63 - Vértigos

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Mi mejor amigo Max trabajaba en una agencia de modelos porque una de sus compañeras de clases le había dado la idea. Poco después Max empezó a trabajar en la sucursal principal de una gran agencia ubicada en un distrito pudiente de la capital.

En ese lugar Max se hizo amigo de dos muchachas muy guapas: Gema y Pilar. Gema era una adolescente rubia de esbelta figura. Salía con Estefan, su enamorado de toda la vida, con quien discutía, se separaba y amistaba con frecuencia. Su aspecto delicado era la de una princesa, pero su personalidad a veces me asustaba cuando le gritaba improperios a Estefan y a cualquiera que la molestaba.

Pilar, la amiga inseparable de Gema, también era una muchacha muy bonita. Tenía el cabello castaño y ojos color ámbar muy llamativo. Su personalidad exquisita a veces solía molestar a las personas. Cuando la conocí por primera vez Pilar me miró de pie a cabeza, lo cual no me hizo sentir incómodo. Gema me dijo que Pilar siempre se fijaba en lo más mínimo cuando conocía por primera vez a una persona. Gema estaba acostumbrada a esa manía de su amiga, por eso usualmente no hacía nada por corregirla, pero no demoró en regañarla cuando se dio cuenta que me había intimidado. "Por eso es difícil que hagas amigos", le había dicho empujándola sin delicadeza.

Ambas chicas eran de familias acomodadas que buscaban diversión en la agencia de modelos. Amaban las sesiones de fotos, aparecer en revistas y representar marcas reconocidas de ropas. Ellas solo querían divertirse.

Siempre consideré que Gema y Pilar eran solo amigas de Max, no mis amigas, porque ellas lo frecuentaban más a él. Yo era el que se colaba en sus salidas de amigos, porque Max siempre me pedía que me reuniera con él en la agencia cuando planeaba salidas con ellas.

Pero Max no estaba...

Max decidió salir con su noviecita Luz a pesar de haberme dicho que quería salir solo conmigo. Él me dejó en el hall de la agencia con Gema y Pilar.

—Que terrible, odio las películas de terror —dijo Pilar aterrada después de salir de la sala de cine.

—Estefan, no volveré a dejar que nos convenzas de ver una película donde todos mueren. Pero qué final tan sangriento. Las películas de terror son de lo peor—Gema apoyó a su amiga Pilar.

—Que exageradas —Estefan se alejó cuando su celular timbró.

Pilar sacó de su bolso un pequeño espejo para ver su maquillaje y Gema se acercó a mí sacudiendo su cabello abundante y rubio.

—Caramel, ¿sabes Cantar? —preguntó interesada.

—No —respondí.

—No importa, igual vas a tener que hacerlo.

—Todos ya están ahí, vámonos —dijo Estefan guardando su celular.

Nos trasladamos en el auto de Estefan a una zona de diversos centros de entretenimiento, restaurantes y otras locales que ofrecían servicios sofisticados. Estefan estacionó su auto cerca de una calle de bares y discotecas.

— Vamos a divertirnos —dijo Gema meneando su cuerpo.

—Estamos en una calle de bares, somos menores de edad, no podemos entrar —dije con la esperanza de irnos de ese lugar.

Nunca antes había estado en una calle igual. No tenía la costumbre de frecuentar ese tipo de establecimientos donde solo se iba a beber. Con mis amigos siempre nos divertíamos yendo al cine, a los juegos de arcade. También pasábamos nuestro tiempo libre en casa de algún amigo o en el parque cerca de mi casa.

—Caramel, Estefan es amigo de un administrador. Relájate, hemos venido varias veces. Ya nos conocen, siempre nos dejan pasar —dijo Gema.

—El hombre de seguridad es diferente —dijo Estefan—. Esperen aquí, ya regreso —se dirigió hacia el bar.

AUN SIEMPRE SERAS TÚ |2DA PARTE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora