Clases de meditación

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Capítulo 9: Parte III

Lauren, 7 de mayo; Los Ángeles

Velas e incienso.

Esos fueron dos detalles bastante evidentes que Lauren percibió cuando entró, con el resto de sus compañeras, en el aula del sótano. Aquella tarde tenían una sesión con Demi, pero la tutora no las había dejado bajar allí hasta una hora más tarde de lo acordado y en esos momentos la motorista podía entender el por qué.

La joven tutora había estado preparando todo aquello, pero lo que aún seguía sin comprender era para que era toda aquella escena: luces apagadas, velas, los pupitres remplazados por cojines en el suelo y un ligero aroma a incienso de vainilla. Aunque después de no haber dormido más de tres horas aquella última noche por culpas de las jodidas pesadillas y después de todo el trabajo de redecorar su habitación, aquel ambiente la estaba adormilando, y mucho.

Era cierto que, gracias a Camila tan solo habían sido cuatro horas intensas de trabajo de rodillo. Que, por un lado, el hombre que le había vendido la pintura le había dicho que solo necesitaría una mano de base para que la pared adhiriese perfectamente el color. Sin embargo, Lauren tenía sus dudas; lo comprobaría a la mañana siguiente. Ella había dejado la ventana totalmente abierta para que se secara y estaba segura de que cuando se fuera a dormir lo estaría.

Si consigues dormir esta noche...

Lauren sabía que cada cierto tiempo le ocurría eso, normalmente se había adaptado a las pesadillas, pero no siempre podía dormir. Como le había pasado aquella noche, se había despertado cubierta en un sudor frío, cerca de las de dos la mañana, y no había podido volver a conciliar el sueño.

Sin otra opción, tomó la decisión de no dormir más, pero para distraerse Lauren había decidido ponerse en marcha con la idea del mural. Así que, tras bajar a por un lápiz y unas cuantas hojas a la biblioteca, se había puesto a dibujar. Finalmente, a las cinco y media de la mañana encontró a Mario en el garaje y fue él quien le dio el plástico protector de suelo y la cinta.

-¿Listas para una sesión de meditación, chicas?

Lauren salió de sus pensamientos al escuchar eso y siguió a sus compañeras hasta quedar cerca de aquellos cojines y, por ende, de Demi.

-¿Meditación?-preguntó confusa Dinah.

-La meditación os va a ser muy útil para conectaros con vuestro don-sin poderlo evitar, Lauren parpadeó sin entender de que estaba hablando-. Pensadlo de esta manera, vuestro poder es como una pequeña persona que vive dentro de vosotras. Tenéis que tener una relación; una conexión con la habilidad para saber cómo es, cómo se encuentra...

Lleva demasiado tiempo con el incienso..., pensó Lauren inmediatamente, o a lo mejor es que se puede fumar.

Ninguna de las chicas dijo nada, pero ante la cara de dudas que tenían sus compañeras, la motorista comprendió que no era la única que tenía serias dudas sobre la sobriedad de Demi. Sin embargo, la tutora les indicó que se sentaran sobre los cojines mientras ella conectaba unos altavoces encima del escritorio. Un segundo más tarde una música relajante, solo piano, inundó el aula:

-Quiero que cerréis los ojos...-empezó a decir y la joven con guantes dudó en hacerlo, pero al final hizo lo que se le pedía-. Primero quiero que os relajéis. Respirad profundamente.

Lauren intentó aplicar esas palabras a sí misma. Intentó relajarse lo máximo posible mientras hacía profundas y lentas respiraciones, pero pasados más de cinco minutos lo único que podía pensar era: ¿vamos a estar así mucho rato?

-Ahora que estáis todas relajadas quiero que os imaginéis en vuestra cabeza como sería vuestro poder-indicó en un susurro-. Averiguad qué forma y tamaño tiene, cuál es su color... Descubrid esos pequeños detalles, que no sabéis, sobre vuestra habilidad.

Lauren al instante, mientras fruncía el ceño, abrió los ojos encontrándose con aquel ambiente tenue que daban las velas al aula. La motorista en esos momentos giró su cabeza hacia la izquierda, y como se encontraba en la punta, pudo ver perfectamente a sus cuatro compañeras. Todas tenían los ojos cerrados y parecían muy concentradas en sus propios pensamientos:

-Jauregui-escuchó el susurro de la tutora-, inténtalo por favor...

La chica de guantes después de mirar a Demi durante unos segundos, volvió a cerrarlos. Y entonces su mente se volvió a quedar en negro. ¿Cómo me voy a imaginar tal cosa? No tenía ni idea de cómo hacer algo así. Su habilidad no tenía ninguna forma o tamaño, o eso creía Lauren, pero para no meterse en problemas, se quedó con los ojos cerrados durante todo el tiempo en el que sus compañeras estuvieron meditando.

-Está bien, chicas-la motorista al instante abrió los ojos y vio como la joven tutora apaga la música-. Eso es todo por hoy.

Sus compañeras empezaron a estirarse y lentamente se fueron levantando de sus asientos. Y para no llamar la atención, Lauren decidió hacer lo mismo. Primero estiró sus brazos, que a decir verdad si estaban entumecidos por haber estado más de treinta minutos en la misma posición de reposo, y después poco a poco se fue levantando hasta quedar de pie:

-Lauren, espera un segundo...-sus compañeras se fueron yendo del aula, pero ella tan solo se giró para encarar a Demi a mitad de camino hacia la puerta-. ¿Cómo es tu don?

-¿Qué?

En esos momentos ya estaban las dos solas en al aula:

-En tu cabeza-volvió a decir concretando-. ¿Cómo te has imaginado a tu don?

La motorista dudó durante unos instantes porque no se había imaginado nada; en esos minutos que había estado con los ojos cerrados había estado detallando el mural en su cabeza, aquello que iba a hacer primero y como continuaría después. Más tarde se concentró en pequeños detalles de su nueva rutina y también se mentalizó de que aquella noche tendría que llamar a Keana. En definitiva, no había hecho nada de lo que le había pedido Demi, pero no por vaguería sino porque ella no pensaba su don con una forma en su interior; ella no había podido hacer aquel ejercicio porque no sabía cómo.

Lauren no tenía otra opción, ella tenía que improvisar y rápido:

-Un rayo.

-Un rayo...-repitió Demi mientras asentía levemente con su cabeza-¿Color?

-Verde-informó rápidamente-. Bueno un verde azulado.

-Así que un rayo verde-la tutora en esos momentos parecía entre compresiva y algo decepcionada. Sin alguna duda, Lauren sabía que no le había creído ni una sola palabra de lo que había dicho-. Practica la meditación en tu tiempo libre, Lauren.



Feel Again I: X Factor (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora