El ruido de una pesada llave inglesa cayendo sobre el resto de herramientas amontonadas sobre la mesa, sacó a Raven de sus pensamientos.
Una pequeña exhalación abandonó sus labios al tiempo que se llevaba la mano a la cadera disimuladamente bajo la mesa.
—Raven, necesito tu ayuda —dijo Gina apartándose de la mesa tras haberla lanzado—. No consigo entender qué es lo que está mal con este generador. He intentado desmontarlo y volverlo a montar dos veces y sigue fallando.
Raven que intentó centrarse hizo un gesto con la cara.
—Luego le echaré un vistazo —dijo ella algo aletargada sin levantarse del sitio.
—Vale, como quieras pero si Sinclair tiene alguna queja le diré que hable contigo —le medio sonrió cómplice Gina limpiándose la grasa de las manos en un viejo trapo antes de ir a por algo de agua.
En cuanto Gina abandonó la sala de suministros Raven dejo escapar un pequeño gemido de dolor teniendo que inclinarse hacia delante para poder soportarlo. Esa constante sensación de sufrimiento la mantenía atormentada, y tratar de ocultarlo lo convertía en algo casi aún peor.
Sin embargo, ¿qué otra cosa podía hacer?
Si alguien se enterase probablemente acudiría a Abigail y esta, no tardaría mucho en apartarla de su puesto de inmediato y eso si que la mataría.
¿El dolor?
Podía soportarlo, podía manejarlo tal y como había hecho hasta ahora.
Era otra cosa lo que la mantenía distante y distraída. Otra cosa que no se atrevía a expresar en voz alta ni siquiera para si misma.
Prefería no pensar en ello en aquel momento. Cerro los ojos y permitió que el dolor aflorara a través de ella, se concentro en mantener la calma y respirar hondo.
"Este dolor también pasara", se dijo una y otra vez abstraída de lidiar con nada más que no fuese ese pensamiento.
—Raven, tienes que ayudarme —la interrumpió Octavia entrando de repente en la sala.
Raven dio un respingo nada más oír su voz, y el movimiento hizo que una punzada de dolor le atravesase la cadera recorriéndole la pierna intensamente. Raven puso una ligera mueca de dolor.
Octavia frunció el ceño, y se la quedó mirando.
—¿Va todo bien?
—Solo estaba ordenando esto un poco —contestó ella abruptamente intentando poner buena cara al tiempo que ordenaba algunas de las herramientas de la mesa—. Esto es un desastre, ¿qué necesitas?
—Solo algo de ropa —repuso Octavia fijándose bien en ella, últimamente Raven no parecía ser la misma persona que llegó a la Tierra. Era de esperar, había pasado por mucho, como todos pero había algo extraño en ella, algo que no terminaba de descubrir qué era.
—Mira en esa caja de ahí —dijo Raven señalando una caja amontonada junto a otras en lo alto de la estantería.
Octavia se acercó examinandolas todas.
—¿Cuál? ¿esta? —preguntó señalando la del extremo.
Raven asintió y Octavia alzo las manos poniéndose de puntillas, antes de sacarla del estante y llevarla a la mesa donde estaba ella.
—¿Esto es todo lo que nos queda? —preguntó Octavia abriendo la caja y asomando algunas prendas para verlas. Debería de servirle alguna a Clarke. Suponía que sus cosas las tendría Abby guardadas en algún lugar.
Raven se esforzó por levantarse y llevar a la otra estantería las herramientas que había cogido, pero otra sacudida hizo que su pierna fallase y que instintivamente su mano fuese a parar a ella dejando caer al suelo las cosas.
Octavia la miró al instante escuchando el estruendo de las herramientas al caer contra el suelo, y dejó la ropa para ir a ayudarla.
—Espera, yo te ayudo —dijo acercándose a donde se encontraba ella.
—Puedo hacerlo sola, ¿vale? —respondió Raven irritada al instante tratando de agacharse.
Esa reacción paró en seco a Octavia que se quedó a un par de pasos de ella. Evidentemente algo no estaba bien con Raven.
—Raven, ¿seguro que estás bien?
Raven que se apresuró a coger como podía las herramientas, alargó la mano para atrapar un destornillador que había rodado hasta la pata de la mesa y el dolor se intensificó para ella.
—¿Por qué no iba a estarlo? —contestó ella bruscamente, volviendo la cabeza para mirarla antes de agarrar de mala gana el destornillador con su temblorosa mano.
—Porque estás temblando —se fijó Octavia en ella acercándose para hablar mejor—. Raven soy yo, Octavia. Si te ocurre algo sabes que puedes contármelo.
—Todo va bien, no me ocurre nada —respondió Raven logrando ponerse de nuevo en pie sujetando las cosas contra su cuerpo para conseguir llevarlas al estante sin que se cayesen nuevamente al suelo.
—Raven —insistió Octavia mirándola.
—He dicho que no me ocurre nada, ¿acaso estás sorda Octavia? —preguntó ella dejándolas caer contra la caja latonada del estante antes de volverse a mirarla.
Octavia que la escuchó sencillamente se quedó parada.
No había esperado esa reacción por su parte y mucho menos la forma de hablarle y eso comenzó a preocuparle.
—Raven si he hecho algo que te ha molestado, créeme que en ningún momento ha sido esa mi intención.
—¿Molestado? ¿Qué podrías haber hecho tú para molestarme así? —replicó ella de mala manera.
—Eso mismo es lo que te estoy preguntando Raven —volvió a hablar ella pacientemente—. ¿Estás enfadada conmigo por algo?
Raven que no estaba enfadada con Octavia sino consigo misma por sucumbir a algo tan absurdo, sintió sus ojos humedecerse por la rabia.
—Desde luego que no, así que coge lo que sea que vayas a coger y aléjate de mi.
—Raven... —musitó Octavia pasmada por su reacción.
—¡Fuera! —le gritó ella abalanzándose contra la mesa, tirando de un fuerte manotazo la caja mientras las lágrimas de impotencia resbalaban por su cara.
Octavia que retrocedió un paso ante su reacción, se acercó a ella y la agarró por los brazos para enfrentar su mirada.
—Sea lo que sea por lo que estás pasando, déjame ayudarte —le pidió ella fijándose en el dolor de su rostro.
Raven que cerró los ojos tratando de contener las lágrimas, apartó la cara queriendo evitar que Octavia la viese así.
—No —murmuró ella sordamente sabiendo que la delataría.
—Raven, puedo ayudarte —repitió Octavia queriendo que se calmase—. Cuéntame que te ha pasado, cuéntamelo.
Raven no podría soportar por mucho más tiempo sola esa carga.
Tarde o temprano todo se descubriría, todo saldría a la luz y Abby y los demás se enterarían. Tan solo sería otro problema añadido a la lista, y eso era algo que no podían permitirse, no ahora mismo.
—Octavia...
—Suéltalo, Raven —dijo ella expectante enfrentando sus ojos.
—Voy a estropearlo todo —murmuró Raven reteniendo las lágrimas afligida.
Octavia que trago con fuerza al oírla hablar así, sintió un temor en su interior que había sentido pocas veces antes.
—¿Estropearlo todo? Raven, me estás asustando. ¿Qué es lo que has hecho?
Raven que apartó la mirada volviendo a sentir ese inmenso dolor ahora atenazarle el estomago, supo que Octavia insistiría hasta descubrir la verdad.
Debía confesárselo, debía contárselo a alguien o el temor, el dolor y la culpa la harían naufragar así que Raven se armo de valor, y levantando la mirada lentamente puso sus anegados ojos en los de Octavia.
—Lo último que debía hacer en este momento...
Continuara...