Contrato

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Capítulo 2: Parte IV

Lauren, 1 de mayo; Los Ángeles.

-¿X Factor?-cuestionó en voz alta mientras fruncía el ceño confusa por la situación. Lauren ya estaba harta de tener preguntas sin respuesta rondando por su mente; no se iba a callar en esos momentos-. Nunca había oído hablar de ello, ¿qué tipo de programa es?-demandó de forma cortante.

Simon sonrió medio de lado como si no estuviese sorprendido de escuchar aquella pregunta, ni siquiera del tono que utilizaba; no parecía en absoluto sorprendido de esas dudas de la joven:

-Buscamos a personas especiales-informó a la vez que uno de sus dedos señalaba los documentos que anteriormente había leído Lauren-. Buscamos a gente que tenga un don. Y esas personas trabajan en este programa para conseguir el bienestar de todos; ellos se aseguran de que el mundo no se vuelva un caos... O quizás de que no se vuelva más caos de lo que ya es...-rectificó al final agachando un poco la cabeza.

Otra vez la palabra don...

Durante unos segundos Lauren estuvo en silencio asimilando la respuesta de aquel hombre, pero no dejaba de tener dudas:

-Es decir, trabajan para un gobierno.

-Si trabajáramos para solo un gobierno, no nos encargaríamos del bienestar de todos, ¿no cree?- la morena frunció las cejas igual de confundida que antes, pero el hombre siguió hablando:- No puedo hablarle de quien es mi superior, el que creó este programa, pero sí puedo decirle que este es el mejor programa que...

-No me interesa, Sr. Cowell-interrumpió mientras se levantaba de la silla dispuesta a finalizar con esa charla en ese mismo instante-¿Ya me puedo ir?

-No es tan fácil, Srta. Jauregui-aseguró de forma contundente-. Por favor, vuelva a tomar asiento.

-Ugh...

El cuerpo de Lauren cayó con fuerza, y con rabia, sobre aquella silla. Un segundo más tarde sus uñas se clavaron con fuerza sobre la piel de sus palmas esperando impotentemente a que Simon volviese a hablar:

-Tiene dos opciones, Srta. Jauregui-enfatizó el hombre levantando dos de sus dedos; el índice y el corazón-. Una es irse de aquí no aceptando entrar en este programa, pero debo decirle que en la entrada de esta mansión le espera un coche de policía dispuesto a llevarle inmediatamente ante un juez. Le recuerdo que su expediente no está limpio y le caerían de entre 5 a 10 años de cárcel por todos los robos que se le imputan. Sin contar el extraño caso de Ohio del cual no hay muchas pruebas contra usted.

Lauren se había tensado de inmediato al escuchar la palabra cárcel, su cuerpo había dejado de responderle; todos sus músculos se habían paralizado. Pero lo peor vino después, cuando escuchó a Simon decir que sabían sobre el caso de Ohio, en ese momento Lauren no sintió miedo, sintió pánico... Algo en su interior le decía que esa vez no podría evitar una vez más a la justicia, aquellas esposas se lo ponían muy difícil.

-La otra opción, mucho más favorable para usted, es unirse al equipo que se acaba de formar, el equipo H-siguió hablando exponiendo la segunda opción que tenía la detenida mientras le mostraba esa carpeta marrón con la letra H en medio-. Tendrán unas semanas de entrenamiento en la que cualquier miembro del equipo deberá vivir aquí para estar presente en todas las tutorías y prácticas.

Lauren, en ese momento, giró la cabeza soltando un suspiro para mirar hacía otro lado:

¿Qué voy a hacer?...

Ya no podía esperar a que esa pregunta sin respuesta se la contestase alguien; era ella misma la que la debía responder.

-Este sería el contrato que debería firmar si está de acuerdo en entrar en el programa X Factor. Aquí está todo está estipulado: en el momento en el que firme, se le borrarán todos los crímenes de su expediente de manera inmediata-presionó Simon para conseguir lo que quería, que Lauren firmase, pero esta ni siquiera le miró-. Srta. Jauregui, debo informarle que, si firma también se olvidarán todas las deudas económicas de su familia por las facturas médicas de hace más de dos años.

Los ojos de Lauren se abrieron de golpe y giró su rostro para mirar al británico, instintivamente varias lágrimas se derramaron por su rostro sin que ella pudiera evitarlo.

Un segundo después, la morena se intentó llevar una de sus manos a su nuca, pero las esposas se lo impidieron al instante haciendo ese particular sonido metálico. Con ese ruido, Lauren reaccionó dándose cuenta de que había intentado tocarse su tatuaje y más lágrimas saltaron de sus ojos verdes.

-Le dije que teníamos nuestra forma de obtener información-susurró Simon con voz tranquila, esta vez sin presionarla de forma tan fuerte-. Dentro de este programa solo yo sé lo que pasó hace dos años Srta. Jauregui y, le prometo que, nada va a hacer que hable de ello sin su consentimiento. Pero este contrato le quitaría un gran peso de encima a su familia. Sabrían que usted está en buenas manos, que está bien...

Era evidente que Simon con esas palabras quería decir con vida.

Sabrían de ella de forma indirecta.

La morena agachó la cabeza con más lágrimas en sus ojos; la culpa seguía estando ahí. Seguía doliendo como el primer día: haber tenido que huir de su familia sin dejar rastro había sido la peor decisión que había tomado en su vida: no los había vuelto a ver, ni siquiera a llamar..., pero la joven quería creer que había hecho lo mejor para su familia. Lauren sabía que los habría acabado hiriendo con su castigo, o como le decían ahí, con su don...

-Este sería su sueldo-le indicó, pero Lauren seguía sin levantar la cabeza así que no pudo verlo; estaba demasiado concentrada en sus pensamientos-. Si consiguen, como equipo, tener el aprobado de todos los que estamos al mando, este contrato será indefinido, con solo una obligación de cumplir 3 años de servicio.

Solo cuando el silencio volvió a inundar la habitación fue cuando Lauren levantó su vista, empañada en lágrimas, para volver a mirar a aquel hombre. Simon cogió el contrato de la mesa y se lo tendió para que lo leyese al menos. La morena al instante asintió y lo cogió entre sus manos esposadas.

Fueron cinco minutos los que tardó en leerlo atentamente; todo parecía muy justo y como había dicho Simon se olvidarían de su expediente y de las deudas médicas de su familia. Por no hablar de la gran cifra de dinero que recibiría al mes en una cuenta bancaria particular si firmaba aquel contrato... pero a Lauren no le importaba todo aquel dinero:

Mi familia...

-¿Necesita un tiempo a solas para pensar, Srta. Jauregui?

-No-masculló Lauren con la voz rota mientras negaba ligeramente con la cabeza. La decisión ya estaba tomada. Al instante, se acercó con su cuerpo a la mesa y dejó el contrato encima de esa superficie de madera-, ¿tiene un bolígrafo, Sr. Cowell?


Feel Again I: X Factor (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora