Lauren había estado tan concentrada en aguantar, en resistir un poco más en aquella marcha, que no se había dado cuenta de que aquel hombre había dejado la cabecera del grupo para estar a su lado.

Él, a pesar de haber hecho exactamente los mismos ejercicios que todas ellas, no tenía ni una sola gota de sudor en su piel, ni siquiera su rostro se veía cansado. Y aquello le molestó mucho a Lauren, a decir verdad, a ella solo le había caído bien aquel hombre en el momento en el que se había presentado a sí mismo:

-Hola, chicas-les había dicho el hombre de color nada más entrar en la sala de estar de la primera planta; todas ya habían acabado de desayunar-. Me llamo Sean Bankhead y seré vuestro entrenador personal. Eso quiere decir que, os prepararé tanto físicamente, vuestra resistencia y vuestra fuerza, como vuestras habilidades de lucha en el cuerpo a cuerpo.

Después de aquel minuto de simpatía, y cuando empezaron a hacer ejercicios, a Lauren no le gustó ni un pelo.

Y todo había ido empeorando con el paso de los minutos:

Con su gran sonrisa, el entrenador les había pedido que salieran al exterior de la mansión para empezar con unos ejercicios sencillos de calentamiento.

En unos primeros treinta minutos, Lauren había sentido como todos sus músculos, totalmente adormecidos, habían empezado a despertar y a estirarse lentamente. Pero, a medida que había pasado el tiempo, la intensidad había ido subiendo y cada vez le había sido más difícil a la joven de ojos verdes hacer lo que le pedían.

Durante más de dos horas estuvieron haciendo diversos ejercicios de todo el cuerpo, como ejercicios de brazos y piernas, abdominales, flexiones, sentadillas...

Pero, Lauren no supo que aún no había pasado lo duro hasta que Sean les habló del último ejercicio que debían hacer: correr. La chica de guantes negros no había cambiado el gesto de su rostro al oír esa palabra, pero por dentro se había estado quejando al igual que lo hicieron Camila y Dinah en voz alta durante más de cinco minutos.

Las cinco chicas, más el entrenador, habían empezado a correr por el gran terreno que rodeaba la mansión, pero después, Sean empezó a llevarlas a través del bosque que había algo más allá del jardín, concretamente, por un sendero que había de tierra.

-¿Importa que fume?-le devolvió Lauren la pregunta en el mismo momento en el que su rostro se volvió a centrar en el camino de tierra. No era algo que hiciese muy seguido, a decir verdad hacía meses que no se ponía un cigarro entre sus labios, pero de vez en cuando se compraba un paquete para calmar su ansía.

La chica de cabello oscuro en esos momentos, siendo consciente de que tenía al lado a su entrenador personal, intentó regularizar su respiración para demostrar que no estaba tan cansada. Aunque por lo menos no estaba arrastrando los pies como Dinah o Camila. Las dos chicas que tenía detrás no habían aguantado ni 5 minutos de carrera antes de empezar a quejarse, otra vez, o caminar boqueando por aire.

-Ahora sí importa...-le replicó al instante Sean-. Ahora importa porque yo soy tu entrenador.

Pero antes de que la chica de guantes negros pudiese decir algo, el entrenador dio varias grandes zancadas dejándola atrás en menos de dos segundo. Casi sin esfuerzo, Lauren vio cómo Sean alcanzó a Normani, quien iba primera.

Para no sentirse peor de lo que ya se sentía, la motorista se volvió a concentrar en sus pensamientos de resistencia mientras miraba todo lo que le rodeaba:

No se encontraban en un bosque frondoso, ni mucho menos, pero había suficientes árboles para que la luz solar, en la mayor parte del sendero, no llegase a ellas. Y Lauren también pudo notar que, en esos minutos que llevaban corriendo en ese camino, no había encontrado ningún obstáculo: ninguna gran piedra o rama mal puesta se le interpuso en su carrera.

Feel Again I: X Factor (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora