Miami

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Capítulo 17: Parte I


Lauren, 5 de junio; Los Ángeles


A pesar de que todas, en un primer momento, habían querido quedarse un par de días en Londres, como unas pequeñas vacaciones, finalmente se habían decantado por la otra alternativa que se les había ofrecido. En aquel caso, Lauren había aceptado por ellas y no por sí misma, o eso había querido pensar. La primera opción había sido quedarse en la capital inglesa y disfrutar como cualquier turista, pero la otra había sido tener un par de días de vacaciones junto a sus familias. Cuatro de cinco no habían dudado en escoger la última opción.

Así que el día anterior, habían vuelto a la ciudad de las estrellas, sin embargo Lauren no tenía mucho recuerdos de aquel día ya que se había pasado la jornada durmiendo. Y también teniendo sus propias pesadillas; pesadillas en las que volvía a pasar aquel tipo de hombre que calaba hasta los huesos, que hacía tener calambres en el abdomen y sensación de cansancio. Sin embargo, aquello era otra cuestión. Ella había dormido más de quince horas, pero cuando a las cinco de la mañana de aquel domingo se había despertado ya no había podido volver a conciliar el sueño. Irónicamente se había levantado sin ningún tipo de apetito, así que tras cambiarse de ropa, y como en el día del cumpleaños de Normani, Lauren se había puesto a pintar con tranquilidad sobre aquella pared. La motorista había encendió su portátil y había buscado alguna lista de música en Spotify para que sonara entre aquellas cuatro paredes.

Sin embargo, el tiempo era demasiado volátil cuando se estaba a gusto haciendo algo.

Lauren no sabía concretamente cuánto tiempo llevaba allí, en su habitación pintando, pero lo que si sabía era que había avanzado muchísimo en la pintura que estaba haciendo sobre la pared. Casi había terminado el mural: en dos horas como mucho lo habré acabado, pensó con decisión.

Pero, de repente, dos golpes en su puerta le sacaron de su concentración:

Era Camila.

Lauren, después de girar su cabeza para mirarla, sonrió abiertamente como forma de saludo para después volver a concentrarse en el último pájaro que le faltaba por pintar de negro. Aquel iba a ser su último paso antes de empezar con su apreciada libélula.

-¿Aun no te has ido?

Y aunque la mujer de ojos verdes hubiese formulado aquella pregunta hacia la cubana, no se giró para recibir una respuesta, tan solo la esperaba:

-No, mi avión sale más tarde que los de las demás.

Entonces, Lauren tarareó una respuesta sin dejar de pintar.

-¿Por qué no te vienes conmigo?

Sin embargo aquello no se lo esperó; Lauren dejó su brazo estático en el aire aun manteniendo el pincel entre sus dedos, pero no seguía pintando en esos momentos. Durante unos segundos no dijo nada, pero después volvió hablar.

-Ya hemos hablado de esto, Camz...-mintió intentando evitar el tema y también sin girarse hacia su compañera.

-No, no lo hicimos.

-Camila, no.

Aquella vez su tono fue más duro y cortante; había sido mucho más frío. Una parte de ella se arrepintió de haberle hablado así a la cubana, porque sin haberse girado sabía cuál era el rostro que tenía en esos momentos. Fue por eso que tampoco se movió de su sitio, Lauren no soportaría ver la cara triste de Camila.

-Está bien-escuchó que le decía en un susurro-. Que tengas unas buenas vacaciones...

Nada más escuchar como la puerta de su habitación volvía a cerrarse, Lauren tiró el pincel al suelo con fuerza haciendo que salpicara algo de pintura sobre sus pantalones y en el suelo, por suerte había una sábana que utilizaba en momentos como esos para no ensuciar demasiado. La motorista, poco después, se dejó caer al suelo. ¿Qué me está pasando? Se preguntó mentalmente mientras se estiraba y se tapaba la cara con sus manos. Había pensado en ir a Miami, por supuesto que sí, pero no era una opción viable, al menos aún no. Pero, ¿cómo Camila, con tan solo dos preguntas, había conseguido confundirla tanto si lo tenía todo tan claro? Sinceramente, no sabía cómo responder a aquellas dos preguntas.

Sin poderse controlar, la mujer de ojos verdes se mordió el interior de la mejilla intentando controlar todos sus sentimientos; se había acordado de su conversación con Lucy, de lo que le había dicho sobre su familia...

Pasaron unos minutos hasta que Lauren se fue recuperado un poco de la situación, pero entonces, sin moverse del sitio, prestó atención a la canción que estaba sonando en esos momentos por los altavoces:

It's been a long time coming since I've seen your face

I've been everywhere and back trying to replace

Everything that I had 'til my feet went numb

Praying like a fool that's been on the run

Heart's still beating but it's not working

It's like a million dollar phone that you just can't ring

I reached out trying to love but I feel nothing

Yeah, my heart is numb

Sin duda aquellos versos le estaban definiendo a la perfección, o así lo sintió Lauren, pero cuando estaba a punto de llegar al estribillo de la canción varios ruidos procedentes de fuera de su habitación se escucharon por encima de la música. La motorista rápidamente se reincorporó y se puso en pie.

Parecía que había un alboroto, o algo parecido.

Lauren llegó hasta la puerta de su habitación, sin dudarlo en ningún momento, pero cuando la abrió se encontró cara a cara, y a muy pocos centímetros de distancia, de Camila. Casi se habían chocado en aquella sala común, pero el rostro alarmado de la cubana hizo que no pudiese apreciar aquella extraña cercanía que las rodeaba. Finalmente fue la motorista quien dio un incómodo paso hacia atrás para separarse:

-Lauren...-le dijo con miedo en la voz y con la respiración entrecortada.

Al instante, la mujer de ojos verdes supo que iba a recibir una mala noticia.

-Camz, ¿qué pasa?

El corazón se le aceleró y se comprimió en una espera de milésimas de segundo:

-Mi madre me acaba de llamar y...-ella cogió una profunda respiración como si estuviera buscando las palabras adecuadas que decir:-. Tu hermano ha sido ingresado en el hospital.


Feel Again I: X Factor (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora