Otra vez

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Capítulo 10: Parte III

Lauren, 9 de mayo; Los Ángeles

Después de acabar con el agotador entrenamiento de Sean, todas habían subido a la planta principal de la mansión para almorzar un poco antes de sortear los turnos de las duchas.

Lauren no había esperado que aquella tarde pudiese relajarse y descansar. A esas alturas del programa ya se había dado cuenta de que tendrían tutorías todas las mañanas y todas las tardes; y aquella tarde de lunes no iba a ser menos. Pero, a pesar de que sabía que tenía muy poco tiempo, Lauren no pudo resistirse y acabó echándose una pequeña siesta. Y tras dormir media hora en su habitación, Mario la llamó al teléfono fijo, que había encima de su mesita de noche:

-Lauren-le habló el latino mientras la joven se pasaba su mano por la cara intentando despertarse-, tienes que ir al sótano para la tutoría con Demi. Tus compañeras ya han empezado a bajar.

-Vale-murmuró aun medio dormida-. Gracias.

Lo más rápido posible, Lauren se desperezó y se levantó de la cama para bajar cuanto antes al sótano.

Mientras bajaba por el primer ascensor, no pudo evitar pensar que le parecía bastante raro que su equipo ya se encontrase allí. Normalmente las avisaban a todas juntas y bajaban en una tanda a la planta inferior, pero todo cobró sentido para la motorista cuando entró a la gran sala de entrenamiento:

Normani se encontraba en esos momentos, vestida con un kimono de artes marciales blanco atado con un cinturón negro. De esa misma manera iba vestido Sean, que estaba justo delante de ella. Sin embargo, ninguno de los dos estaba teniendo una pacífica charla, ambos estaban inmersos en un combate. Lauren reconoció al instante que era judo lo que estaban practicando en el tapete central.

La joven de guantes negros siguió con su camino hacia el aula, pero sin dejar de mirar, esa vez a sus demás compañeras:

Camila se encontraba mucho más alejada que Normani junto con Mario, y por eso a Lauren le costó ver mucho más lo que estaba haciendo. Pero, segundos más tarde, percibió que estaba levantando pesas, o algún objeto similar, con la mente.

En el otro extremo del sótano la motorista pudo ver que estaba Dinah con Khloé. La segunda le tiraba balones de plástico y la polinesia parecía frenarlos en el aire antes de que la golpeasen o cayesen al suelo.

Y por último, y mucho más cerca a la puerta del aula, estaba Ally junto con Chelsea. Ambas estaban sentadas sendas sillas con una mesa en medio que les separaba. Lauren al pasar por al lado pudo ver como encima de aquella mesa había todo tipo de objetos que se podían relacionar con la adivinación: había cartas echadas, una bola de cristal, piedras preciosas...

Una sensación de nerviosismo se le creó en el estómago a Lauren al pesar en que podría tenerle preparado Demi para ella, pero no en el buen sentido.

Cuando llegó por fin al aula, Lauren no pudo evitar volver a recordar aquellas palabras que le había dicho Normani horas antes. Durante unos segundos se quedó con la expectación de si iba a salir, por tercera vez, frustrada de allí o no, pero nada más ver el ambiente que había entre aquellas cuatro paredes confirmó que sí que la habría.

La motorista dio unos pasos vacilantes hacia el interior del aula, mientras veía como Demi seguía encendiendo velas por toda la estancia:

-Perfecto-dijo nada más verla-. Justo a tiempo. Siéntate, Lauren-la tutora le señaló uno de los cojines que había en el suelo, mientras que ella misma se sentaba en el otro, justo delante del primero.

Vamos a estar cara a cara...

-¿Qué haremos?

-Meditación-contestó sin vacilar-. Otra vez.

Lauren durante unos segundos se giró hacia la puerta que acababa de cerrar; todas las demás estaban practicando con algo relacionado con su habilidad. Todas menos ella... Tras escuchar como Demi encendía la música relajante, otra vez piano, se volvió a girar para encarar a la mujer y en el momento en el que se sentó, le preguntó:

-¿Por qué?

-¿Has practicado, Lauren?-le contestó con otra pregunta. Pero la chica de guantes negros, mientras se sentaba en el cojín como los indios la miró sin hablar. Yo he hecho primero la pregunta...pensó rápidamente. Y Demi pareció entenderlo:-Seguiremos haciendo meditación tú y yo, porque aún no tienes una conexión con tu don. Sé que crees que es una tontería hacer esto, y sé que no estuviste ni cinco minutos atenta el otro día, pero tú de las cinco eres quien más necesita establecer una relación con tu interior, con esa parte de tu don.

La motorista no apartó en ningún momento la mirada de la tutora; todas aquellas palabras, junto con el discurso de Normani aquella mañana le estaban haciendo replantearse muchas cosas. La primera, y la más importante, era sobre la meditación.

En ese momento dado, Lauren comprendió que no perdía nada por intentarlo bien. Así que, murmurando un de acuerdo, Lauren estuvo dispuesta a meditar y conectarse con su habilidad:

Aquella vez, la motorista siguió paso a paso todas las indicaciones de Demi. Lo hizo al pie de la letra. La mujer de ojos verdes, aquella vez, de verdad lo intentó con todas sus fuerzas, pero en su mente seguía sin encontrar una forma o una definición que encajará con ella:

-Se siente...-volvió a intentar con los ojos cerrados tras la insistencia de Demi- como ir a gran velocidad. Pero en el mal sentido-rápidamente tragó saliva ante la oscuridad de su mente y la sensación que le recorría por todo el cuerpo; no era la misma sensación que tenía cuando se subía en su Ninja-... Es peligroso y doloroso.

Y entonces una fuerte corriente le atravesó las manos haciendo que siseara de dolor.

-Bueno, al menos no es un rayo verde-comentó la tutora, segundos después, medio en broma con una pequeña carcajada.

Lauren al instante, notando como el ambiente de meditación se había roto, abrió los ojos encontrándose de frente con Demi. También se olvidó de las recientes sensaciones. Al final, ella no pudo evitar sonrojarse un poco por aquella mentira que le había dicho, pero no tuvo tiempo a contestar porque la mujer de cabello corto se levantó para empezar a apagar las velas.

-Sigue practicando la meditación, Lauren-le habló con calma, pero también con firmeza-. Lo digo en serio. Hoy has avanzado, pero aún no es suficiente. Y cuando antes fortalezcamos tu relación con tu don antes podremos empezar con el verdadero trabajo-Lauren segundos después asintió-. Para el próximo día intenta a través de este ejercicio controlar tu habilidad. Intenta canalizar la energía para que tus manos, sin guantes, queden neutrales.

La motorista al instante abrió los ojos alarmada:

-Yo... no creo que eso pueda...

-Inténtalo-la cortó.

Y entonces, las palabras de Normani le volvieron a la cabeza y la motorista a regañadientes volvió a asentir.

Nada más salir se dio cuenta de que sus compañeras ya no se encontraban en el sótano, así que sin pensárselo dos veces se dispuso a subir a la primera planta.

Lauren estaba decidida a que nada más llegar a la planta principal de la mansión se dirigiría hacia el garaje y arrancaría su Kawasaki para ir a dar una vuelta. En esos momentos lo necesitaba porque otra vez salía frustrada de allí; necesitaba sentir la velocidad en su cuerpo, pero no el peligro ni mucho menos el dolor que aún burbujeaba en su piel.

Con el verdadero trabajo, pensó entrando en el interior del ascensor, eso suena duro.


Feel Again I: X Factor (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora