Mansión

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Capítulo 2: Parte I

Lauren, 1 de mayo; Los Ángeles

Hacía un día soleado en Los Ángeles.

Hacía un día estupendo en la ciudad de las estrellas, incluso algo caluroso para esas fechas de principios de mayo.

Cualquier persona que estuviera por allí en esos momentos podría disfrutar de las fabulosas playas de Malibú o de Long Beach, pasear por sus grandes avenidas o por sus centros comerciales, e incluso también podría adentrarse en el mundo del séptimo arte en aquella comunidad: el famoso Hollywood. En definitiva, cualquier persona que estuviese en Los Ángeles podría deleitar esos placeres turísticos, pero eso no significaba que todos pudieran hacerlo; no todos tenían esa oportunidad de disfrutar de la ciudad de las estrellas.

Lauren Jauregui era una de esas personas.

La morena se había quedado dormida poco después de despegar de la ciudad de Nueva York y, por suerte como la noche anterior, había podido dormir del tirón a pesar de haber tenido su buena dosis de pesadillas. Lauren se había despertado solo por culpa de la insistencia Big Rob y de su grave voz. Eso sucedió cuando estaban casi llegando a la ciudad de las estrellas, pero en ese momento Lauren no conocía esa información. La joven no supo donde se encontraba hasta que no se bajó del avión.

El aterrizaje había ocurrido hacía algo más de una hora, pero a diferencia de los vuelos turísticos, nada más bajar del jet privado, un Jeep Grand Cherokee negro y un hombre vestido de traje les habían estado esperando en la pista de aterrizaje. Big Rob no le soltó el brazo en ningún momento durante el trayecto desde el jet hasta aquel gran todoterreno, evitando así que Lauren se pudiese escapar. Su agarre fue firme y fuerte, pero no llegó hacerle daño a la joven, al igual que la noche anterior cuando la atrapó en el callejón de atrás del Marie.

Nada más pisar la pista, Lauren levantó la vista, y aunque sin dejar de caminar, leyó un gran cartel donde ponía "LAX". Al instante, supo que estaba en Los Ángeles.

La motorista no había estado antes en esa localidad, sin embargo, jamás se habría imaginado que la visitaría de esa manera: esposada y obligada.

Sus viajes en moto siempre habían sido en el lado este del país; la detenida nunca había ido más allá de Atlanta ni tampoco había vuelto a su ciudad natal, Miami. Lauren prefería regresar a las ciudades en las que ya tenía algún que otro conocido, en definitiva, donde sabía que iba a encontrar trabajos seguros de un par de horas: Washington, Boston, Philadelphia, Columbia y, por supuesto, Nueva York. La chica de ojos verdes nunca se había propuesto viajar al lado oeste de los Estados Unidos, era demasiado tiempo desperdiciado recorriendo una zona desconocida, pero en esos momentos mirando por la ventanilla de aquel 4x4, no tenía otra opción:

-En cinco minutos llegaremos.

Lauren supo, al segundo de escuchar su voz, que Chelsea le estaba hablando a ella, pero ni siquiera se inmutó; la morena se quedó mirando por la ventanilla del automóvil deseando que un milagro ocurriese para poder escapar de allí.

Aquel había sido otro de intento de la rubia por entablar conversación con ella; estaban justo al lado de la otra, en los asientos de atrás de aquel todoterreno, pero eso no impedía que Lauren la ignorase deliberadamente. La detenida no le había vuelto a hablar desde la conversación que tuvieron antes de despegar en Nueva York; no había abierto la boca desde entonces. Ella estaba demasiado concentrada en sus pensamientos para poder hablar, aunque a decir verdad, tampoco quería hacerlo con aquellas personas.

No podía dejar de pensar en lo que le iba a ocurrir, en lo que le iba a suceder... No podía dejar de sentirse aterrada y frágil, y a Lauren no le gustaba sentirse de aquella forma porque desde el accidente no lo había vuelto a sentir tan a flor de piel.

Feel Again I: X Factor (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora