Pequeños triunfos

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Capítulo 11: Parte V

Camila, 10 de mayo; Los Ángeles

Nada más ver como Lauren negaba en su dirección, Camila supo que no iba a poder detenerla. Y aunque una parte de ella quería que se quedase para que le explicase qué había ocurrido, quería conocer mejor a la mujer de ojos verdes, supo que no iba a ser posible en eso momentos.

Fue por eso que no se movió viendo cómo se iba con aquella moto.

Finalmente, tras pasar un minuto allí de pie, la cubana reculó sobre sus pasos y se dirigió hacia la cocina. En esos momentos se estaba guiando por el sonido de las voces de sus compañeras, pero ellas no estaban solas allí.

Estaban sus tres compañeras más Simon, Demi y Chelsea:

-¿Y la Srta. Jauregui?-le preguntó el británico nada más verla-. ¿Sabe dónde está?

-Se ha ido con una moto...

Y hasta en esos momentos no se había dado cuenta de aquel pequeño detalle:

¿Sabía conducir?... Evidentemente que sabe conducir, Camila. La acabas de ver hacerlo... Pero, ¿es suya?

Sin embargo, cuando volvió a focalizarse en sus superiores, ellos estaban asintiendo bastante comprensivos con la situación.

-Entiendo-le contestó segundos más tarde su jefe-. Habrá que esperar a que vuelva para que le vea la herida.

-Ya te dije, Simon-intervino la agente rápidamente-. Solo era una herida muy superficial.

-Fue culpa mía. No debí insistir en que hiciera ese ejercicio.

El británico en ese momento miró a la joven tutora; Camila pudo ver como esta se veía preocupada y ligeramente decepcionada. Poco después observó cómo Simon se inclinaba para susurrarle algo, la cubana no pudo escucharlo, sin embargo pudo notar como aquello relajaba un poco a Demi.

-Señoritas, no se preocupen. Jauregui volverá cuando lo crea conveniente-volvió a hablar el británico, pero aquella vez fue hacia el equipo H-. Solo necesita un tiempo a solas.

Todas asintieron, como habían hecho las veces anteriores, ya estaban acostumbradas a esas huidas de Lauren, después de todo. Fue por eso que Camila tampoco hizo nada más en el garaje para retenerla, había pasado el tiempo suficiente con ella para entender que era parte de su naturaleza que huyese.

Segundos más tarde, se quedaron las cuatro compañeras en la cocina.

-¿Alguna de vosotras sabía que Lauren supiera conducir una moto?-preguntó Normani segundos más tarde mientras abría la nevera y sacaba una botella de agua.

-Yo me he enterado ahora.

-El otro día, cuando íbamos a ver una película de miedo y fui a buscarla, la vi con ella y me dijo que era suya-explicó la polinesia-. Es una preciosidad de moto: toda negra, parecía completamente nueva...

Así que es suya.

Camila en esos momentos se removió inquieta sobre sus pies mientras se mordía el labio inferior; le gustaría saber todas aquellas cosas sobre Lauren porque ella se lo contase, no porque alguien la viera.

-Yo simplemente lo sabía.    

Todas miraron a Ally al instante.

-¿Y por qué no lo dijiste?

-Por lo mismo que no digo que tú una vez te measte en clase, Dinah-le reprochó la vidente-. Por eso mismo.

-¡Serás...!

Un segundo más tarde, Dinah salió corriendo tras Ally quien intentaba evitar que su compañera la atrapase. Por otro lado, Normani y Camila se quedaron allí sin prestarles mucha atención:

-¿Estás bien, Mila?

La cubana miró a la especialista en artes buscando una respuesta en su mente, pero finalmente le dijo:

-Sí, solo algo pensativa.

-No te preocupes por Lauren-le recomendó-. Ya has oído al Sr. Cowell, volverá.

La castaña asintió con la cabeza sabiendo perfectamente que Normani y Simon no se iban a equivocar en eso, pero ¿cuándo volvería? Esa pregunta nadie la podría responder, tan solo tendrían que esperar.

Camila, horas más tarde, cerca de las ocho de la noche, se encontraba en la biblioteca de la mansión buscando algo que la entretuviese a esas horas. Buscaba un libro que releer aquella noche, pero nada de lo que veía la convencía del todo. Quizás era porque no tenía la cabeza para leer...

Sin embargo unos pasos que se escucharon detrás de ella la hicieron dejar de mirar la estantería para girarse y ver quien era:

-Lauren...

La mujer que tenía delante tan solo hizo una mueca nerviosa con su rostro mientras jugueteaba con sus manos enguantadas:

-Hey, Camz.

Fue entonces cuando la cubana sonrió sin poderlo evitar.

-¿Cómo está tu mano?

-Ah-contestó simplemente mientras bajaba su mirada a su extremidad derecha-. Bien, no me duele.

Camila, lentamente, asintió con la cabeza. No sabía que más decir; sentía como había algo incómodo en el ambiente, así que simplemente se volvió a girar hacia la estantería y siguió buscando algún libro:

-Bueno, yo hace unos minutos he estado hablando con las chicas...-empezó a decir la mujer de ojos claros, sin embargo Camila se quedó parada en su sitio, aun con la mano alzada para coger el libro que le había llamado la atención en esos momentos: Harry Potter. Nunca era tarde para volver a leer aquella saga-. Hemos quedado para empezar con tus clases particulares, ya sabes, para ayudarte con la coordinación y la defensa personal.

Fue entonces cuando se giró con aquel libro ahora en sus manos:

-¿En serio?-exclamó más entusiasmada de lo que quería mostrar.

-Claro-le aseguró con una pequeña sonrisa en sus labios; Camila sabía que Lauren no tenía tendencia a sonreír habitualmente. Así que esa pequeña sonrisa era un triunfo para ella:- Empezarás esta noche conmigo, Camz.


Feel Again I: X Factor (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora