque muchos estudiantes, que caminaban entre nosotros, evitaron que ella se diera cuenta. Cristal esperó en la avenida junto a muchos estudiantes de nuestro colegio. Me oculté a una distancia prudente hasta que subió a un autobús abarrotado de escolares. Me quedé quieto sin saber qué hacer, pero mis pies se movieron solos cuando el carro estuvo a punto de arrancar.

No viajamos por mucho tiempo. Cristal bajó en un paradero concurrido donde había varias tiendas comerciales y centros de entretenimiento. Traté de bajar con cuidado para que no se diera cuenta. Pensé que lo había logrado, porque ella continuó avanzando sin descubrirme, pero me equivoqué. Cristal se giró de manera brusca y me señaló con el dedo.

—Lo sabía, me estas siguiendo —dijo con efusión.

No supe que decir. Traté de buscar una excusa creíble, pero no lo había, solo la verdad. Me apresuré a estar en su lado cuando Cristal reanudo su caminata hacia la dirección de su instituto de inglés.

—I have got a stalker —pronounce.

La miré perplejo si entender lo que había articulado. El instituto estaba cerca de nosotros con cada paso que dábamos. Debía decirle algo o Cristal me iba a dejar en el hall del instituto con un simple hasta mañana, pero no pude pronunciar ni una sola palabra. Sin darme cuenta le agarré de la muñeca y la detuve.

—Te estas alejando —dije.

Me di cuenta de lo que había hecho. Le solté el brazo y me quedé quieto.

—Mi clase va a empezar, Caramel, tengo que entrar. Mañana nos vemos en el colegio.

—A qué hora sales.

—Mi clase de inglés dura una hora y media de no entender nada de lo que el profesor dice. Pero voy a mejorar —dijo meneando su mano como despedida mientras caminaba hacia el corredor con dirección al segundo piso del edificio.

Me quedé parado en el hall del instituto. Miré a mí alrededor. Los estudiantes entraban a sus clases cada vez más apresurados y los alumnos del turno anterior se despedían de sus amigos. Se fueron, todos dejaron el hall a pocos minutos después de que Cristal entrara a su clase. Me senté en una silla y miré el reloj colgado en la pared. Me quedé esperándola una hora y media.

Mi celular sonó varias veces. El nombre de mi mejor amigo Max brilló en la pantalla una y otra vez, pero no le contesté. Lo cambié a modo vibrador y silencié las notificaciones. No comprendía porqué me sonreía y era amable conmigo cuando no merecía nada de lo él decía sentir por mí. Dejarlo en el colegio sin decirle nada para ir a buscar a Cristal debía ser motivo para que me odiara y me diera la espalda aunque me doliera.

Los alumnos empezaron a salir. Mis manos sudaron un poco. No sabía que decirle a Cristal, pero no podía continuar quedándome callado como un tonto. No le reclamaría su ausencia, no tenía el derecho de hacerlo, solo deseaba quedarme a su lado un rato, caminar y conversar para que entendiera que comprendía cualquier decisión suya.

AUN SIEMPRE SERAS TÚ |2DA PARTE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora