Puntería

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Capítulo 11: Parte II

Lauren, 10 de mayo; Los Ángeles

Después de que la hora del desayuno terminase, todas bajaron en el mismo ascensor hacia el sótano. Dado que Sean el día anterior ya les había avisado, el equipo H sabía perfectamente la tutoría que le tocaría hacer aquella mañana. Así que no fue una sorpresa para ninguna de ellas encontrarse, nada más adentrarse en la zona de entrenamiento, a Chelsea Briggs con una sonrisa radiante en sus labios.

Lauren, al instante de verla, reprimió cualquier mal gesto que pudiera tener contra ella, o mejor dicho, contra su recuerdo del callejón en Nueva York y se concentró en lo que les iba a explicar:

-Buenos días a todas-y cuando todas contestaron a aquel saludo, la agente les indicó:-Seguidme por aquí.

Todas obedecieron segundos más tarde y se dejaron llevar a una zona de la parte derecha del sótano. Allí había como una pequeña sala, sin puerta, apartada de la zona de entrenamiento habitual. La motorista no recordaba haberse fijado antes en aquella zona, pero cuando finalmente entró no pudo evitar que un escalofrío le recorriese por todo el cuerpo.

Era una sala de tiro.

La motorista nunca había estado en una, pero la televisión podía servir como experiencia en aquellos momentos y no había ninguna diferencia con las que recordaba haber visto en las películas y en las series:

En la parte frontal había cinco apartados, divididos por finas paredes, y al final de todo, a unos diez metros, había unas dianas. Mentalmente, Lauren agradeció aquello; no quería ver figuras de personas y tener que disparar. Por otro lado, en la parte trasera había varios armarios con paneles electrónicos y varias mesas, bastante más altas de lo habitual.

-Quiero que mentalicéis esta tutoría como una clase de defensa personal-empezó a hablar la agente mientras se dirigía a aquellos armarios-. Como las que hacéis con Sean. En todas las misiones llevaréis armas, pero nunca deben ser vuestra primera alternativa. Las pistolas solo las utilizaréis en última elección; en una desesperada última opción-Chelsea cuando finalmente, tras poner un código, abrió los armarios se giró para mirar al equipo. Ella estaba seria en esos momentos-. ¿Ha quedado claro?

Todas asintieron, incluida Lauren, quien en esos instantes se sentía evidentemente incomoda.

-Primero, os enseñaré como cargar, limpiar y coger apropiadamente una pistola-les volvió a hablar cuando se giró con cinco pistolas, todas del mismo modelo. Sin embargo, en esos momentos lo hacía con otra de sus sonrisas-. Os acostumbraréis a ellas.

Y eso hicieron la primera hora y media en aquella especie de sala apartada del resto del sótano. Las cinco chicas se habían acercado a aquellas altas mesas para seguir las instrucciones y pasos de Chelsea. Y por lo que pudo ver Lauren, no era la única incomoda con aquel tema de las armas:

-Bueno, estos ejercicios los practicaremos siempre la primera hora en nuestras tutorías-les comunicó acercándose a las secciones-. Ahora os daré pistolas láseres para practicar vuestra puntería con estas dianas.

Decir que a Lauren no le gustó aquello, era un eufemismo. Le había desagradado tanto el contacto de aquella pistola que había jurado en su mente que jamás iba a disparar una, sino era cuestión de vida o muerte.

El momento en el que cogió aquella pistola láser, no notó ninguna diferencia con la anterior, pero con el primer disparo, que tardó más de cinco minutos en efectuar porque una voz en su mente le ordenaba que no lo hiciese, Lauren se dio cuenta de que efectivamente era un láser lo que salía de ella; un disparo blanco.

Feel Again I: X Factor (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora