-Agentes...-habló O'Leary haciendo que la mujer de ojos verdes lo mirase nuevamente-. ¿Y usted es?

Era evidente a quien se estaba dirigiendo:

-Soy Chelsea Briggs. Estoy a cargo de las agentes en esta misión.

-Cierto, cierto... Simon me habló de usted-murmuró para sí mismo para después centrarse en lo importante:-. Hace cosa de una hora, cuatro mujeres de entre 20 y 25 años entraron en el aula 1.13 para cometer este atentado. Mataron a 43 alumnos más el profesor que estaba impartiendo la clase, Literatura Clásica.

-¿Cómo lo hicieron?

-Para mí es... desconocido como lo hicieron-contestó tensando la mandíbula-. Por eso creo que deberían entrar para verlo.

-Yo entraré-se adelantó Chelsea dando un paso al frente-. Sola.

-¡Chelsea!-exclamaron todas muy indignadas.

-No-el gesto que hizo con la mano fue suficiente para cortar cualquier objeción, aunque también el rostro serio de la agente ayudaba a ello-. Y esa es mi última palabra; no voy a dejar que veías tantas muertes en vuestra primera misión.

¿Y se iban a quedar con los brazos cruzados? Lauren durante unos segundos se replanteó muchas ideas para salirse con la suya, pero había algo que la frenaba.

-Comisario O'Leary, ¿puede indicarme dónde es?

-Por supuesto.

Incluso el hombre con aspecto militar y de ojos azules no se interpuso, parecía incluso aliviado de que ellas no entrasen allí dentro, pero, después de todo, Lauren sabía que aquel era su trabajo. Aunque a decir verdad, ella no había estado entusiasmada cuando lo escuchó. Ver tantas muertes no estaba dentro de sus planes en aquel viaje a Londres.

-Es lo mejor...-susurró Ally cuando se volvieron a quedar a solas.

Y Lauren la creyó.

Cinco minutos después, la agente regresó hasta ellas con un tono más pálido de la habitual en su piel, incluso su mirada parecía perdida. Sin hablar, la agente les entregó varios documentos. Cuando a Lauren le llegó una de las hojas pudo observar que era un documento parecido a las fichas de identificación que había leído en la carpeta H, pero aquella vez contenía la información de cuatro chicas que no conocía para nada:

Perrie Edwards, Jesy Nelson, Leigh-Anne Pinnock, y Jade Thirlwall

Cuatro jóvenes veinteañeras que según aquellas fichas estudiaban en aquella misma universidad, concretamente, filología clásica. Es decir, ellas eran alumnas de aquella clase que habían masacrado, pero ¿cómo?

-¿Cómo lo hicieron?

-Nada más entrar...-carraspeó la agente para recomponerse de la situación-. Se nota la magia, es muy densa y se percibe maldad. Yo no soy especialista en eso, pero he aprendido a notar esos pequeños detalles con el tiempo. Además, los cuerpos fueron...-Chelsea negó con la cabeza-. No fueron muertes limpias e indoloras... Había sangre, mucha sangre.

Lauren al instante notó un escalofrío que le recorrió por la columna.

-Así que hay relación.

-Sin duda alguna, fueron las que robaron Black Magic. En ese informe tenéis en que campus estaban viviendo...

-No están allí-aseguró la vidente un segundo más tarde-. Son dueñas de una tienda llamada Little Mix, como el apodo que utilizaron para dejar las quejas. Allí están ahora mismo.

-¿Necesitáis ayuda?

-No-dijeron todas a la vez.

Chelsea dijo algo por lo bajo que Lauren no pudo llegar a escuchar, pero ella estaba convencida de que podrían ellas solas. ¿Cómo? Aquello aún no lo sabía. Sin embargo, confiaba en su equipo.

Feel Again I: X Factor (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora