"La próxima no la vas a sacar tan barata", le grité en silencio.

Nadie más volvió a emitir palabra.

Me alejé de él y fui hasta donde había dejado mi ropa.

Mientras me vestía podía sentir la rabia contenida fluyendo por mi cuerpo. Estaba fuera de mí, actuaba de manera autómata. No quería tener que ver, o escuchar a nadie. Reprimía el impulso de salir corriendo de allí. Alejarme de todos. Sentía que si me quedaba un minuto más y alguien retomaba el asunto, iba a arrepentirme.

Abandoné el vestuario masticando el sabor agrio de la impotencia. Me crucé con el profesor que volvía a entrar y lo pasé de largo. Me miró extrañado, se había perdido todo el espectáculo.

—Campeón, ¿qué pasó? —me gritó cuando ya había recorrido un par de metros.

Apresuré el paso para llegar hasta mi auto, cualquier cosa que hiciera o dijera me iba a jugar en contra.

A lo lejos, distinguí la figura de alguien recostado sobre el lateral del 147, tal vez aguardándome. Resoplé preparándome para lo peor, pensé que podía ser el idiota que había golpeado, no había vuelto a fijarme en él. Bajé la cabeza y seguí a paso firme.

Casi llegando, vi que se trataba de Javier.

—Qué grande que sos, tano. Gracias —lanzó.

—¿Gracias por qué, Javi?

—Por defender a David.

Me encogí de hombros mientras desllaveaba la puerta. Tiré el bolso en el asiento trasero y le hice una seña para que se subiera. Aceptó la invitación con otro gesto y se ubicó en el asiento del acompañante. No dijimos más nada hasta abandonar el predio.

—¿Vos ya sabías? —inquirió.

—¿Qué cosa? —pregunté secamente.

Me sentía incómodo.

—Que estudiaba danzas.

—Desde hace un par de años.

—Yo me enteré el año pasado.

Otra vez nos sumimos en el silencio.

—¿Te llevo hasta tu casa?

—Bueno, dale. Gracias.

Tomé avenida Catamarca, ya que por esa ruta me quedaba de paso donde él vivía.

—Que haga danzas no quiere decir nada —balbuceó.

—No me importa lo que quiera decir, si escuchás a alguno de esos pelotudos repetir la mierda que dijeron ahí dentro, me lo decís; yo me voy a encargar de cerrarles el pico.

—Te tienen miedo, eh. ¿Viste la cara que pusieron? —rio.

—Tampoco me importa eso, Javi. No me gusta que se burlen de la gente.

Me estudió por un instante, pero no agregó nada.

Anduvimos varias cuadras sin volver a hablar.

—¿Y cuándo vas a venir a vernos tocar? —soltó finalmente.

—El día que Caro tenga algo que hacer y yo esté libre.

—Pueden venir los dos, si quieren.

—Nah... prefiero evitar peleas.

Asintió, aunque su expresión denotaba que no entendía lo que le decía.

—Vivís acá a la derecha, ¿no?

—Sí, dejame en la esquina, así podés seguir de largo.

—Tranquilo. Ya que estoy te dejo en la puerta.

Cuando estacioné, me miró fijo y sus labios formaron una línea recta, como si quisiera agregar algo más y no se animara.

—¿Te veo mañana? —pregunté, necesitaba quedarme solo.

Asintió pensativo y me extendió la mano para despedirse.

—Gracias, tano; de verdad. Lo que hiciste no tiene precio. Sos el capitán del equipo, todo el mundo te respeta; es importante que les pusieras ese límite.

También asentí, recapacitando sobre lo sucedido.

—David no habla mucho —continuó—, pero yo sé que tiene quilombos en su casa, y no estaría bueno que ahora lo empiecen también a joder con esto en la escuela. Creo que lo afectaría mucho.

—Ya te lo dije, vos dejámelo a mí.

—Por supuesto, amigo.

—Escuchame... —dudé—. No se te ocurra contarle lo que dijeron ni nada de lo que pasó allá adentro.

—No, claro que no.

Asentí por última vez más.

Qué sensación tan horrible me carcomía por dentro. Nunca me había sucedido cosa semejante. Era peor que si me hubiesen atacado a mí, yo sabía cómo defenderme. Era capaz de poner a cualquiera en el lugar que se mereciera. Pero Davo...

Un nudo me apretó la garganta.

Javier abrió la puerta y se bajó del auto sin quitarme los ojos de encima.

—Gracias por haberme traído, tano.

—De nada...

Cerró la puerta.

—Javi...

Se apoyó en el hueco de la ventanilla baja.

—Sí...

—Cuidaloa David, por favor. Es mucho más vulnerable de lo que parece.

TAMBIÉN LO RECUERDO TODODonde viven las historias. Descúbrelo ahora