—Estoy segura. Quiero tener sexo con hombres —no podía creer que estuviéramos teniendo esa conversación.

—De acuerdo —suspiró ella—. Te creo.

Le trajeron el café y miró la taza un largo rato. Dejó escapar un suspiro y su rostro se contrajo.

—Creo que Jonathan me engaña.

Las palabras me golpearon como una lámpara que cayera del techo. Había esperado ese tipo de anuncio durante los primeros años de su matrimonio. Ya no. La furia me quemó las entrañas, incluso más que la primera vez que pillé a Richard. La contuve por bien de mi madre. Necesitaba consuelo, no ira.

—Lo siento, mamá. Lo siento mucho.

—No sé qué hacer —las lágrimas brillaron en sus ojos, que se convirtieron en lagos marrón y plata.

—¿Por qué crees que se ve con otra mujer?

—Todo empezó cuando me compró esa maldita lámpara para mi cumpleaños. ¿Qué mujer quiere algo práctico para la casa como regalo?

—Ninguna que yo conozca.

—Él debería haberlo sabido. Pero creo que me quejé demasiado porque desde entonces llega tarde a casa. Y ha estado haciendo llamadas telefónicas en secreto. Lo sé porque sale de la cama cuando cree que estoy dormida y se va a otra habitación con el móvil. Algunas tardes apesta a un perfume floral y almizclado. Sabes que yo nunca utilizaría algo así. Utilizo uno de azucenas. ¡Azucenas!

Conseguí mantener una expresión neutra. Por dentro, sin embargo, la furia burbujeaba con fuerza. Era como un caldero en ebullición, a punto de estallar. Llegar tarde a casa, las llamadas de teléfono, los perfumes, ésas habían sido las primeras pistas con Richard.

—Quizá yo lo llevé a ello, es solo que… —se limpió las lágrimas con una mano temblorosa—. Nunca pensé que sería como tu padre.

Al principio, yo había creado excusas. Demasiado trabajo. Emergencia empresarial. Un perfume que se pegaba a la ropa. Cuando las excusas dejaron de funcionar, me culpé a mí misma. No permitiría que mi madre hiciera lo mismo. Al menos no esta vez. Si mi padre no hubiera muerto de un infarto, mi madre seguiría con mi padre auténtico.

—No hay ninguna razón buena para que un hombre sea infiel. Nunca —puse una mano sobre la suya—. Es culpa suya, de su falta de integridad. No tuya.

—¿Qué debería hacer? —susurró ella—. No puedo volver a pasar por todo esto.

—Tienes que contratar a un detective privado cuanto antes y pillarlo en el acto.

—No sé —se removió incómoda en el asiento, sin mirarme—. ¿Y si me equivoco?

—Sólo hay una forma de descubrirlo.

—No sé —repitió.

—¿Te respetarás si no haces nada? No hiciste nada con papá. Has visto cómo me afectaron las aventuras de Richard. No dejes que esto te machaque. Sé fuerte y actúa.

—Yo… yo sólo…

Sabía lo que implicaba ese titubeo, así que la interrumpí antes de que absolviera al hombre.

—Si no quieres contratar a un detective, no lo hagas. Pero yo lo seguiré.

—Miranda, por favor —me miró. Al menos las lágrimas habían desaparecido—. Habla en serio.

—Es muy en serio —iba a machacar a ese bastardo de más de una manera. ¿Iba a mentir a mi madre? ¿A engañar a mi madre? Había elegido una mala candidata. Yo sería la Detective Jones.

Mi madre apretó los labios y acarició mi mentón con la mano que tenía libre. Sonrió con ternura.

—Siempre creí que yo era la fuerte por lo que he aguantado, pero eres tú. Tú eres quien tiene fuerza auténtica. Estás ahí, dispuesta a defender mi honor.

Yo clavé la mirada en la mesa, con el corazón encogido. Se equivocaba, pero aprecié el halago.

—Lo estoy intentando —dije.

—No, no lo estás intentando. Eres fuerte.

Si seguía así conseguiría que me echara a llorar como una niña. Apreté su mano suavemente.

—Jonathan quiere verte en casa esta tarde, a las siete y media. Quiere aconsejarte sobre tus relaciones. ¿Puedes venir?

Era muy irónico. Un infiel quería aconsejarme en mis relaciones. No estaba segura de poder verlo sin arrancarle la piel, pero iría. Aprovecharía la oportunidad para investigar en la casa y buscar pistas.

—Allí estaré —dije con firmeza.

—Te quiero, cariño —me besó en la mejilla, se puso en pie y se marchó.

Beautiful mess (Harry Styles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora