Prólogo

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29 de abril; Los Ángeles.

El silencio en aquella sala era bastante intenso.

Tres de las cuatro personas que estaban allí presentes tenían sus miradas fijas en la carpeta que tenían en sus manos. La cuarta persona esperaba con paciencia a que acabaran de leer; él ya había tomado su decisión. Él lo había hecho en el momento en el que conoció la existencia de aquella chica, hacía tan solo unos días:

-No me parece una buena opción-habló, finalmente, el hombre afroamericano cerrando de un golpe la carpeta al acabar de leer el informe.

Llevaban encerrados en aquella sala de reuniones más de cuatro horas buscando formar otro equipo perfecto, y aquello, ya empezaba a ser agotador para todos:

-Esta chica tiene mucho potencial.

-Yo solo veo una delincuente, Simon-le contestó al británico-. Eso sí, con mucho potencial-argumentó enfatizando con sus manos para después, con su dedo índice, subirse las gafas por el puente de la nariz.

El británico negó con la cabeza mientras que las otras dos mujeres, aun sin decir palabra, se planteaban seriamente si aquella chica tenía el potencial suficiente para estar dentro de su programa.

La sala volvió a quedar en silencio, pero esta vez, era un silencio incómodo.

Era un silencio que esperaba ser roto en cualquier momento.

A Simon no le quedó otra opción que levantarse de su asiento en aquella mesa ovalada para alcanzar el mando a distancia de la televisión, pantalla que estaba colgada en la pared justo detrás de él. Así que después de adueñarse del comando, y encender la televisión, se quedó detrás de sus compañeros. Iba a mostrarles aquello que le había impresionado hacía unos días:

-Quiero que veáis algo.

En la pantalla aparecieron cuatro imágenes divididas; todas ellas del interior de una joyería, claramente se podía observar como aquellas secuencias eran de las cámaras de seguridad que había en el interior de ese establecimiento, incluso aparecía la fecha y la hora, hacía exactamente 3 días:

26 de abril; 10:04 AM.

Segundos más tarde una chica, de unos veinte años, apareció en la imagen al entrar por la puerta. La imagen no tenía la suficiente calidad para poder apreciar su rostro, pero si se podía ver el color de su cabello y que llevaba una chaqueta de cuero, unos tejanos y un casco de moto en el brazo. Pero, lo más sorprendente de la veinteañera es que llevaba enfundados unos guantes de color negro cuando la fecha de las imágenes eran de hacía unos días. Estaban a finales de abril, no eran, precisamente, necesarios los guantes en aquella época del año.

Al principio, la chica de cabellos oscuros parecía interesada en las vitrinas, observaba cada joya con detenimiento e interés, pero cuando se le acercó una de las dependientas para preguntarle si necesitaba ayuda, ella rápidamente la desechó con un movimiento desinteresado con la mano, casi sin mirarla.

Exactamente cinco minutos después de su entrada, ella entró a la acción; la chica se sacó los guantes con cuidado y, después de dejar su casco en el suelo, se acercó a la pared más cercana, que era la que le quedaba a su derecha.

En el mismo instante en la que una de sus manos desnudas tocó la pared las cámaras se apagaron...

La televisión quedó completamente en negro.

Feel Again I: X Factor (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora